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CRISIS DEL CORONAVIRUS

La pandemia dispara el paro en la capital y golpea el trabajo sumergido

Casi 2.600 personas pasan a engrosar el desempleo en marzo

Edificio en construcción, cuyas obras han quedado congeladas. JUAN CASTRO

Los efectos sociales y laborales de la crisis sanitaria ya empiezan a notarse tanto en la avalancha de demandas de ayudas en los servicios sociales de la capital grancanaria como en las cifras del paro, que cerró este mes de marzo con 41.767 desempleados.

Un total de 2.592 personas han pasado a engrosar el desempleo de la capital, que vuelve a crecer tras varios años de reducción continuada. En esta cifra no se incluyen los cientos de afectados por los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

Tampoco incluye a los trabajadores de la economía sumergida, cuya situación es más dramática aún si cabe porque su medio de vida se ha esfumado y carecen de paracaídas para amortiguar el golpe. Este sector de la población está acudiendo a los servicios sociales municipales, porque en muchos casos no tienen dinero ni para comer. Más de 5.000 familias están siendo atendidas con ayudas para comer por el Ayuntamiento que está destinando dos millones de euros al mes solo para atender la emergencia social.

Pedro Quevedo, concejal de Empleo y Turismo, consideró que los datos del incremento del paro son "extremadamente preocupantes" y se mostró convencido de que la situación empeorará en los próximos meses.

Según los datos del Observatorio Local del Mercado de Trabajo, el paro creció en marzo en la ciudad un 6,62% con respecto al mes anterior, mientras que la variación interanual ha sido de un 4, 65%.

"El impacto de la pandemia se ha notado inmediatamente en las cifras del paro, que no reflejan los efectos sobre la economía sumergida, la cual no es cualquier cosa, desgraciadamente, en nuestra tierra y se está produciendo un verdadero drama" en el seno de muchas familias, que no pueden recurrir a la prestación de desempleo para sobrellevar la pérdida del trabajo.

"A medida que se paran las actividades", sostuvo, "la gente que estaba en ese mundo sumergido, sin derechos reconocidos ni nada de nada, pasa a estar en una situación de indefensión absoluta". Los últimos estudios cifran en un 26,1% el peso de la economía sumergida en el PIB canario.

Aún reconociendo que la situación es "alarmante", Quevedo indicó que el impacto del crecimiento del paro en la capital no ha sido tan grande como en el resto de Gran Canaria o en la Comunidad Canaria, donde la variación intermensual ha sido de un 9,53%.

"Parece que en principio hemos resistido mejor. Eso no quiere decir que no haya una situación absolutamente alarmante. Vamos a sufrir mucho en los próximos meses, pero al menos no estamos entre los primeros", consideró Quevedo, quien añadió que eso quiere decir que "la ciudad había alcanzado un dinamismo razonable y que estábamos en la senda de mejorar, aún con las objeciones de que el empleo que se estaba creando mayoritariamente era inestable, a tiempo parcial y no bien retribuido". Indicó que ha sido el turismo el sector que ha tirado de la economía de forma clara, junto con la construcción, que "ahora son los que caen, junto a la actividad industrial", una recuperación que ya se empezaba a notar y que se ha truncado.

El edil consideró que esta "situación de alarma clarísima" va a necesitar de un pacto de estado porque "no hay ninguna administración que sea capaz por sí sola de hacerle frente".

A su juicio, es urgente que el Estado autorice a los ayuntamientos a echar mano del superávit metido en los bancos para hacer frente a los efectos de la pandemia.

El Ayuntamiento capitalino guarda unos 250 millones en los bancos, cantidad de la que el Gobierno de España le ha dejado utilizar un 20%. "No podemos seguir manteniendo estos recursos en los bancos, que están ahí no por mala gestión sino debido al techo de gasto", advirtió.

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