En medio de un IES Alonso Quesada prácticamente silencioso, un grupo de siete alumnos de 2º de Bachillerato escucha atentamente a su tutora en un aula. Entre ellos, dos metros de distancia, mascarillas y desinfección previa con hidrogel. También hay emoción. Y es que es la primera vez que se ven en ese ambiente desde hace casi tres meses después de que la pandemia del coronavirus paralizase la actividad en los centros educativos. Una experiencia "dura", pero que ha traído consigo algunos aspectos positivos como el incremento de autonomía a la hora de aprender y de prepararse para la inminente EBAU. El examen que más les asusta y para el cual sus profesores ofrecen las últimas clases presenciales de refuerzo mediante cita previa.
El Alonso Quesada, que cuenta con 638 alumnos y 68 profesores, es uno de los pocos institutos de la provincia que ha decido abrir sus puertas a alumnado, cumpliendo y extremando las medidas impuestas por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. "No son clases como tal porque el temario ya se ha dado", explica el director del centro, Antonio González González, quien asegura que la decisión se tomó, sobre todo, "para conocer el estado emocional de los estudiantes y resolver las dudas que tengan" de cara a la prueba preuniversitaria.
Autonomía
Por ese motivo, precisamente, Sofía Sosa Aguemri ha acudido a la primera jornada presencial en su centro educativo. "Yo espero la perfección en la EBAU y por eso he venido, para aclarar aunque sea la duda más tonta", asegura la joven de 17 años que aspira a poder estudiar Ingeniería Aeroespacial o Medicina. Para ello, se ha esforzado durante todo el curso, especialmente en los dos últimos meses y medio, cuando tuvo que adaptarse, al igual que sus compañeros, a la enseñanza telemática.
"La verdad es que ha sido una gran experiencia, porque nadie se esperaba lo que iba a ocurrir y cómo íbamos a tener que estudiar y creo que con el coronavirus he aprendido mucho más, porque he ganado en autonomía a la hora de estudiar y trabajar", asegura la estudiante para quien el aprendizaje ha ido más allá de lo académico. "Esto también ha sido una lección de vida y no creo que se olvide este año. La Covid-19 nos ha dejado dolor, pero también nos ha hecho dejar de pensar en el yo y empezar más a pensar en un nosotros".
Eso sí, los primeros días fueron los más duros tal y como asegura otra de las alumnas, Yesenia Ortega León, quien no solo vio paralizada su normalidad educativa, también la de bailarina. "Estaba muy triste, pero para llevarlo mejor emocionalmente me levantaba temprano y me ponía a estudiar por las mañanas y ya por la tarde me dedicaba a hacer ejercicio o bailar", señala la estudiante de 17 años con vocación de veterinaria que también asevera haber "estudiado y aprendido mucho más" durante el confinamiento.
A punto de cumplir la mayoría de edad, Bright Martins también decidió ir ayer a clase para resolver algunas dudas sobre la EBAU. También lo hizo porque "echaba de menos" el instituto y ver a sus compañeros después de unos meses que han tenido su complejidad. "Al principio fue impactante y complicado, pero poco a poco la cosa fue a mejor gracias a los profesores y al uso de las nuevas tecnologías", cuenta el joven que quiere entrar en Comunicación Audiovisual.
Y es que desde que se inició el estado de alarma hasta ahora han trabajado a través de plataformas virtuales como la de la Consejería de Educación regional, Evagd, o el Google Classroom, así como han recibido clases mediante videoconferencia. Una experiencia interesante también para Eva Cabrera, la tutora y profesora de Lengua de los chicos que ha decidido poner su tableta e impartir la lección en streaming para que el próximo día de clase presencial puedan enterarse tanto los alumnos que vayan al instituto como a los que les toque quedarse en casa.
Con las vacaciones escolares a la vuelta de la esquina, docentes y alumnos apenas disponen de una semana para realizar este tipo de consultas con cita previa por lo que el Alonso Quesada ha habilitado dos aulas con una aforo máximo de siete alumnos en cada una de ellas, por si se diera el caso de tener que dar dos asignaturas en la misma franja horaria. En un principio serán tan solo dos horas al día en la que tutorías y diferentes materias se alternarán cumpliendo con el máximo rigor con el horario que el director ha organizado.
Una vez finalice el curso, serán los profesores los que se reúnan para evaluar y perfilar cómo será el próximo mes de septiembre. "El primer trimestre del próximo curso consistirá en adaptar un poco lo que hemos hecho este último trimestre. La pandemia será la que marque la pauta pero nuestra idea es que los alumnos de Bachillerato sigan trabajando de forma telemática y que sean solo los de 1º y 2º de ESO los que vengan al instituto", apunta Antonio González, quien también cree que, en general, el alumnado acabará en unas semanas con "buenos resultados".
