Alumnos de Arquitectura, Trabajo Social y del máster de Dirección de Empresas y Recursos Humanos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han diseñado y presentado propuestas de transformación de la ciudad de cara a ser elegidas en los Presupuestos Participativos 2020 del Ayuntamiento capitalino. Se trata de una iniciativa que comenzó a andar de la mano del profesor Vicente Díaz y sus estudiantes en 2017. La idea ha sido buscar proyectos capaces de mejorar rincones desaprovechados o degradados y que sean capaces de dar soluciones a las necesidades de los vecinos de esas zonas, explican los profesores implicados.
Vicente Díaz, profesor de la asignatura Hábitat y Desarrollo en el quinto año de Arquitectura, en colaboración con el también enseñante Francisco Gutiérrez y sus alumnos, han presentado un total 38 propuestas para mejorar la ciudad de las más de 600 que hay publicadas en la página web municipal de Participación Ciudadana. Estas vendrían a transformar espacios libres en barrios como La Isleta, Zárate, Tenoya o Arenales.
"El confinamiento por la Covid-19 nos ha hecho reflexionar mucho sobre cómo está articulado el espacio urbano", señala Díaz. Aunque lo cierto es que esta iniciativa nació mucho antes. En el curso 2017/2018, con los primeros presupuestos participativos que presentó el Ayuntamiento, planteó una serie de propuestas en clase junto a sus alumnos pero que no pasaron de ahí. Sería al año siguiente cuando decidió intentar hacer realidad los proyectos.
Para ello, buscó la colaboración Ana Cano, profesora de Trabajo Social. Cuatro alumnos en prácticas de este grado fueron los encargados de hacer de intermediarios entre colectivos vecinales con necesidades en sus barrios y los estudiantes de arquitectura para que estos diseñaran sus propuestas. Y es que ambos docentes califican la iniciativa de "multidisciplinar".
El año pasado presentaron hasta 25 propuestas, de las que el Ayuntamiento dio el visto bueno y presupuestó tres: un rincón verde en la plaza Manuel Becerra, mejoras en el parque de los Juegos Olímpicos en Altavista y un espacio polivalente junto al Centro de Salud de Escaleritas.
"Los alumnos así son capaces de poner en practica lo que han aprendido en clase y a trabajar de manera interdisciplinar en una situación real", apunta Cano. Es lo que llaman "aprendizaje de servicio", los estudiantes acuden a los barrios y buscan cómo detectar necesidades para después cubrirlas de la mano de los vecinos. Una iniciativa que busca sacar la universidad de las aulas y ponerla al servicio de la sociedad, recalcan.
Entre las propuestas de este año, las cuales están ahora en fase de valoración por parte del Ayuntamiento, destaca el establecimiento de itinerarios escolares seguros en Tres Palmas o la creación de un mirador con zona infantil en un rincón degradado de la calle Sabino Berthelot, en Zárate. "Se trata de poner el foco y dar valor a otras miradas de la ciudad", explica Díaz. De hecho, no se han olvidado de barrios tan alejados como Tenoya, donde plantean mejorar la accesibilidad del centro de salud.
Para La Isleta también han proyectado mejoras. En la plaza del Pueblo o en el grupo de viviendas Sanz Orrio la idea es aprovechar mejor los espacios públicos existentes; mientras, en la calle Faro, una de las más transitadas del barrio, buscan ganar espacio para el peatón en detrimento del coche. "Arquitectura con componente social", lo llama Díaz.
Algunas ideas son muy llamativas, como la de la alumna Anaïs Trouvé, quien diseñó las llamadas "zonas arco iris". Estas vendrían a sustituir plazas de aparcamiento pintadas con líneas de colores, las cuales pasarían a estar dedicadas a la venta ambulante, eventos culturales, terrazas o jardines. Y es que Díaz considera "vital" arrebatar espacio a los coches y devolvérselo a los peatones.
Estos investigadores quieren mantener la iniciativa en sucesivas convocatorias e implicar a profesores de otras disciplinas, pues consideran que se pueden abarcar múltiples posibilidades. "Que la universidad se implique más", subrayan, además de hacer un llamamiento a las asociaciones. "Se trata de una puerta abierta de reciprocidad", señalan.
