La causa que se ha estado celebrando esta semana en la Audiencia Provincial de Las Palmas contra seis personas por el asesinato de Davide Fervorini llegó ayer a su fase de conclusiones. En esta, los abogados de las defensas lanzaron mensajes contradictorios en los que los diferentes imputados se echaban las culpas entre ellos. Mientras, tanto la Fiscalía como la acusación particular siguen sosteniendo la misma tesis desde el primer día, es decir, cinco de los seis implicados planearon robar y matar a este ciudadano italiano pero residente en la capital grancanaria el 11 de septiembre de 2018. El jurado popular tendrá que dictaminar en los próximos días si los hechos expuestos durante la vista han sido probados o no.

En cuanto a los acusados, en el ejercicio de sus últimas palabras, pidieron perdón a los familiares de Fervorini, los cuales estaban presentes en la sala. "Ninguno buscaba el fallecimiento de este señor", apuntó por su parte Adonay S. G., uno de los supuestos autores del crimen. Este último, junto a Alejandro A. S., Rubén P. S., y Wilson Enrique Q. B. se enfrentan a entre 28 y 34 años de prisión por unos delitos de asesinato, robo con fuerza en domicilio y contra la salud pública.

"Las pruebas han confirmado y demostrado los hechos de mi acusación", señaló el Ministerio Público en su larga intervención. "Las forenses ya lo dijeron, las lesiones son compatibles con querer quitarle la vida a una persona", añadió. La fiscal señaló que no cree en las múltiples versiones que han dado los acusados, las cuales se contradicen entre sí. Es más, destacó que estas las han cambiado "constantemente", refiriéndose a ciertas modificaciones con respecto a lo que los presuntos asesinos de Fervorini confesaron durante la investigación policial. Especialmente en el caso de Sophia Valinha G. B. M., a quien definió como "autora intelectual" del crimen y el robo. Esta se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por los delitos de asesinato y robo con fuerza.

Esta última afirmación la puso en duda y la desmintió la abogada de la defensa de la joven. Lo cierto es que esta conocía a Fervorini desde hace algunos años con quien mantenía una relación de amistad. Según el relato de la Fiscalía, esta supo del traspaso del Club Cannábico que el italiano regentaba en la calle Juan Rejón de la capital grancanaria. Un hecho que le transmitiría a Adonay S. G. y a partir de ahí idearían supuestamente robarle y matarle junto a los otros jóvenes acusados, con la excepción de Layonel S. G., al que solo se le imputa un delito contra la salud pública.

"¿Sophia líder? Permítanme, pero no creo que nadie se lo crea", señaló la letrada de la joven. "Menor que el resto, sin antecedentes; no existe ningún acuerdo previo, ella solo era el gancho", continuó. La abogada indicó que esta no quemó su ropa tras lo sucedido, "ella entró en pánico, porque nada de lo que estaba ocurriendo estaba planeado", concluyó.

Y lo que ocurrió fue que Fervorini murió de una manera violenta. Con daños "contundentes" en el tórax y la cabeza, realizadas supuestamente con un bate de béisbol, patadas y el golpe de un piedra de grandes dimensiones. "Las forenses señalaron que tenía la mandíbula rota por tres lados", apuntó la fiscalía. "Esas lesiones son mortales, no para asustar a alguien", añadió. Posteriormente irían a casa de la víctima a robarle el dinero del traspaso.

De esta manera, y según la fiscalía, los cuatro hombres implicados serían los autores "materiales" de los hechos y Sophia Valinha G. B. M., la autora "intelectual", "aunque no diera ningún golpe, ella tendió la emboscada y después no denunció los hechos", apuntó el Ministerio Público. Una tesis que en menor o mayor medida comparte la acusación particular.

"La colaboración de ella es imprescindible", apuntó. "La conclusión siempre fue matarlo de una manera vil y cobarde", señaló, al tiempo que subrayó que las penas deben ser con una vocación para la reinserción social de los acusados. El letrado hizo hincapié en que las heridas no se hicieron con la intención de amedrentarlo. "No se sostiene, las lesiones eran mortales de necesidad, eran conscientes de que de estaba muerto", destacó. No obstante, uno de los supuestos asesinos, Alejandro A. S., señaló que no vio sangre en el lugar donde todo sucedió, un alpendre abandonado en Barranco Seco.

El letrado hizo hincapié en lo "adulterados" que han estado los relatos. "Con múltiples versiones", indicó. La abogada de la defensa de Adonay S. G. señaló que el joven "sabe que merece un castigo, pero los otros acusados le culpan de haber dado el golpe con la piedra y no fue así". Es más, el presunto asesino declaró en sus últimas palabras que él solo inmovilizó a Fervorini, "podría haber seguido hasta matarlo pero paré".

Mientras, la defensa de Rubén P. S. apuntó que este apaleó a Fervorini, "pero no para matarlo". "La causa son los golpes en la cabeza", indicó refiriéndose a la piedra que la Policía encontró en el lugar del crimen. Una acción esta última que atribuye a Adonay S. G. En esta misma línea se manifestó el letrado de Alejandro A. S. "Ella puso en tensión a todos", señaló en referencia a Sophia Valinha G. B. M. pues esta habría entrado en pánico y pediría que mataran al italiano pues podía identificarla.

En cuanto a la defensa de Wilson Enrique Q. B., señaló que "si hubieran querido matarlo habrían ido con algo más contundente que un bate". Al mismo tiempo, acusó a Adonay S. G. de no decir la verdad. "Wilson es quien dice basta ya", recalcó. Lo cierto es que los letrados hicieron hincapié al jurado para que valoraran lo ocurrido de manera "individualizada".