El primer puente de la Navidad amaneció en la capital con un mar de nubes negras, presagiando un fin de semana, cuanto menos, desapacible. "Hoy es un buen día para ir a comprar, no hay nada de tráfico en la carretera y hay poquita gente", comentó Héctor, taxista que se encontraba trabajando en una jornada que se mantuvo tranquila y despejada, a pesar de "las tres gotas" que cayeron a media tarde en la ciudad.

En la Calle Mayor de Triana, lo oscuro del cielo se vio iluminado por el encendido navideño, que, por cuestiones de física y geografía, no se había colocado en un tramo de la calle hasta el día de ayer. "El problema fue que la mitad de la partida de luces que salió de la Península llegó en malas condiciones y las hubo que devolver", lamentaba el presidente de la Asociación de Empresarios de Triana, Carlos Bethencourt González.

"La mala suerte de la conexión con las islas", fue uno de los factores del retraso del encendido navideño. El otro, fue el hecho de que este año ha sido el primero que las luminarias de esta zona "no las instalaba el Ayuntamiento, sino una concesionaria", lo que generó algún desajuste en materia de permisos.

En la zona abierta de Triana, ya en todo su esplendor iluminada, los toldos y balcones de los comercios se convirtieron en refugio improvisado de los compradores y paseantes más desprevenidos. El chubasco intenso y repentino que sorprendió a primera hora de la tarde, remitió tan pronto como vino sin mayores incidentes, salvo algún que otro charco en las calles y aceras.

"El día de hoy ha ido mal, ha sido nefasto en términos de compras y restauración", afirmó Bethencourt. Pero "afortunadamente el Black Friday se cerró este año con un plus del 15% con respecto al año pasado". Para el representante de los empresarios de la zona comercial, en cuanto caen unas gotas, el grueso de las compras se traslada a los centros comerciales. Así fue que, tanto Las Arenas como Los Alisios mantuvieron un flujo intenso de visitantes a lo largo de todo el día de ayer.

A pesar de lo destemplado del tiempo, las calles de Triana y Mesa y López mantuvieron un goteo constante de transeúntes, que, cargados de bolsas y algún que otro paraguas, no dudaron en aprovechar el festivo de la Constitución.

Y es que al mal tiempo hay que ponerle buena cara, y en Triana ya han empezado a notarse las reservas para las cenas de empresa propias de la Navidad. "Lo que se pierde de un lado, se gana de otro", concluía, con optimismo, Carlos Bethencourt.

Centros comerciales

Las "tres gotas" que enchumbaron el día de ayer fueron suficientes para desplazar a cientos de personas al interior de los centros comerciales.

En Las Arenas, desde la mañana y el mediodía hubo una afluencia importante de gente, que se hizo notar especialmente bien entrada la tarde. La imagen más común fue la de las bolsas cargadas de papel de regalo y paquetes, pero también había quien se acercó solamente a mirar y darse una vuelta.

"Yo casi no hago compras de Navidad. Solamente compro algo a los más pequeños. A los grandes prefiero darles el dinero y que se compren lo que quieran en las rebajas", comentaba Expédita Dávila, quien ha encontrado un método de no equivocarse en sus regalos y acertar con todos sus hijos y nietos sin margen de error. Acompañada por su nuera, María Dolores Lezcano, ultimaban las compras navideñas que, después del Black Friday, cabían en dos bolsas de tamaño mediano. "Gastamos más de 600 euros en regalos de Navidad. Yo doy 50 euros a cada sobrino, y tengo cuatro sobrinos", añadía María Dolores.

Las tiendas de ropa, zapatos, cosméticos, electrónica, e incluso las de los más diversos perendengues, estaban a rebosar. "Está siendo como todos los años, en Las Arenas siempre viene bastante gente en estas fechas", coincidían los dependientes de los comercios consultados. Otro punto en común entre vendedores es el de esperar a última hora para hacer las compras, ya que "con tanto trabajo no nos da tiempo de nada", como indicaron Mónica y Montse Curquejo, mientras trabajaban en uno de los stands del Centro Comercial. Estas hermanas, promotoras de venta de una empresa de servicio dental, no tenían tanto bullicio en su mesa porque "estos días la gente viene a comprar regalos directamente y no se paran tanto a escuchar las promociones".

A pesar de la fiebre compradora propia de estas fiestas, había quien se acercó al recinto comercial únicamente a esperar mientras sus acompañantes compraban. "Yo sólo compro si algo me hace falta, no porque tenga un descuento", comentaba el madrileño Jose Luis Sánchez, que, a su pesar, tuvo que cambiar el bañador y la toalla por el paraguas y el chaquetón. "Está bien que llueva, hace mucha falta, aunque espero poder ir a la playa", añadió.

Para Luis Rivero, gerente del centro comercial Las Arenas, este año "ha ido sumamente bien porque el Black Friday coincidió a fin de mes, y mucha gente acababa de cobrar". Ahora se trata de ver "si con todo lo vendido hasta ahora, la gente sigue viniendo". Y de momento, parece que sí. Las tiendas de Los Alisios y Las Arenas trabajaron sin descanso en el comienzo de un puente pasado por agua. Como explica Rivero, la fecha clave será la del 25 de diciembre al 5 de enero, "que es cuando la gente ya piensa en los regalos de Reyes". Si bien durante las semanas del 18 al 25 de diciembre "la gente compra alimentación para la Noche Buena".

El balance de los primeros días de ventas navideñas está siendo positivo. Los clientes se muestran contentos por lo adquirido en el Black Friday, y los comerciantes lo hacen por lo vendido. Ahora sólo queda esperar a que el tiempo mejore y mientras tanto, aguantar lo mejor posible el temporal.