La Policía Nacional ha abierto una investigación para esclarecer "por completo" todos los hechos que ha denunciado una ciudadana de Las Palmas de Gran Canaria, en los que relata cómo dos agentes de la Policía Local capitalina agredieron y amenazaron a su hijo de 15 años, el pasado 22 de junio en el barrio de Guanarteme; así como también la queja que ha presentado contra un agente de la Nacional por negarse a registrar la denuncia.

El suceso que ha difundido una vecina de Las Palmas de Gran Canaria, Virginia Martínez Negrín, a través de las redes sociales está corriendo como la pólvora. Se trata de su versión, cuyos hechos ya están investigándose por las autoridades competentes.

Según Virgina Martínez, tanto ella como su hijo de 15 años vivieron una experiencia traumática con agentes de la Policía Local y posteriormente con otro agente de la Nacional de la Comisaría de Luis Doreste Silva, el pasado 22 de junio, a las 21.20 horas. Siempre según su testimonio, dos agentes de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria arrestaron a su hijo y a un amigo de este porque les vieron corriendo por la calle Guanarteme. En el momento que la madre acude al lugar de los hechos, avisada por los mismos agentes, su hijo le cuenta que estos le amenazaron de muerte y golpearon: "Me metió en la parte trasera del vehículo policial como si fuera un saco de basura diciéndome: '¡Ven aquí que te vas a cagar, me la suda todo lo que me estás diciendo. Y el otro agente, una vez dentro del coche de policía, se me subió encima, poniéndome las rodillas sobre las manos estando a horcajadas sobre mí, para que yo no pudiera cubrirme la cara, y comenzó a pegarme en cara, el cuello y la cabeza, gritándome '¡Te mato hijo de puta, te mato!'", cuenta la madre en su relato, y asegura que dispone de los teléfonos de testigos que presenciaron ese momento y que están incluidos en la denuncia que ya ha presentado.

La sucesión de acontecimientos se agrava más, ya que, asegura la madre, cuando fue a presentar la denuncia en la Policía Nacional, con el parte médico en el que figuraba las lesiones del menor, un agente se negó a formalizarla porque no le "daba la gana". Sin embargo, fuentes externas a la investigación, aseguran que cuando Virginia acudió a las dependencias de Luis Doreste Silva, "en un estado visiblemente alterado" no se pudo registrar su declaración debido a un fallo informático de conexión con el sistema general del cuerpo de seguridad, por lo que los atestados se recogieron sin número. El agente que le atendió también le envío a las oficinas de Miller Bajo porque en ese momento la madre del menor lo que deseaba era presentar una queja y porque no llevaba el parte médico en el figuraba las heridas del menor. En la investigación que ya está en curso se aclarará cómo fue el comportamiento de este agente.

Virginia asegura que tiene una grabación de voz en la que está registrada la conversión con el agente de la Policía Nacional; así como las versiones de los testigos que presuntamente presenciaron la agresión por parte de los municipales. También afirma que ya ha presentado una denuncia contra los dos agentes de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, así como una queja contra el Nacional que no quiso registrar lo acontecido.

Este es el relato de Virginia Martínez Negrín, difundido en las redes sociales:

"Hola, mi nombre es Virginia, soy ciudadana de Las Palmas de G.C.

A pesar de los hechos que voy a relatar, me gustaría destacar que pienso que por regla general los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hacen un trabajo excelente.

No obstante, quiero compartir la nefasta experiencia que viví el pasado 22 de junio. Disculpen si me extiendo pero creo que mi experiencia debe relatarse con el máximo detalle posible.

Todo comienza sobre las 21.20 horas del día citado, cuando intenté ponerme en contacto con mi hijo de 15 años por whatsapp. Me sorprendió que no me contestara al minuto, como es habitual... así que probé a llamarle y tampoco me contestó, otro mensaje, otra llamada... y nada...

Tras 15 minutos recibo una llamada de la Policía Local de Las Palmas de GC, me preguntan si soy la madre de mi hijo y que lo tienen retenido por la zona de Guanarteme, a la espera de que vaya a recogerlo ya que no lleva el DNI encima.

En 5 minutos estoy allí, con mi otra hija de 10 años, (evidentemente no puedo dejarla sola en casa), veo a mi hijo de 15 años en el asiento trasero del vehículo de policía y procedo a identificarlo con su DNI y a identificarme yo como su madre.

Uno de los agentes, muy amable, me indica (refiriéndose a mi hijo): "él te contará lo que ha pasado, dado que siendo menor no podemos interrogarlo sin estar en presencia de alguno de sus progenitores". Le pregunto a mi hijo qué es lo que ha sucedido (ya le noto la cara hinchada, y bastante nervioso, pero inocente de mí que pensé que era por haber estado corriendo bastante rato).

