El consejo municipal de Patrimonio Histórico de la capital grancanaria ha dado luz verde a una nueva casa emblemática, que se suma a las decenas de pequeños alojamientos que han ido surgiendo en los últimos años a lo largo del casco histórico. En este caso, se trata de un bed and breakfast con ocho habitaciones que funciona desde hace dos años en un edificio catalogado de la calle Pérez Galdós, esquina con Buenos Aires. Casa Cinzia, que eleva a diez el número de casas emblemáticas que funcionan en el casco histórico, ha dado nueva vida a un edificio nacido en 1898, que fue diseñado por el arquitecto Laureano Arroyo.

El inmueble, que tiene protección ambiental, fue sometido a dos reformas en el siglo pasado; la primera en 1906, dirigida por Arroyo y la segunda, en 1921, que corrió a cargo del arquitecto Fernando Navarro, según figura en el catálogo del Plan Especial de Protección (PEP) Vegueta-Triana.

Se trata de un inmenso caserón que ocupa todo el esquinazo de Pérez Galdós con Buenos Aires, "representativo de la arquitectura académica" y "caracterizado por la presencia de huecos de proporción vertical recercados en cantería", subraya la ficha del PEP, que destaca también el balcón central de hierro forjado situado en el chaflán y el resto de elementos decorativos en piedra de cantería.

Cinzia Gigliotti, gestora del alojamiento, asegura que ella y su socia montaron el hotel "por pura causalidad". "Estábamos buscando una casa grande para alquilar y vimos esta y la alquilamos. Fue como cumplir un sueño que siempre habíamos tenido, hospedar a la gente en nuestra casa. Para nosotros es como si fueran amigos que vienen a vernos", considera Gigliotti, que enfatiza el atractivo de alojarse en una casa que forma parte del casco antiguo, en comparación con la "frialdad" de un hotel convencional.

"Nos gusta que la gente pueda disfrutar de la historia de la ciudad y de su patrimonio. Es un sitio diferente donde la gente puede evocar como se vivía en el siglo pasado". Por Casa Cinzia han pasado turistas de Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos y también de la Península y de otras islas de la provincia de Las Palmas. Muchas de las personas que participan en las actividades de Casa Africa se alojan en esta casona.

"La gente se siente como si estuviera en su casa", una casa en la que cada una de las ocho habitaciones tiene nombre de mujer.

De Frida a 'Tristana'

Una de ellas se llama Frida, explica, en recuerdo a Frida Khalo. "Nos encontramos un espejo y pensamos en el cristal" en el que Frida se contemplaba cuando estaba presa de dolor en su cama. También hay una Tristana, en honor a Benito Pérez Galdós y una Dulcinea, con la que sueña El Quijote de Cervantes. El resto se llaman Marina, Rose, Cecilia, Agata, que muy bien podría ser Agatha Christie; y Shanti, que evoca a la niña de El libro de la Selva.

"En un primer momento", recuerda, "pensamos en ponerle a las habitaciones nombres de obras o de mujeres que protagonizan los libros de Pérez Galdós, pero al final elegimos nombres de mujeres, que nos salían en función de los muebles que nos íbamos encontrando por la casa".

Sin duda, uno los mayores atractivos del hotel tiene que ver con la gastronomía. En la planta baja se encuentra el café Siete Razones, donde los huéspedes pueden desayunar, merendar o tomarse un buchito de café. Sus tres fuertes son las tostas ecológicas, el pan de masa madre elaborado a la antigua usanza en el casco de Gáldar y el café ecológico que viene de Colombia, según desvela Sergio Peñate, dueño del local, que también regenta otro con el mismo nombre en Gáldar y anuncia un tercero en Mesa y López, que abrirá próximamente como franquicia. "La mayoría de los huéspedes van al café a desayunar o vienen a echarse el cafecito", indica Peñate , cuya carta está basada en un "concepto ecológico y saludable". Sugiere, entre otras delicias, los gazpachos de fresa o la espectacular tarta de calabacín con maracuyá.