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AQUí LA TIERRA

Sociedad de amigos del árbol

Una Iniciativa Legislativa Popular reclama una Ley Canaria de Protección del Arbolado Urbano

Palmera canaria que se erguía en la calzada de la calle Francisco González Díaz de Las Palmas. mariano de santa ana

Quizá un modo particularmente idóneo de comenzar este reportaje sea la evocación de la palmera canaria de gran porte de la calle Francisco González Díaz. Y no sólo porque aquel espécimen que se erguía totémico en medio de la calzada ya no existe, sino, también, porque el escritor que da nombre a esta vía de Las Palmas fue apodado justamente "El apóstol del árbol" por su campaña a favor del arbolado, iniciada en 1901 en Diario de Las Palmas, por la organización de la primera Fiesta del Árbol, en la Plaza de la Feria de esta su ciudad natal en 1902; por sus libros Árboles (1903) y Niños y árboles (1913) y por su creación, en la capital grancanaria en 1910, de la Sociedad de Amigos del Árbol, primera conservacionista de España. Entre el año de su fundación y 1913, dicha entidad publicó una revista, El Apóstol, que alcanzó 75 números y que, como apunta el geógrafo Rubén Naranjo Rodríguez, se caracteriza, entre otros aspectos, por estar "alejada de cuestiones partidistas" y por denunciar "los diferentes 'arboricidios', consecuencia del vandalismo urbano". Con semejante perfil, es difícil creer que González Díaz no hubiese lamentado hoy la erradicación de la palmera que dividía la calle que le homenajea, que no hubiese firmado la Iniciativa Legislativa Popular, actualmente en marcha, a favor de la Ley Canaria de Protección del Arbolado Urbano, y, aún más, que no se hubiese empleado a fondo en su promoción. Toca pues colocar bajo su advocación este reportaje sobre dicha proposición de ley.

Uno de los puntos de esta propuesta dice: "Se hace preciso adoptar medidas urgentes que garanticen la conservación de nuestros ejemplares más valiosos y antiguos ante las agresivas actuaciones urbanas que muchas veces se producen, y asegurar con ello el fomento de los espacios arbolados en nuestros pueblos y ciudades". Es por éste y por los demás argumentos recogidos en la iniciativa por lo que se han adherido hasta ahora a la misma entidades como la Asamblea Popular de Gran Canaria, las asociaciones Atlas Gran Canaria, Grego Cabronas, Metrópolis (Tres Palmas), Micromacro, Propietarios, Residentes y Usuarios de la Dársena de Embarcaciones Menores del Puerto de La Luz y de Las Palmas y Sataute Drago; la delegación en Canarias de la Asociación de Profesionales Forestales, las asociaciones vecinales Amirisco (El Risco), Avecalta (Ciudad Alta), Aythamy (Tamaraceite), La Barriada de Guanarteme y Chile, Barrio de San José, Bethancores-Farray, Concepción (Jinámar), Defensa de Ciudad Jardín, Foro de La Isleta, Lugar de Lugarejo (San Lorenzo), Muro Marrero (Playa Chica), Triana-San Telmo y Vecinos Unidos (Tres Palmas); Ben Magec-Ecologistas en Acción, el Centro de la Cultura Popular Canaria, el Centro UNESCO Gran Canaria, el Colegio de Arquitectos de Gran Canaria, el Colegio de Biólogos de Canarias, la Escuela de Arquitectura de Las Palmas, la Fundación César Manrique, las mesas del árbol de La Orotava y Tejeda, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria y la revista Rincones del Atlántico. Además han rubricado su respaldo ciudadanos como el botánico Wolfredo Wildpret, el rector de la ULPGC, Rafael Robaina; el catedrático de Historia Manuel Lobo, el catedrático de Botánica Pedro Sosa y la catedrática de Geografía Emma Pérez-Chacón, los tres del mismo centro académico; la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna María Isabel Navarro Segura, el artista Pepe Dámaso, el escritor Alexis Ravelo, los arquitectos Elisenda Monzón, Flora Pescador, Noemí Tejera, Marina Romero, Cristina Maya, Faustino García Márquez, Vicente Mirallave y Juan Palop; la mangaka Ero Pinku, la coreógrafa Carlota Mantecón, el periodista Saúl García, los cineastas Dailo Barco y Amaury Santana y los músicos María Isabel Torón, Paula de Vega, Bejo, Mikel Luis Hernández y Yeray Rodríguez.

Quien esto escribe es firmante también de esta propuesta promovida por Parents for Future Canarias, que recibió el visto bueno por unanimidad del Consejo Consultivo de Canarias y que en otro de cuyos puntos, "Prohibición de la tala", puede leerse: "Queda prohibida la tala de todos los árboles protegidos por esta Ley salvo aquellos supuestos excepcionales contemplados en la misma."

Sus redactores, ingenieros agrónomos, botánicos, urbanistas y geógrafos, entre otros profesionales, incluyeron así mismo un artículo titulado "Inventario municipal del arbolado urbano", que reza como sigue: "Las entidades locales que no cuenten con un inventario completo del arbolado urbano existente en su territorio municipal deberán proceder a su elaboración en el plazo máximo de dos años, desde la entrada en vigor de esta Ley. Dichos inventarios se actualizarán periódicamente, al menos una vez cada diez años."

Expresan además los promotores que "cada vez la sociedad es más consciente del valor del arbolado urbano", de su función esencial en la mejora del "ambiente urbano purificando el aire, produciendo oxígeno, capturando el C02, manteniendo la humedad atmosférica, actuando como filtro de pequeñas partículas en suspensión, protegiendo las calles y avenidas de los vientos o grandes lluvias y regulando las temperaturas extremas". Quizá sea así que, efectivamente, "cada vez la sociedad es más consciente del valor del arbolado urbano", que la canaria es hoy una sociedad de amigos del árbol. En tal caso, con seguridad se alcanzarán, y hasta se superarán, las 15.000 firmas que hay que tener a finales de abril para presentar la propuesta al Parlamento de Canarias. Se pueden solicitar pliegos de firmas al correo ilp.arbolado@gmail.com. En Las Palmas, entre otros lugares, puede rubricarse los jueves por la tarde en la calle Triana, a la altura de la calle Travieso, y los sábados por la tarde en el Paseo de Las Canteras, ante el Hospital San José. Y quien quiera cargarse de más razones para esta lucha, que hoy es la de la humanidad entera, que no deje de leer Árboles y Niños y árboles de Francisco González Díaz, y que, cuando pase ante el lugar que ocupaba la palmera que dividía la calle con su nombre, se acuerde del activismo medioambiental del escritor.

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