La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Puerto | Regata oceánica Mini Transat

La Mini Transat más alucinante

Violette Dorange y Pep Costa son dos de los regatistas más jóvenes en esta edición de la Mini Transat y durante la primera etapa ya se han enfrentado tanto a la aventura como al peligro

Violette Dorange, junto a su buque en el Muelle Deportivo. josé carlos guerra

Sus miradas aún contienen un poso de inocencia casi infantil, pero la vela ya ha curtido su carácter y en cada una de sus palabras transmiten madurez. La francesa Violette Dorange y el español Pep Costa son dos de los regatistas más jóvenes que participan este año en la regata Mini Transat y a sus 18 y 20 años ya han vivido muchas más aventuras que otras personas en toda su vida.

"Desde muy pequeño lo quería hacer", cuenta Pep, que ya de niño se empapaba con todas las regatas que descubría. Lo suyo era mirar vídeos o buscar información en internet, de tal modo que acabó surgiendo una pasión por el mar que desembocó de forma natural en la participación en la regata oceánica Mini Transat. "Me gusta ponerme a prueba, así que hacer esta regata era algo evidente, una oportunidad perfecta para crecer como persona y regatista oceánico", apunta.

Violette, sin embargo, no lo tenía tan claro al principio. Comenzó navegando con siete años en los pequeños botes de la clase Optimist animada por su familia, históricamente vinculada al mar, pero esto no parecía ser lo suyo. "Al principio no me gustaban ni la vela ni el Optimist, siempre estás pasando frío y te mojas", reconoce. Acercarse al mundo de las competiciones deportivas cambió su visión: "Descubrí las navegaciones largas en barcos pequeños y me encantó la libertad que se siente en la soledad y sin tierra alrededor", destaca.

La navegación en Optimist se prolongó durante ocho años para Violette. Al final, aquella niña que al principio no quería saber nada de navegar demostró la suficiente habilidad como para acabar presentándose al campeonato mundial de la modalidad que se celebró en Buenos Aires en 2014 -"Fue extraordinario", rememora- e incluso llegó a cruzar el canal de La Mancha y el estrecho de Gibraltar. En los dos casos, fue la primera mujer en lograr la hazaña y ya vislumbra por dónde continuarán sus pasos al terminar la Mini Transat. "Quiero hacer La Solitaire du Figaro [una regata en solitario con barcos de 10 metros de eslora] para prepararme para la serie olímpica", apunta.

Tanto para ella como para él, la Mini Transat 2019, que por segunda ocasión en su historia realiza una escala en Las Palmas de Gran Canaria, supone el comienzo de una carrera como regatistas que sueñan con alargar durante el resto de sus vidas. "Este es el primer paso importante para lograr mi objetivo, que es navegar y dar la vuelta al mundo", apunta Pep.

Su meta es la regata Vendée Globe, que lleva a sus participantes a circunnavegar el globo partiendo de Francia y cruzando sin escalas o asistencias externas: "Mi mentor es el segundo español que ha participado, Didac Costa, me transmite mucha pasión y me permite ver que no hay límites", continúa el joven barcelonés.

Durante la primera etapa, los dos vivieron situaciones duras que les pusieron al límite. Sobre todo a Violette, que tuvo problemas con la batería con la que puede alimentar la luz del barco y a punto estuvo de abandonar la regata. "Por las noches estaba completamente a oscuras". No fue una situación fácil: tenía tanta falta de sueño y se asustó tanto que acabó por tener alucinaciones.

Para Pep, la primera etapa también tuvo momentos complicados, sobre todo en la navegación entre el puerto de partida de La Rochelle y el cabo de Finisterre. "Hubo dos frentes que vinieron y fue mentalmente difícil". Sin embargo, las complicaciones solo hicieron que se enfrentara al mar con más ganas: "Las olas eran muy grandes, pero fui con cuidado y supe apretar cuando tenía que hacerlo y parar cuando tocaba!".

Ahora, ya en Las Palmas de Gran Canaria, ponen a punto sus buques y descansan todo lo que pueden -"Estoy durmiendo mucho", bromea Violette- de cara a la segunda etapa de la regata, que arranca el dos de noviembre. Una vez superada la primera parte, enfrentarse al Atlántico no les resulta tan temerario: "El océano asusta un poco, pero es normal, y a la vez sientes la adrenalina", comenta la francesa.

La Mini Transat es para ellos una forma de aprendizaje que aplican a otros campos. Pep, por ejemplo, estudia Ingeniería Física en Estados Unidos y asegura que las enseñanzas de este deporte náutico le sirven en su día a día. "Si puedes hacer algo así, puedes hacer muchísimas cosas", insiste.

De cara al día después de llegar a Martinica, este barcelonés sabe que todo volverá a la normalidad en su vida durante el tiempo necesario para acabar sus estudios universitarios. "Lo afrontaré con otra perspectiva, porque tengo ganas de acabar la carrera y meterme en otro proyecto", avanza. "Aprendes que las dificultades no son un problema tan grande, solo hace falta continuar hasta la meta", añade Violette a modo de conclusión.

Compartir el artículo

stats