-Gaspaar, Gaspaar, yo hice de ti en mi colegio.

-Ah sí, yo te vi. Estabas muy guapo. Hiciste de mí mucho mejor que yo.

Decenas de diálogos como éste, que tuvo lugar entre el rey Gaspar y un pequeño muerto de risa con pinta de travieso, se entablaron ayer en el antiguo muelle del Sanapú entre Sus Majestades de Oriente y los niños y niñas que acudieron durante la mañana al Puerto de la Luz a recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar.

La temática de las conversaciones fue de lo más variada aunque predominaban las preguntas sobre la conducta de los chiquillos, por parte de los Reyes, y sobre los regalos, de parte de la chiquillería. Mientras unos les pedían su juguete preferido, otros les declaraban su admiración y también los había que se quedaban sin voz, de pura emoción, cuando alguno de los magos se acercaba. Más de uno hubo al que su madre o su padre le dio un empujón para que le entregara la carta de los deseos a los Magos.

La mayoría apretaba en sus manos las cartas con el listado de juguetes preferidos, ese que han ido escribiendo a lo largo de las últimas semanas, después de múltiples añadidos y eliminaciones. En la ristra de juguetes han causado furor este año una especie de moco de colores que se pega a las paredes y todo los que se cruce en su camino; un bebé recién nacido y con la piel arrugada, feo como él solo. El moco se llama slime y al bebé le dicen reborn. Y después está la casa de los Bellies.

Como siempre, los Reyes Magos emocionaron a pequeños y mayores pero Baltasar fue, con diferencia, el preferido de las 7.000 personas, entre chicos y grandes, que ayer abarrotaron el Sanapú, según el Ayuntamiento.

"Baltasaaar", "Baltasaar", gritaban como locos los chiquillos a su paso; todos querían tocarle y darle la carta y los más pequeños hasta entregaron su chupa, la mayor prueba de devoción que un enano puede ofrecer.

Leche y galletas

Entre los miles de pequeños que se acercaron al reino mágico de Sanapú estaba Nayara, una preciosidad rubia de cinco años, que había dejado preparadas en casa las "tres leches para cada uno y los conos de galletas", para colocárselas esta noche a los Magos cerca de la entrada. Su padre, Jonay, explicaba que Nayara lleva una semana "contando los días", de lo desatinada que anda con el acontecimiento. Este año quiere un slime y se lo ha pedido al de "la barba blanca" que es el que le gusta más, aunque ayer estaba tan nerviosa entre tanta gente que no recordaba su nombre.

Sus Majestades llegaron a Las Palmas de Gran Canaria a eso de las doce del mediodía a bordo de tres transbordadores y en medio de una lluvia de chorros de agua y de atronadoras sirenas.

En el muelle les aguardaban, además de miles de niños y niñas gritando a todo pulmón, una legión de romanos.

Melchor llegó vestido de rojo y oro, Gaspar de azul y plata y Baltasar, de verde. Los tres tardaron más de una hora en alcanzar el estrado donde el alcalde de la ciudad les entregó las llaves porque la pasión de la chiquillería les impedía avanzar.

La marcha se volvió especialmente complicada para Baltasar. Todos querían tocarlo. Todos deseaban hacerse una foto con él y todos soñaban con entregarle la carta de los deseos.

El rey negro era también el preferido de Pablo Vázquez, un niño de diez años, que quería acercarse a Sus Majestades para hacerles saber el cariño que les profesa. "Mi preferido es Baltasar, no sé por qué, pero siempre he sentido algo por él. Le he pedido la felicidad de mi familia. Nada más. He venido porque me gusta verlos llegar y si puedo les voy a decir que los quiero mucho", aseguraba Pablo, que por más que se le preguntara, insistía que no había pedido ningún juguete.

Su amigo y tocayo Pablo Martínez, también de diez años, aseguraba preferir a los Reyes Magos a Papá Noel porque los primeros siempre dejan más regalos. Anoche les iba a poner tres plátanos, uno para cada rey.

"Papá Noel sólo trae detalles", explicaba Pablo Martínez que este año les ha pedido a los Reyes un "Iphone 11, un perro, la Nintendo Switch, unas botas doradas de Messi y un ramo de rosas rojas".

Más generosos

Tatiana, por su parte, estaba deseando que llegase el día de hoy para comprobar si le habían traído la muñeca reborn que le gusta tanto y "la cuna para el bebé reborn. Es como un bebé de verdad, con la piel arrugada como si estuviera recién nacido y los ojos azules. Después he pedido una casa de Bellies y un muñeco que escupe slime".

Su amiga Adriana, de ocho años, ha pedido el carrito del bebé reborn y ayer pensaba acostarse en cuanto acabase la cabalgata para levantarse temprano y jugar con sus muñecos.

"Queridos Reyes Magos. Este año me he portado muy bien y quiero la casita de los Bellies....". Así de directa comenzaba la misiva de Laura a Sus Majestades, con cuatro peticiones. "No sé si me lo merezco, aunque he aprobado todo con bienes y notables, pero lo más importante para mí es mi familia, lo segundo los Reyes y lo tercero, mi gatita", aclaraba Laura, de ocho años, mientras su amiga Gabriela admitía que le había pedido cinco cosas a Sus Majestades, entre ellas un patinete, un "perrito de mentira y un reloj que saque fotos, que tenga juegos, que pueda grabar y, además, que dé la hora".

En cualquier caso, Gabriela quería dejar muy claro que lo que más le importaba de los Reyes no eran los regalos, sino "estar con la familia. Si no me traen regalos, me da igual", sostenía con sus ojazos, mientras daba cuenta de la cantidad de cosas que tenía que hacer ayer; una jornada "ocupadísima", que pensaba acabar comiendo churros y pata.

El alcalde Augusto Hidalgo acudió a recibir a Sus Majestades y les entregó la llave de la ciudad, que tal y como aseguró el regidor permite a Melchor, Gaspar y Baltasar entrar en todas y cada una de la casas de la ciudad."Les damos la bienvenida a la ciudad", dijo el regidor, que acudió acompañado del presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra, y el presidente de la Casa de Galicia, Albino Aneiros.