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El "infierno" de la calle Bandurria

Varios vecinos de San Roque llevan años reclamando una carretera para llegar a sus casas l El nuevo plan urbanístico contempla la obra

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Calle Bandurria y escaleras adyacentes en San Roque

"Cuando llueve, vivir aquí es un infierno, llevamos años luchando para que cambie esta situación", explica Marisol Rodríguez González, vecina de la calle Bandurria en el risco de San Roque. Quienes residen en este rincón de la capital grancanaria han escuchado durante décadas la misma promesa, la llegada de una carretera en condiciones hasta sus viviendas. La vía, realmente, es una vereda de tierra, a media ladera y con vistas al Guiniguada; las casi interminables y empinadísimas escaleras de Mandolina y Tanganillos son su único acceso y, al mismo tiempo, el motivo por el que varios de sus moradores viven aislados.

Desde el área de Urbanismo que dirige Javier Doreste señalan que urbanizar esta calle será una de las grandes urgencias una vez quede aprobado el nuevo P.E.R.I. de San Roque. Los 150 escalones de Mandolina que separan Caramillo de Malagueñas son una trampa para quienes viven en Bandurria. Vicente Gil Hernández reside en esta vía y va en silla de ruedas. Cada día su hijo, Vicente Gil Quintana, lo saca, "para que le de el aire", al pequeño descansillo adoquinado que tienen delante de casa. Son apenas poco más de 10 metros en llano, pero la realidad es que no pueden ir más allá. "No voy a tenerlo todo el día encerrado, ya quisiera uno llevarlo hasta el coche", apunta Vicente hijo.

Para un lado tienen la escalera de Tanganillo, que aunque el Ayuntamiento acondicionó hace un años, subir o bajar por ella es impensable; para el otro, les queda una vereda de tierra con un puñado de casas, donde apenas las farolas y las tapas de alcantarilla recuerdan que es una vía urbana y no un camino de cabras."Cuando viene la ambulancia tienen que bajarlo con una silla especial y al menos cuatro personas", explica Vicente hijo. Ambos esperan con ansias la llegada de la carretera, pues han visto cómo han urbanizado Caramillo y Malagueñas pero la suya ha quedado "olvidada".

Tercemundista

"Espero verlo antes de morir, esto es tercermundista, mis padres recogieron en su día firmas, pero nada", apunta Rodríguez resignada después de 50 años de vida en este rincón de San Roque. "Cuando llueve se entierran los zapatos en el barro y se forman grandes barranqueras", señala; no obstante, desde que ve llover un poco coloca plásticos en puertas y ventanas para evitar que el pasillo se le inunde, como le ha pasado en otras ocasiones.

Muy cerca de allí, personas incívicas tratan la ladera como si fuera un vertedero. "Las cloacas las pusieron hace menos de 30 años", apunta Juan Jiménez Arocha. "La calle Malagueñas es lo que es hoy porque nos movimos en los 80 en el programa de Mara González, pero de aquí se olvidaron", concluye.

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