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La piratería aumenta en el golfo de Guinea con secuestros de tripulantes

El comandante del 'Atalaya' de la Armada ofrece una conferencia en Casa África tras completar su misión en al sur de Canarias

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Conferencia sobre la misión de la 'corbeta' Atalaya en el Golfo de Guinea

El golfo de Guinea continúa siendo el 'punto caliente' de la piratería marítima en el mundo y sus técnicas se expanden. A las técnicas tradicionales, como los abordajes a cargo de personas armadas, se les están sumando ahora nuevos métodos, como el secuestro de tripulantes. Una vez desembarcados de los buques en los que navegaban, pueden ser llevados hasta algún país ribereño -Nigeria, fundamentalmente- a la espera de un rescate. Esta es una de las múltiples fórmulas para las que está entrenada la tripulación del patrullero español Atalaya, recién llegado a Las Palmas de Gran Canaria tras pasar los últimos meses navegando por esas aguas para cumplir misiones de cooperación. Su comandante, Valentín Calvar Cerecedo, ofreció anoche una conferencia en Casa África en la que desgranó las características de la misión y su día a día desde que zarparon de Ferrol a comienzos de agosto.

Estas aguas han sustituido como foco de la piratería a las del golfo de Adén y en el proceso ha mutado incluso el tipo de delincuencia. A diferencia de lo que ocurría en Somalia, donde los piratas solían poner su vista en grandes buques mercantes, en la costa occidental africana hay una amplia variedad de actividades ilícitas. Entre ellas, el comandante Calvar menciona la delincuencia marítima en la que no hay violencia -un fondeadero o un puerto en el que alguien es sorprendido robando y huye, por ejemplo- hasta abordajes a cargo de personas armadas. Cualquiera de estas operaciones puede acabar "como un simple robo de parte de la carga, del combustible o de todos los bienes que tiene la tripulación", detalla el oficial.

El fenómeno en el golfo de Guinea es incluso "un poco más complejo que en la zona de Somalia", en palabras del comandante del Atalaya. Se refiere, entre otros aspectos, a la ausencia de una misión permanente en la zona que disponga de herramientas como un Estado Mayor dedicado y de un marco jurídico ad hoc. Además, la mayoría de los secuestros y ataques a buques tienen lugar en mares territoriales, tanto en fondeaderos como en puertos, por lo que "la capacidad es mucho más limitada", continúa.

Durante su periplo por aguas africanas, el Atalaya también ha participado en tareas de cooperación marítima. Tras esta definición se esconde un abanico de actividades que la Armada ha incluido en un catálogo del que los distintos países ribereños seleccionar aquellas que les resulten más relevantes. Casi siempre tienen que ver con el adiestramiento de sus propias tripulaciones y con actividades sanitarias especializadas, indica Calvar. Otra de las materias que los militares españoles comparten durante estos viajes es la formación en operaciones marítimas como los abordajes -necesarias también para la lucha contra la piratería- o el buceo.

El Atalaya permanecerá unos días más en el Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria. La mayoría de la tripulación -toda, excepto un operativo de seguridad de Infantería de Marina que tiene base en las Islas y ya se queda aquí- zarpará hacia el puerto marroquí de Casablanca para continuar con las actividades del plan de diplomacia de la defensa antes de regresar a su puerto base, el de Ferrol, el día 15 de diciembre "si nos dejan las olas", bromea el comandante. El patrullero Audaz, con base en Cartagena, tomará el relevo en las patrullas por aguas africanas a partir del mes de marzo.

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