Mi hijo me comenta que andaba con su amigo caminando y escupen en la acera, sale un caballero de un local y les recrimina que no deben hacer eso (muy lógico, y más con el tema del Covid-19 que estamos viviendo) y ambos menores salen corriendo porque no querían que el señor siguiera recriminándoles.

Mientras van corriendo, de la nada aparece una patrulla de la POLICÍA LOCAL, que al ver a dos adolescentes corriendo 'dieron por hecho que habían cometido algún tipo de robo en la zona'. Al ellos ver como venía el coche patrulla con tanto revuelo y que uno de los agentes se baja del coche a perseguirlos, reaccionaron huyendo y no parándose.

Soy consciente de que no es correcto y reprendo a mi hijo delante de los agentes tanto por el comportamiento de escupir en la calle como el de huir si un policía le da el alto, pues tiene la obligación de pararse.

Acto seguido, el agente me da una denuncia amarilla, en la que se señala que mi hijo ha desobedecido a la autoridad y además, me señala que ya me llegará la denuncia a mi casa con el importe de la sanción.

Hasta aquí todo parece tener una lógica, dentro de la situación policial... no sabía yo que lo peor estaba por venir...

La sorpresa viene cuando el mismo agente que me entrega la multa me espeta: "'claro... exceptuando que se comunique algún robo que haya habido por la zona en este horario, ya que entonces sabríamos que ha sido él."

En ese mismo momento le contesté: 'disculpe, pero está muy confundido, si ha habido algún robo en la zona primeramente deberá hacerse una investigación, no le vas a cargar ese muerto a mi hijo, aun viendo que no ha robado nada."

Dicho esto, firmo la copia de la denuncia que me dan, y me señalan que aún no podemos irnos porque tiene que venir otra patrulla a darme un justificante como que me hacen entrega del menor. En este momento es cuando mi hijo se dirige al segundo agente, el cual no había cruzado palabra conmigo en ningún momento, y le dice: "ahora cuéntale a mi madre lo que me hiciste dentro del coche". Sentí un escalofrió por todo el cuerpo y le pregunté a mi hijo: "¿qué fue lo que te hizo?" El agente rápidamente reacciona, diciendo "yo no te he hecho nada..." a lo que yo le insisto a mi hijo: "¿qué fue lo que te hizo?"

Y aquí viene el primer horror de la noche... cuando mi hijo me dice: 'cuando me interceptaron, y me agarraron... les dije soy menor, tengo 15 años, no he hecho nada, no fumo, no tengo drogas, no he robado, tan solo escupimos y salimos corriendo y aparecieron ustedes con las sirenas, por el altavoz diciéndole a los transeúntes que nos parasen, subiéndose a las aceras con el coche de policía, y uno de los agentes corriendo detrás de nosotros... me asusté y por eso corrí. El agente, (ese que en todo momento me hablo a mí muy correcto...), me metió en la parte trasera del vehículo policial como si fuera 1 saco de basura diciéndome: '¡VEN AQUÍ QUE TE VAS A CAGAR, Y ME LA SUDA TODO LO QUE ME ESTÁS DICIENDO!', y el otro agente, una vez dentro del coche de policía, se me subió encima, poniéndome las rodillas sobre las manos estando a horcajadas sobre mí, para que yo no pudiera cubrirme la cara, y comenzó a pegarme en cara, el cuello y la cabeza, gritándome '¡TE MATO HIJO DE PUTA, TE MATO!'

No creo que se puedan hacer una idea de la furia que sentí cuando estaba escuchando el relato de mi hijo... más que como dije anteriormente me habían señalado que ni tan siquiera lo habían interrogado porque era menor...

Solté lo que llevaba en las manos y fui hacia donde estaba el agente, le increpé diciéndole que ¿qué es lo que le había hecho a mi hijo? que me lo hiciera a mí... cada vez estábamos más cerca el uno del otro... él no me daba explicación alguna sólo me miraba exultante, pienso que creía que yo terminara perdiendo los papeles y levantándole la mano, pero esto no sucedió. A todas estas, mi hija de 10 años llorando porque veía cómo estaba su hermano y que su madre estaba en una situación bastante intensa.

Esta situación acabó cuando el otro agente medió entre nosotros haciendo que tomáramos distancia el uno del otro.

Mientras se daba esta situación, en la que yo continuaba pidiéndole explicaciones al agente, como caída del cielo empiezo a escuchar a una chica que decía que lo que contaba mi hijo era cierto, porque ella y su pareja lo habían visto todo, desde que lo metieron en el coche hasta los golpes que le dieron y que los agentes que habían realizado esos comportamientos eran los allí presentes. La gente buena que hay en esta isla... que me facilitaron hasta sus teléfonos por si tenían que ir de testigos porque no veían justo lo que había pasado ni lo que estaba pasando.

