El Edificio Shell, también conocido como Edificio Staib, cambia su uso y dejará de ser un inmueble de oficinas comerciales para albergar solo viviendas. Ubicado en la calle Eduardo Benot, 11, en medio del istmo de Santa Catalina y con su fachada de cinco plantas apuntando hacia el Puerto de La Luz, el Edificio Shell está considerada como uno de los edificios más importantes del arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre, un proyecto en cuyo diseño también participó Richard Oppel, según el catálogo general municipal de protección de Las Palmas de Gran Canaria.

El consejo municipal de Patrimonio Histórico de la capital autorizó el pasado mes de diciembre la reforma del inmueble y su cambio de uso, pero el propietario tendrá que respetar la fachada y también los materiales de las barandillas y marcos de las ventanas que distinguen la obra de Miguel Martín. El estado del edificio es muy deficiente, al menos su fachada, que en la actualidad está cubierta de vallas y en obras.

El deterioro del inmueble se ha acelerado durante los últimos tres años. Especialmente preocupante es el estado de la marquesina que remata la azotea. De hecho, el consejo municipal de Patrimonio instó el pasado diciembre al servicio de Protección del Paisaje a que incoara de manera urgente una orden para intervenir exclusivamente en la marquesina, al considerar que esta actuación no podía demorarse hasta la concesión de la licencia urbanística para la reforma del edificio. La parte superior donde antes descansaban las grandes letras de la Shell se ha retirado para su rehabilitación.

El edificio, que figura en la Fundación Docomomo Ibérico entre las obras más destacadas del movimiento moderno, fue encargado a Miguel Martín por la familia Staib. Empezó a construirse en 1936 y las oficinas han estado ocupadas también por la compañía nórdica Fred. Olsen y por la petrolera americana Shell.

La arquitecta Lorett Rodríguez Schaeffer, experta en la obra de Miguel Martín y autora de la primera monografía específica del arquitecto racionalista, destaca que el Edificio Shell es "uno de los más importantes de la obra de Miguel Martín. Es muy interesante como edificio y uno de los primeros del arquitecto que se hace en esa zona del Puerto. Se construye, como varios edificios más, durante la Guerra Civil porque cuando se inicia la obra no se pensaba que la contienda iba a durar tanto tiempo.

Tiene una forma y una distribución "muy moderna. En aquella época no había nada igual en España", añade. En relación con la marquesina sobre pilotes en la azotea, destaca que "es un elemento típico de Miguel Martín y del movimiento moderno en general". "Son interesantes también", resalta, " las ventanas corridas de la planta de arriba, un elemento muy utilizado por Le Corbusier. Y luego están las barandillas de tubo, que también son características de todo los edificios modernos y, en general, de Miguel Martín. Y el zócalo de piedra de cantería de Arucas, que Miguel siempre monta en los edificios, como si fueran unos zapatos de piedra canaria".

A juicio de la arquitecta la reforma del edificio es una buena noticia "siempre y cuando se respete la fachada y no le pongan una carpintería dorada, la pinten de verde o coloquen balaustradas de aluminio o de plástico". El edificio tiene protecció integral, que obliga a respetar la fachada. La autorización para restaurarlo obliga a mantener los mismos materiales de los marcos de las ventanas y las barandillas.

Por su parte, el arquitecto José Luis Gago destacó durante la sesión del consejo municipal de Patrimonio que el edificio es un ejemplo, junto con el de la clínica Santa Catalina y la sede del Cabildo de Gran Canaria, de lo que arquitectónicamente debe preservarse en la ciudad, porque son una excelente muestra del racionalismo de la época y de la historia de la ciudad. Por ello, consideró, debería ser adquirido por el Ayuntamiento para garantizar su preservación.