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Puerto | Las naves del misterio (XVIII)

Medio siglo agujereando el mar

La Luz se ha convertido en el siglo XXI en uno de los principales centros de servicios al sector petrolero en alta mar, pero la llegada de los primeros perforadores fue hace más de 50 años

El 'Glomar Sirte', uno de los buques perforadores que visitó el Puerto de La Luz en la década de 1960. ARCHIVO LA PROVINCIA

Los buques perforadores y las plataformas petrolíferas son algunos de los artilugios flotantes y aunque ahora haya más de 10 atracados en el Reina Sofía o fondeados frente a San Cristóbal hubo un tiempo en el que su llegada a Gran Canaria era motivo de sorpresa. Por mucho que la Isla llevara siglos convertida en escala obligatoria de los barcos que cruzaban el Atlántico, nunca antes habían llegado a las Islas barcos así, con aquellas extrañas torres que parecían retar a la física porque a pesar de sus colosales dimensiones no producían escora.

Los proyectos iniciales para construir buques perforadores datan de finales de la década de 1950, aunque no fue hasta unos años más tarde, en 1962, cuando el primero de ellos, denominado Glomar II, se hizo a la mar. Tan solo tres años más tarde, el operador Global Marine, pionero en el desarrollo de estos ingenios, ya había comisionado otras naves y trajo la primera de ellas a Gran Canaria para aprovisionarse.

" Glomar IV, norteamericano, de Dover para Lagos", reseñaba de forma lacónica el Diario de Las Palmas el 12 de noviembre de 1965 dentro del repaso al tráfico del día en su página portuaria. El vespertino también incluía al buque perforador en el mapa que publicaba cada día con la situación exacta de los buques atracados en los distintos muelles del Puerto. Al igual que los drillships que vienen a La Luz en pleno siglo XXI, el Glomar IV atracó hace 55 años atracó en el actual muelle Reina Sofía. En concreto, entre los noráis 12 y 13 consignado por Miller y Compañía.

La información sobre el funcionamiento de aquel gigantesco artilugio era escasa y pocos conocían cómo llevaba a cabo sus tareas de investigación y perforación. Un día más tarde de la primera reseña y con el barco ya atracado en el muelle, el diario entraba en detalle sobre las características del Glomar IV, que además había llegado acompañado del buque de apoyo Avoyelles. "Ambos procedentes de Yarmouth (Inglaterra) y después de repostarse de combustible líquido saldrá hacia Warri", avanzaba. Allí, en Nigeria tenían previsto permanecer "varios meses efectuando prospecciones petrolíferas a lo largo del litoral".

No fue la única visita del Glomar IV a Gran Canaria. En junio de 1966 regresó al mismo atraque en el Puerto de La Luz que lo había acogido unos meses antes y Martín Díaz lo describía en la página del puerto del Diario de Las Palmas como un "buque de estructura singular que ha llamado la atención de nuestro público". Permaneció unas horas fondeado en la bocana del Puerto, entonces ubicada frente al hotel Metropole, por lo que se convirtió en un reclamo imposible de ignorar para todos quienes se acercaban por la zona, y en cuanto pudo atracó para recibir el combustible con el que continuar su viaje. "Ofrece este buque la particularidad de que se mueve por sus propios medios, sin necesidad de ser remolcado", destacaba el vespertino.

El Glomar IV hizo todavía alguna visita más al Puerto en 1967 y antes de terminar esa década La Luz recibió otros dos artefactos de Global Marine, "una compañía norteamericana especializada en prospecciones submarinas por cuenta de las principales compañías petroleras del mundo", según explicaba el diario el 12 de abril de aquel año. Lo que por entonces no se sabía es que en aquellas fechas Global Marine también había sido contratada por la CIA para diseñar y construir un barco, el Hughes Glomar Explorer, supuestamente para perforar los fondos marinos en busca de manganeso, pero comisionado en realidad para rescatar un submarino atómico soviético hundido en el Pacífico. El propio Diario de Las Palmas se haría eco de esta historia unos años más tarde, en 1975, después de que The New York Times la publicara en primicia.

El Glomar V pasó por La Luz en abril de 1969 y su capitán recibió a la prensa local para explicarles los principales detalles del buque. "Ahora venimos de Rávena en ruta hacia Colombia", detalló el oficial. El buque repostó en el muelle y después fondeó en la dársena a la espera de órdenes. Ese mismo año, pero en noviembre, llegó a Gran Canaria el Glomar Sirte. "Este navío, que dispone de una enorme torre de perforación, llegó de Agadir", explicaba José Ferrera Jiménez. Su visita a Gran Canaria ya apuntaba a otro servicio que con el paso de las décadas resultó fundamental para que los operadores de buques offshore instalaran bases en la Isla: el Sirte pasó por aquí para "recoger maquinaria y material", según detallaba el vespertino. Las reparaciones y mantenimientos de estos complicados artilugios aún tardarían muchos años en generalizarse en La Luz.

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