Una gran escultura de 132 metros de longitud que alcanza los 20 metros de altura en su parte más alta le dará forma al viento y se convertirá en el símbolo que identificará el parque urbano que se está construyendo en Tamaraceite Sur. Ambos, la escultura y el parque están creciendo al mismo tiempo y formarán parte del paisaje urbano de esta zona de la capital grancanaria. Nada mejor que un barranco como el de Tamaraceite, donde en su día crecieron las cañas y las cucañas de los tomateros, para plantar un remolino de aire, un garabato del viento, del que ya se pueden vislumbrar parte de sus tubos rojos y grises de acero.

El tubular, que se espera que esté terminado el próximo mes de marzo, se va entrelazando con los recorridos que se han ido dibujando por el parque y acaba o empieza en una plaza central. "Nace a trece metros de altura, luego se comprime a tres metros en relación con el propio terreno, par después volver otra vez a explosionar y envolver el vacío que queda dentro en esa plaza central", explica su autor, el escultor Juan E. Correa.

Cuando el artefacto, del que ya se puede ver parte del esqueleto, esté terminado, se podrá divisar desde la Circunvalación y amortiguará el impacto sobre el paisaje que tiene la zona comercial. Podrá ser contemplado a diferentes alturas, no solo porque el parque está creado a distintas cotas para salvar los desniveles del barranco, sino porque se están construyendo una serie de muros que acompañan la pieza y permiten rodear y recorrerla en lo alto, a través de senderos.

Correa subraya que se trata de una "intervención única y muy comprometida con los modelos de esculturas en los espacios actuales, donde se utiliza la escultura como un elemento y un recorrido, en el que la gente puede estar dentro y participar de la obra". En palabras del artista, la escultura trata de recordar el "paisaje que define nuestros barrancos", donde crecen y abundan los cañizos. De ahí surge la idea para la escultura, para la que ha elegido la denominación de Corrientes, porque los alisios, explica, "son una de las características que representa el paisaje de Gran Canaria".

"Al hablar del viento, tendríamos que hablar de la acción del viento", porque es la única manera de representarlo. "Por eso he utilizado esta propuesta como un elemento relacionado con la plaza, con un movimiento constante, ya que la plaza, la textura, todo lo que está alrededor de la escultura está en movimiento. Todo se mueve y el espectador puede contemplar toda esa obra en movimiento y puede actuar con ella, porque está dentro de ella".

La escultura se está instalando en el área oeste del parque, que tiene una superficie de 30.000 metros cuadrados, en los que se crearán áreas verdes, un escenario, un graderío, una zona de juegos infantiles y una plaza central, donde estará la parte más alta de la escultura. La obra es el resultado del intercambio de ideas entre el autor de la escultura y el arquitecto Héctor Martínez, que ha diseñado el parque, un espacio que cuando esté terminado en su totalidad ocupará 120.000 metros cuadrados de la superficie del barranco situada entre la Circunvalación (GC-3) y el centro comercial Alisios y entre las glorietas de San Lorenzo y Lomo los Frailes. Además de por la escultura, el parque se diferenciará por dedicar un espacio para contemplar a los lagartos, que fueron expulsados de la zona en su día y volverán cuando esté acondicionado su nuevo hábitat.

El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, y el arquitecto coordinador de proyectos del servicio de Urbanismo, Juan Miguel Cerpa, consideran que "lo más interesante del proyecto radica en que no es ni una escultura ni un parque", como elementos aislados. "Ambos han nacido de un intercambio de ideas con un objetivo común: que el parque fuera de la escultura", y viceversa.

"Los dos van creciendo juntos y se diseñan al mismo tiempo, con el objetivo de individualizar el parque y visualizar la escultura, porque además de hacer viviendas y hacer calles, el servicio de Urbanismo también construye paisaje urbano y el parque de Tamaraceite es un ejemplo de ello", resalta Doreste, quien destaca que hay una "serie de recorridos por el parque que se entrelazan en momentos dados con la escultura. Desde la propia Circunvalación, la gente va a poder visualizar completamente la pieza, que se convertirá en una invitación para entrar en el parque", señala.

Según el autor de la escultura, esta tiene "infinitas imágenes,no tiene una sola cara. Está hecha para recorrerla. No puedo decir que la escultura es sólo mía, porque cada persona que ha estado presente en su construcción ha sido esencial, desde el diálogo que hemos mantenido Héctor y yo, hasta el taller y los encargados del cálculo de estructuras, que ha sido también muy complejo".

"La escultura", subraya Héctor Martínez, "se ha creado a escala de este espacio, que potencia y termina de conformar dándole singularidad. Tenemos la capa de suelo, la capa de los muros y por otro lado tendríamos la capa de la escultura".

"Estas tres capas dialogan ente sí", asegura Correa, que destaca que además de la altura y la ligereza, "elementos que se alejan bastante del concepto tradicional del siglo XX", el color juega un papel muy importante. "A medida que vas recorriendo la pieza, va cambiando el color de la escultura, que hacia el exterior se mantiene de color gris metálico y cambia al rojo hacia el interior del parque".

Ajuicio del arquitecto Juan Miguel Cerpa la escultura de Correa se va a convertir en "un hito para Tamaraceite. Va a ser el genius loci del lugar", una especie de espíritu protector de un espacio que, considera, muy bien podría ser escenario de las historias de Marvel y también de los viajes apocalípticos hacia ese país de las últimas cosas.