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Navidad

Una cabalgata de Reyes con altibajos

Tras la incursión de Néstor en la fiesta en los años 30, la Casa de Galicia rescató el desfile de los Magos para todos los niños y niñas de la capital grancanaria en 1952

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Fotografías históricas de la cabalgata de Reyes en Las Palmas de Gran Canaria

Sus Majestades de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, recorrerán hoy las principales calles de Las Palmas de Gran Canaria. La cabalgata, que está organizada un año más por el Ayuntamiento y la Casa de Galicia, volverá a llevar la ilusión a miles de niños y niñas. Pero, esta tradición que reúne cada año a miles de personas tuvo muchos altibajos y unos comienzos precarios. En la década de 1950 un grupo de gallegos impulsó la fiesta, después de varios años en los que esta había quedado en la sombra, pues los duros tiempos de la postguerra y los primeros años de la dictadura no daban para muchos alardes. Para rememorar celebraciones más antiguas habría que remontarse a las hemerotecas, pues hubo una época en el que Triana fue la protagonista absoluta.

La tradición de las cabalgatas de Reyes Magos nacieron en el Levante español a comienzos del siglo XX, según destaca Juan José Laforet, cronista oficial de la capital grancanaria, "y con el tiempo esta se trasladó a Las Palmas de la mano de Néstor Martín Fernández de la Torre", añade. Lo cierto es que ya a mitad de los años 30 los comerciantes de Triana empezaron a organizar una pequeña fiesta para cortejar a Sus Majestades. "Terminaban en el asilo para entregar regalos a los más desfavorecidos", explica el periodista.

Según recogió el Diario de Las Palmas en 1935, el paseo organizado para la víspera de Reyes resultó "un éxito, pues la ciudad concurrió en masa". Hicieron acto de presencia la banda municipal y varias rondallas. Hasta se cortó al tráfico la céntrica calle de Triana durante la noche, apuntó entonces el vespertino. Los comercios se volcaron en el recibimiento a sus majestades con juguetes en los escaparates. Eran años en los que los bailes benéficos para los pobres proliferaban, en instituciones como el Círculo Mercantil o el Gabinete.

Muelle Grande

Un año más tarde, en 1936, Néstor encabezó la cabalgata, que en aquella ocasión comenzó por primera vez en la explanada del Muelle Grande. Un "gentío extraordinario" acompañó a Melchor, Gaspar y Baltasar a lomos de sus camellos. Tras el cortejo de príncipes y princesas, culminaron el recorrido varias carrozas "de sencilla composición arquitectónica, evocando lugares de personalidad insular", según apuntó el Diario de Las Palmas.

Y, junto al artista Néstor, en la corte iban el escultor Gregorio López, "Najul" y por último el pintor Felo Monzón, destacadas figuras de la época. Un paseo que al llegar a Triana se convirtió "en espectáculo", aunque ya fue aclamado en todos los barrios por los que pasaron, desde el Puerto hasta Arenales. "Se ha instituido solemnemente en Las Palmas la cabalgata de Reyes", afirmaba entonces el vespertino.

"Pero tras la muerte de Néstor la fiesta entró en decadencia", afirma Laforet. El artista falleció en febrero de 1938, en plena Guerra Civil. Durante unos años sería Falange quien tomaría el relevo a la hora de organizar el desfile de Sus Majestades, el cual utilizó como instrumento de propaganda franquista. Y así, hasta que la celebración cayó casi en el olvido en la larga década de 1940.

Habría que esperar a la iniciativa de una serie de amigos de origen gallego, quienes fundaron la Casa de Galicia en mayo de 1951, con Ignacio Viéitez como primer presidente. Al año siguiente recorrieron varias calles de la ciudad junto a Melchor, Gaspar y Baltasar, señala Albino Aneiros, actual presidente de la asociación cultural. "Compraron juguetes y fueron a la Casa del Niño para entregarlos a los desamparados", detalla Juanita Montenegro, quien recuerda aquellos días con cariño, pues en aquel cortejo inaugural participaron su hermano Benigno y su hermana Maruxa, quien ahora vive en Vigo, puntualiza Juanita.

En ese entonces, el cortejo que organizó la Casa de Galicia estaba compuesto por taxis, camionetas del ejército y "modestas" carrozas, adornadas con motivos gallegos, como pueden ser los hórreos o los cruceiros, explica Aneiros. Aunque incluso se llegaron a ver carruajes con barcos vikingos, detalla. La fiesta sobrevivía gracias a las donaciones de empresarios y altos funcionarios, en su mayor parte gallegos afincados en la capital grancanaria. "Se pedían donaciones en los periódicos", apunta el presidente. A pesar de esto, "no fallaron en ninguna convocatoria".

Y así hasta 1986. Año en el que por primera vez la Casa de Galicia y el Ayuntamiento de la capital organizaron la cabalgata de manera conjunta. Desde entonces el Consistorio ha sido el encargado de garantizar el orden y la seguridad en este multitudinario evento.

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