Caperucitas rojas, corazones radiantes junto a Alicia, unicornios de arco iris, hadas y ratoncitas presumidas fueron las protagonistas del Festival de Disfraces Infantiles en la jornada de ayer en el parque de Santa Catalina. El tiempo amainó y pararon las gotas de lluvia para que el primer domingo del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria estuviera reservado para los 1.227 niños y niñas que subieron al escenario para mostrar los coloridos e imaginativos diseños que acompañaron de coreografías. El desfile de los 54 grupos ante el público animó la mañana con la alegría, los nervios y la compenetración de las bailarinas en las tablas de Érase una vez..., un premio sin igual para meses y meses de trabajo y esfuerzo.

La gala, presentada por Rafaelillo Clown, aglutinó a escuelas municipales artísticas venidas de Teror y de Guía y a grupos de estudios de danza como New Generation, Acedance, The Unit Crew, Danza Las Palmas o New Ending Dreams para despertar a los más risueños con un golpe de caderas a las 11.00 horas. Los colegios también apostaron por este evento como el CEIP Las Mesas y el Marpe que pusieron su empeño para llegar a Santa Catalina en este mes de febrero. Las madres y los padres, amistades y curiosos se sentaron con paraguas en mano para animar y hacerle fotos y carantoñas a los más pequeños, algunos de apenas cinco años que se miraban entre sí para fijarse en el baile del compañero y repetir los movimientos, algo apurados pero siempre atinando el paso.

Las hadas de los cuentos llenaron de purpurina y tutús el espacio, teniendo como encargado de dar el pistoletazo de salida el grupo Flawess con Un mar sin fin, en donde sus 19 componentes se enfundaron las ondas azules de los océanos para intentar no caerse en la resbaladiza tarima, aunque sus habilidades acuáticas fueron más que suficientes para sortear los charcos. Le siguieron unos duendes de medias naranjas y flores vistosas en sus sombreros puntiguados de la compañía That Power, que sonrieron y animaron con palmadas al ritmo de I want to break free, todo un clásico.

Cantando a Celia Cruz, a Ricky Martin y, por supuesto, a las canciones infantiles, las ratitas presumidas de del Ampa Caluca (CEIP Las Mesas) venían de rosa y el pequeño gato azul hincó la rodilla para, cómo no, pedirle que se casara con ella al final de la historia. Cruela de Vil y los 101 dálmatas llenaron de motas el recinto con los 21 bailarines de Dorta Estudio y, de repente, el clásico se adueñó de la pista. Con un sombrero negro, cintas cruzadas doradas y un woh inconfundible, llegó Michael Jackson con el grupo New Generation y un homenaje al Rey del Pop.

Villanos y héroes de dibujos

Hasta la India marcharon las bailarinas de la danza del vientre con las enseñanzas de Silvia Barrera y, por otro lado, Suna Jiménez haciendo alusión a las aventuras de Aladdín con su mono Abu. Los guiños a clásicos contemporáneos tuvieron sus protagonistas en el Jocker, el villano de Gotham, con tintes verdes y caras pintadas de payaso, o la letra de Hay un amigo en mí de la película Toy Story.

Durante la mañana hubo lugar para las actuaciones individuales con las tres intérpretes de Adedance. Una pirata que buscaba su tesoro, Campanilla cantando Aquella estrella de allá hoy brillará y una barbie llegando en su caja embalada con el éxito de los 90 de Aqua fueron los diseños escogidos para mostrar las piruetas, ejercicios gimnásticos y elasticidad como si estuvieran hechas de goma.

El soldadito de plomo se juntó con los trolls para la recta final del espectáculo, jugando con el maquillaje, los tocados de trenzas y los vestidos. A lo largo de la gala hubo guiños al empoderamiento femenino en títulos como Las reinas del desierto, Diosas del mar y en un audio que ponía Empieza el matriarcado del grupo coreográfico Bailando con clase.

Así, el millar de niños y niñas combinan teatro, danza y música al expresar durante apenas 5 minutos un sin fin de emociones que ponen la primera piedra para labrar sus primeros recuerdos y experiencias en el Carnaval.