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Puerto | Las naves del misterio (XII)

Buena esperanza, pero mala fortuna

El abordaje del correíllo 'Ciudad de Málaga' por el vapor inglés 'Cape of Good Hope' frente al hotel Metropole a comienzos de 1936 estuvo a punto de convertirse en una tragedia

El vapor 'Ciudad de Málaga', que navegó para la compañía Trasmediterránea hasta que fue embestido por el vapor inglés 'Cape of Good Hope' en 1936. LP/DLP

Dicen los pesimistas que si algo puede salir mal, saldrá mal. Quizás la afirmación resulta algo exagerada, aunque el abordaje ocurrido el 8 de enero de 1936 en aguas de Las Palmas de Gran Canaria se quedó cerca de servir para corroborarla. Aquel día, cuando el sol aún ni siquiera había despuntado, el barco inglés Cape of Good Hope impactó contra el correíllo de Trasmediterránea Ciudad de Málaga frente a Ciudad Jardín abriéndole una importante vía de agua.

El pánico anegó el buque incluso antes que el agua. Los pasajeros, que se vieron desvalidos, tuvieron que ingeniárselas para arriar los botes salvavidas y estuvieron a punto de perecer arrollados por las hélices del mismo buque que acababan de abandonar. Sin embargo, lo que parecía que acabaría indefectiblemente convertido en una tragedia se quedó en un inmenso susto que sirvió como el "principal motivo de conversación en los mentideros, en las guaguas, en el mercado y en las casas", según recogía un día después la crónica publicada en el Diario de Las Palmas.

Eran las 2.12 horas. El Ciudad de Málaga había iniciado su travesía poco antes, con dos horas de demora con respecto a su horario habitual, pero eso era algo que no solía importar al pasaje porque "sus máquinas permiten el retraso sin que se pierda en la llegada", de acuerdo con la crónica del vespertino. El correíllo se cruzó con el vapor británico en la bocana del Puerto, que por aquellas fechas se encontraba en el extremo sur del actual muelle León y Castillo, y "recibió en el centro de su costado izquierdo un tremendo topetazo, que le abrió una ancha vía por la que el agua se precipitó violentamente, quedando tumbado sobre estribor", de acuerdo con la reconstrucción realizada por los cronistas del Diario de Las Palmas.

A bordo del correíllo, que se dirigía a Santa Cruz de Tenerife, viajaban casi 60 personas que dormían en el momento del impacto. El golpe "repercutió profundamente en todos los camarotes" y la gente a bordo "saltó de las camas llena de pavor, emprendiendo veloces y desconcertadas carreras por todos los pasillos y escaleras". Todos habían sido llamados a la cubierta del buque, aunque no resultó sencillo llegar hasta ella. El agua, "que entraba a torrentes por la vía de babor", anegó la sala de máquinas del Ciudad de Málaga, bloqueó los circuitos eléctricos y provocó un apagón.

Con el pasaje ya en cubierta, tocaba organizar la evacuación, pero tampoco eso salió bien. Nadie arriaba los botes y el Cape no parecía dispuesto a enviar los suyos, por lo que "el pánico se agravó". Fueron los propios viajeros del Málaga quienes acabaron bajando uno que fue rápidamente ocupado, aunque una vez más las cosas no salieron como todos esperaban. "El bote se descorrió de popa", pero no de proa, por lo que se escoró poniendo en peligro la vida de los atribulados pasajeros. "Todo inclinado de una punta, sus ocupantes no cayeron al mar milagrosamente", continuaba la crónica.

Abandonar el barco tampoco sirvió a los pasajeros para calmarse, ya que el bote salvavidas quedó sin gobierno y sin remos junto al correíllo, "que amenazaba venírseles encima". El esquife se movió como pudo, aunque acabó cerca de la hélice del Cape of Good Hope. Solo la destreza de uno de los pasajeros, que "se decidió a aplicar los pies contra el costado del Cape, separándolo poco a poco", les salvó de la tragedia final.

Cuando llegaron al muelle Santa Catalina, las escenas eran "pintorescas", según el Diario de Las Palmas. Un pasajero llegó con un pie calzado y el otro descanso, otra lo hizo en pijama; todos con el susto aún en el cuerpo. Había quien insistía en que llevaba 6.500 pesetas -una fortuna en la época- y se le habían caído al mar y quien aseguraba que había perdido dos billetes de lotería, "de los cuales dio los números, haciendo constar que de salir premiados no renunciaba a ellos". Aunque diferentes en sus dramas particulares, todos coincidían en dos cosas: por un lado, se quejaban "de haber sido abandonados en estado lamentable, sin que la compañía ni nadie pusiera a su disposición coches y autobuses u otros auxilios". Por otro, creían que "si ocurre al doblar la Isleta, hoy lloraría la ciudad una gran desgracia".

¿Qué ocurrió para que el Cape impactara contra el Málaga? Las explicaciones fueron pocas y confusas en aquellos días en los que las principales preocupaciones consistían en tratar de recuperar el equipaje de los pasajeros que aún no había sido "arrojado a las playas de las Alcaravaneras y Lugo" por las corrientes. La extracción del barco se antojó complicada "por hallarse el casco partido por la mitad y no con una simple brecha, como se creyó al principio".

Algunas de las partes del Ciudad de Málaga pudieron ser recuperadas para una segunda vida en la mar, como su motor, que unos años después acabó en el Antártico de la naviera Elcano, tal y como recogió el Diario de Las Palmas con motivo de su visita en 1956. Trasmediterránea también rescató el nombre del buque para un ferri que navega con su gallardete desde 1998.

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