Inmediatamente, les digo que quiero que ambos agentes se identifiquen con sus placas y que iré a la Policía Nacional a denunciar los hechos. No se identificaron, únicamente me señalaron que sus números de placa estaba en la denuncia que ya se encontraba en mi poder.

El primer agente (en su primer momento, muy amable) me intentó convencer de que no fuera a denunciar, a la vez que le pedía los DNI a la pareja que se había ofrecido a ir de testigos conmigo.

Intento relajarme porque la impotencia y los nervios que tenía ya eran brutales, no dejaba de pensar en la situación en la que habían puesto a mi hijo esos impresentables, ver la cara de mi hija pequeña horrorizada y llorando y la situación tan intensa que yo misma había vivido, en un sitio público y con personas en las terrazas de las cafeterías.

En este momento, llega la segunda patrulla, la que me tenía que dar el documento de retirada del menor.

No podía dejar de mirar al agente al que le pregunté qué le había hecho a mi hijo, quien se había retirado a hablar por teléfono bastante alterado.

Los agentes que acababan de llegar intentaban que me tranquilizara y le explican a mi hijo que si le dan el alto hay que pararse y demás. Les dije que no iba a comenzar con comentarios, ahora con 4 agentes y que me iba a ir a denunciar lo ocurrido.

Continúa la noche, me voy al centro de salud con mi hijo, efectivamente lo observan los doctores y le dan un parte de lesiones, donde se detallan los daños que tiene.

Un poco más tranquila pensé, bueno sólo queda poner la denuncia, y ya nos vamos para casa a descansar de este espanto de noche.... No sabía yo la que me esperaba.

Acudo a la Comisaría de Luis Doreste Silva, ya eran sobre las 23.10... toco en la puerta y le explico al agente que me abre que quería denunciar los hechos que me habían sucedido a lo que me responde que no me va a recoger la denuncia. Con estupor le pregunto ¿por qué? y me espeta PORQUE NO ME DA LA GANA. (Me quedé en shock) y le pregunté ¿qué tengo que hacer entonces? A lo que me responde con una prepotencia inconmensurable: "Te vas a la comisaria de Miller y pones una queja."

Continuaba en shock... bajando los escalones de la policía nacional, sintiéndome muy desamparada, indignada y muy impotente y pensé... ¿será verdad?... Pero fue entonces cuando se me vino a la mente el agente de la policía local llamando por teléfono cuando vino la segunda patrulla, hilé la situación y lo vi claro.... Yo fui quien le dijo que iba a ir a denunciarle a la policía nacional... deduzco que es muy probable que esa llamada fuera de ese agente a alguien de la policía nacional diciéndole que yo iba para allá...

Ahí ya reaccioné, puse la grabadora de mi móvil y volví a subir las escaleras de la policía nacional y le dije al mismo agente si me podía volver a repetir el motivo por el cual no me recogía la denuncia y me espeta: primero PORQUE NO ME DA GANA, segundo porque el sistema operativo está averiado y tercero porque no se admiten denuncias de cuerpo policial a cuerpo policial.

Nos fuimos a casa, me informé con varias personas que conozco y que trabajan en los distintos cuerpos de seguridad del estado y NO DABAN CRÉDITO, me señalaban que la policía nacional recoge todo tipo de denuncias.

Al día siguiente volví a la misma comisaría de la policía nacional a la que había ido la noche anterior, puse la denuncia contra los agentes de la Policía Local y una queja al Policía Nacional que la noche antes no me quiso recoger la denuncia.

Ahora esperaré a que se resuelvan ambos asuntos, esperando que se haga justicia con este tipo de situaciones que son intolerables.

Finalmente, me gustaría señalar, tal y como apuntaba al principio que NO A TODOS LOS AGENTES DE LOS CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO podemos meterlos en el mismo saco, que asumo que la situación que mi familia ha vivido es un hecho aislado pero que no se puede consentir el uso que muchos de ellos hacen de sus uniformes pues es hasta cierto punto absurdo, ilógico e infantil.

No debemos olvidar que somos todos iguales: ni yo soy mejor que ellos, ni ellos, por llevar un uniforme, son mejor yo ni que nadie.

Que, por favor, no traten a ningún menor como un delincuente, como sucedió con mi hijo. Traten a los ciudadanos con respeto, porque es la única forma en la que se ganarán el respeto de los ciudadanos de forma voluntaria y no autoimpuesta".