La incertidumbre que rodea al sector de los cruceros en todo el mundo ha llevado a industria y gestores portuarios a tratar de buscar espacio para los buques ya vacíos en mientras dura la prohibición de atraque que les afecta y las navieras tratan de reorganizar sus flotas. En el Puerto de Las Palmas, donde el pasado sábado tuvo lugar una gran maniobra de desembarco de más de 10.000 pasajeros que finalizaban sus cruceros pocas horas antes de que entrara en vigor la prohibición de nuevos atraques de este tipo de barcos, la Autoridad Portuaria ya ha planificado la posible escala de otro buque, al que se sumarían dos más en Lanzarote y Fuerteventura, según ha confirmado la institución.

Esta previsión de escalas técnicas forma parte de una planificación que solicitó Puertos del Estado para tener preparada la capacidad de atraque de todo el sistema estatal en el contexto de los planes de contingencia, aclaran fuentes de la administración de los Puertos de Las Palmas. Esta medida, en cualquier caso, no exime a los buques de permiso que debe expedir Sanidad Exterior y que hace las veces de salvoconducto para acceder a unos puertos que de otro modo prohíben sus movimientos, sea cual sea el lugar del que provengan.

Las medidas de control y prohibición de atraque ya están teniendo efecto en Canarias. Uno de los buques de crucero que había solicitado atraque en Las Palmas de Gran Canaria ha visto denegada la petición por parte de Sanidad Exterior, de acuerdo con fuentes del sector que han rehusado señalar de qué crucero se trata.

El buque, apuntan, navegaba hacia el recinto capitalino sin pasajeros, aunque con toda su tripulación a bordo, compuesta por unas 800 personas. Los planes de la naviera pasaban por desembarcar en la Isla a la tripulación no imprescindible para devolverla a sus lugares de origen y de este modo dejar en el barco solo a las personas de guardia, pero su solicitud no cumple con ninguna de las excepciones previstas en el estado de alarma. Las normas decretadas desde el pasado sábado solo eximen de la prohibición a aquellos buques que ya lleguen al puerto exclusivamente con la tripulación de emergencia, o en aquellos casos por los que hay que hacer una excepción de carácter humanitario.

Eso mismo fue lo que llevó a las administraciones a aprobar el atraque el domingo en Santa Cruz de Tenerife del crucero Costa Luminosa, que desde hace unas semanas deambula entre las dos orillas del Atlántico buscando un puerto que le permita desembarcar a sus pasajeros. El buque llegó a las Islas pocas horas después de que se activara la prohibición de atraque y solo recibió permiso para desembarcar a tres pasajeros que necesitaban atención hospitalaria. Tras la operación, continuó en viaje hacia la costa mediterránea francesa con 1.427 pasajeros y 870 tripulantes.

Los problemas para encontrar puertos que permitan desembarcar a los pasajeros se repiten por todo el planeta desde que en febrero un buque de la naviera Princess Cruises fue obligado a permanecer en cuarentena con el pasaje frente a la costa japonesa, lo que provocó una multiplicación de los casos de Covid-19 a bordo. En las últimas semanas también ha encontrado dificultades para atracar otro buque habitual de las Islas, el Braemar, actualmente en aguas caribeñas.

El crucero, en el que habían sido confirmados varios positivos del nuevo coronavirus, tuvo que deambular por el Caribe después de que Curaçao, Barbados y Colombia rechazaran su llegada. Permaneció durante unos días frente a las costas de Bahamas, bajo cuya bandera navega, aunque el país acabó denegando el atraque por cautela ante el riesgo para su población. Finalmente fue Cuba el estado que, de acuerdo a "consideraciones humanitarias", aceptó el atraque para desembarcar a todos los pasajeros a comienzos de esta semana.