Rayco Mederos Santana llevaba años dándole vueltas a lo de crear una marca de ropa que estuviese relacionada con el síndrome de Down y tal cual se lo contó a Dinia Tejera Acosta, quien también había pensado en varias ocasiones en hacer una línea propia de prendas. Apenas llevaban 15 minutos hablando cuando empezaron a perfilar lo que nacería poco tiempo después bajo el nombre de Trisomía 21. Un proyecto que, en solo unos meses, acuña casi tres mil seguidores en redes sociales y una legión de voluntarios que quieren formar parte la iniciativa que busca, ante todo, promover inclusión y diversión a partes iguales, más allá de los cromosomas.
La aventura arrancó a inicios de 2019 con mucha ilusión y un "¿por qué no?" rondando por sus cabezas. La idea era vender ropa para financiar diferentes actividades vinculadas al mar y dirigidas a personas con síndrome de Down. Esto último fruto de la relación tan estrecha que Rayco tiene con su primo Enrique Santana Espino, quien nació con trisomía del par 21 y, además, es "el número uno" de esta pequeña empresa donde tampoco duda en remangarse para trabajar.
De hecho, fue él quien se puso al frente del pequeño mostrador en el que despachaban sus primeras ventas en el espacio que les cedieron en Super Stoked. "Al principio hicimos camisetas para nuestros amigos, pero al final terminaron gustaron y empezamos a hacer los encargos que nos llegaban por las redes sociales, pero por falta de tiempo hacerlo así ahora es inviable ya que nosotros tenemos nuestros trabajos aparte, así que ahora solo vendemos en los eventos que organizamos cada poco tiempo", comenta Tejera Acosta.
Y es que poco a poco los chicos de Trisomía 21 han conseguido consolidar la firma a base de esfuerzo y muchas ganas por sacar adelante el proyecto que tiene como principales sedes un taller y Las Canteras. En el primero, se personalizan todo tipo de prendas que van desde camisetas y sudaderas a gorras, gorros, mochilas, bolsos y hasta gafas de sol. En la playa, sin embargo, han encontrado el lugar idóneo para realizar todo tipo de actividades relacionadas con el mar como bodyboard, snorkel, paddle surf o kayak; si bien la cosa no empieza y termina en el agua.
"Está todo muy organizado", cuenta Mederos. Él se encarga precisamente de cuidar al milímetro el contenido de cada jornada que siempre tiene como punto de partida el Auditorio Alfredo Kraus. "Después de soltar las mochilas y cambiarnos nos vamos para el agua. Luego recogemos las cosas, nos vamos a comer y pasamos un rato juntos hasta las tres o las cuatro de la tarde", explica. Esto es precisamente lo que da sentido a la iniciativa que ha llegado a congregar a más de una veintena de chicos con síndrome de Down. "La mayoría son amigos de Enrique de la murga Los Trapasones Star, así como del equipo en el que él jugaba", explica su primo.
No obstante, muchas otras personas se han sumado de forma espontánea a gracias a los diferentes eventos que han organizado con el fin de darse a conocer y lograr la financiación necesaria para poder desarrollar la parte lúdica deportiva de su empresa. Y es que los beneficios se destinan a esto en su mayor parte, a excepción de lo que se gasta en reponer las prendas que cada vez tienen más demanda. Tanto es así, que para sorpresa de Dinia Tejera y Rayco Mederos ya hay mucha gente que reconoce e identifica el logo, sobre todo, con lo que ellos impulsan.
Además, han conseguido cruzar las fronteras insulares, no solo a otras Islas del Archipiélago, también a la península y, aunque por los elevados gastos de envío no ha sido posible, también han llegado a recibir encargos de Londres, México o Suiza. "Nos gustaría vender online y tener una tienda física en la que sean los propios chicos con síndrome de Down los que trabajen allí", asegura Tejera. Aunque eso sería algo para un futuro, ninguno duda de que lo lograrán. Y es que como dice el lema de Trisomía 21: "cuando crees, creas".
