Las Palmas de Gran Canaria tiene en la Avenida Marítima una herida abierta por la que cada día circulan decenas de miles de vehículos. Desde hace años, las administraciones buscan fórmulas para curar esa cicatriz que separa a los ciudadanos de la bahía de Las Isletas a la altura de lo que muchos llaman 'la joya' de la ciudad, el istmo de Santa Catalina. Varias propuestas fallidas se han sucedido desde el comienzo de este siglo para tratar de devolver la zona a los vecinos, pero solo el plan Puerto-Ciudad acordado por el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria hace ya ocho años ha acabado por materializarse. En este tiempo, el entorno del Sanapú ha pasado de ser industrial a un espacio de ocio, aunque algunos de los proyectos previstos desde entonces acumulan retrasos. El más representativo de todos es, de hecho, el que debería estar llamado a convertirse en símbolo de esta regeneración urbana: la pasarela Onda Atlántica.

La idea de instalar un enlace entre el Sanapú y el Mercado del Puerto surgió, como el plan Puerto-Ciudad, en torno a 2012, y venía acompañada de otra pasarela -ya descartada- a la altura del Woermann. La propuesta dio vueltas durante años sin que el Ayuntamiento concretara su diseño o financiación. El por entonces alcalde, Juan José Cardona, sugirió un modelo similar al de la pasarela de las Alcaravaneras, que fue financiada por la iniciativa privada en la década de 1990, y surgieron nombres como el del centro comercial El Muelle que parecían dispuestos a sufragar la infraestructura, pero nada de esto llegó a concretarse.

Con el mandato a punto de concluir, el Ayuntamiento convocó un concurso de ideas del que salió vencedora la Onda Atlántica, proyecto que destacaba "por el recorrido curvilíneo" de 283 metros entre los dos extremos y por "su excelente estudio estructural, explicación constructiva y viabilidad técnica", según subrayaba la nota de prensa difundida en febrero de 2015 por el consistorio, que también fijaba en 1,4 millones el importe máximo del presupuesto de ejecución material.

A la vez que el acuario

El Ayuntamiento marcó entonces el primero de los varios plazos de finalización incumplidos a lo largo de toda esta obra. "Mi compromiso es que la obra esté al finalizar el acuario", aseguró Cardona durante la presentación del proyecto ganador. El Poema del Mar abrió sus puertas en diciembre de 2017, cuando las obras de la pasarela aún no habían empezado.

Poco después tuvieron lugar unas elecciones municipales que cambiaron el signo político del Ayuntamiento. El equipo de gobierno de Augusto Hidalgo revisó proyectos y cuentas y pocos meses después, en noviembre de 2015, asumió que no había fondos para la pasarela y que era necesario obtener financiación. Unos meses más tarde, en marzo de 2016, el edil de Urbanismo, Javier Doreste, aseguró no existía un proyecto redactado cuando la corporación asumió el mandato, lo que obligaba a retrasar las obras al primer cuatrimestre de 2017.

Llegó ese año, pero la licitación no arrancaba. Aún faltaban permisos del Cabildo, que debía aportar 2,6 millones de financiación, y el proyecto necesitaba ciertas revisiones para adaptarlo a la normativa vigente y garantizar el tránsito de camiones de grandes dimensiones por debajo. Hubo que esperar hasta finales de 2017 para que arrancara el proceso de licitación, al que se presentaron 10 empresas, y hasta febrero de 2018 para saber que finalmente sería Tecyr la empresa encargada de darle forma por 2,4 millones de euros.

Comienzan las obras

Las obras, que obligaron a trasladar 15 árboles que se encontraban en las inmediaciones , arrancaron por fin en abril de 2018 con los primeros trabajos de cimentación. Sin embargo, sufrieron un parón de varios meses a finales de ese año por problemas en los pilares de la estructura que eran responsabilidad de la constructora, según argumentó entonces el Ayuntamiento. Hubo que esperar hasta marzo de 2019 para ver las primeras piezas de la Onda Atlántica, unas grandes estructuras metálicas que construye una empresa sevillana. Comenzaron a llegar a la Isla en mayo del año pasado, cuando también arrancó su instalación en unas laboriosas maniobras nocturnas que obligaron a cortar la GC-1 en algunas ocasiones.

Casi dos años después del arranque de las obras, la pasarela ya cuenta con la mayor parte de las piezas en su ubicación, a falta de uno de los tramos cercanos al Sanapú. El Ayuntamiento no pudo ofrecer la semana pasada detalles sobre los plazos de instalación de estas partes para que, casi una década más tarde, la Onda Atlántica permita a sus primeros usuarios surcar la Avenida Marítima.