Relevo en el Palacio Episcopal de la plaza de la plaza de Santa Ana tras casi 15 años. El papa Francisco designó ayer José Mazuelos Pérez nuevo obispo de la Diócesis de Canarias. El hasta ahora obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez releva en el cargo a Francisco Cases Andreu, que desde finales de 2005 se encontraba al frente de la Iglesia católica en la provincia de Las Palmas y que una vez jubilado ahora se retirará a su Alicante natal.
Mazuelos Pérez, nacido en 1960 en la localidad sevillana de Osuna, es un sacerdote "de vocación tardía", como señalaba Cases durante la rueda de prensa en la Casa de la Iglesia de Las Palmas de Gran Canaria en la que dio a conocer los detalles sobre su despedida. Antes de ingresar en el Seminario de Sevilla en 1985, el nuevo prelado había estudiado Medicina en la Universidad de la capital andaluza, profesión que ejerció también durante su servicio militar en la Armada, cuando estuvo destinado en un hospital militar gaditano, según apunta la biografía oficial del nuevo obispo distribuida ayer por la Diócesis de Canarias.
Dos parroquias sevillanas fueron sus primeros destinos como sacerdote, aunque en el año 1993 continuó su formación trasladándose a Roma, donde se licenció en Teología Moral y se especializó en bioética. Tras su regreso a España fue nombrado director del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla, delegado de Pastoral Universitaria y canónigo penitenciario de la Catedral de Sevilla hasta que en 2009 accedió al Obispado de Asidonia-Jerez, que comprende el territorio septentrional de la provincia de Cádiz. Desde marzo de este año, Mazuelos es también presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, en la misma reunión plenaria en la que el arzobispo de Barcelona, Juan José Ornella, fue nombrado presidente de los obispos españoles. Mazuelos está vinculado al Camino Neocatecumenal, un movimiento católico fundado en Madrid en la década de 1960 que ha ganado influencia en la Santa Sede en las últimas décadas.
Obispo administrador
Cases, que en octubre cumplirá 76 años, no accederá al título de obispo emérito hasta que su sucesor asuma el liderazgo de la Diócesis de Canarias, algo que aún no tiene fecha definida y que depende de la evolución de la pandemia, del verano y de la propia agenda del nuevo prelado. Mientras eso ocurre, la sede queda vacante y él continuará como obispo administrador apostólico, "con todos los derechos, obligaciones y facultades de los obispos diocesanos", según detalló ayer. Los vicarios al cargo del gobierno de la Diócesis también cesan con el cambio de obispo, aunque al igual que él se mantendrán hasta el relevo definitivo.
En su despedida, Cases aseguró que se lleva "mucho cariño" de los feligreses de las cuatro Islas a su cargo y destacó que desde su llegada sintió la cercanía de sus gentes, "muy acogedoras". El momento de su relevo llegó hace ocho meses al cumplir 75 años, edad señalada para la jubilación de los prelados, aunque los acontecimientos no se materializaron hasta hace unas semanas. El 17 de junio recibió una carta del nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, en la que le comunicaba que el papa había aceptado su renuncia, y este pasado sábado, una segunda misiva en la que le confirmaba la publicación por parte de la Santa Sede del nombre del nuevo obispo este lunes a partir del mediodía peninsular.
El hasta ayer obispo de Canarias regresará ahora a su tierra natal, Alicante, donde pasó "los años más alegres como sacerdote", según rememoraba ayer. Su nuevo domicilio se encontrará en la misma casa sacerdotal que continuaba visitando cada verano, aunque su retiro no será completo. Ya ha pedido al obispo de Orihuela-Alicante que le busque acomodo en una parroquia de la Diócesis "en la que pueda echar una mano".
Quien hasta ayer le acompañaba como vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, mostró en la rueda de prensa su gratitud hacia Cases, quien "desde que llegó se entregó" para conocer las Islas palmo a palmo. Así, recordó una anécdota ocurrida poco después de su incorporación al Obispado, cuando se fue en coche a conocer la cumbre de Gran Canaria y acabó regresando a la capital por La Aldea de San Nicolás.
Cases calificó como "estrechez" las peticiones conocidas durante las últimas semanas para que su sucesor al frente del Obispado fuera canario -"Eso solo se hace con los catalanes y los vascos", afirmó- y leyó una carta que Mazuelos ha dirigido a los diocesanos de Canarias. De ella destacó las menciones a los términos "corazón" y "alegría". Cabrera, por su parte, lo describió como "un hombre profundamente enamorado de la eucaristía" y destacó que el nuevo obispo ya conoce Gran Canaria, ya que estuvo hace algún tiempo en un encuentro de familias.
Mazuelos, que será la sexagésima novena persona en ocupar el cargo, agradece al papa en la carta su designación, y al propio Cases "su acogida, disponibilidad y todo el empeño pastoral que ha realizado". Sobre la Diócesis a la que ahora se incorpora, destaca en su misiva su historia centenaria en el Archipiélago y la coincidencia de su nombramiento con la víspera del aniversario de su fundación: "Tengo el honor de poner rumbo a una Diócesis donde la Iglesia de Dios peregrina ininterrumpida mente desde hace más de 600 años".
Además, ofreció una rueda de prensa en Jerez de la Frontera al mismo tiempo que Cases en Las Palmas de Gran Canaria. A la vez que anunció su partida de la ciudad gaditana, explicó que dejaba una Diócesis a la que había llegado en 2009 "siendo un cura joven hecho obispo", en declaraciones recogidas por Europa Press. Ante los medios jerezanos aseguró también que se trasladará a Canarias "con la misma ilusión" con la que empezó hace 11 años. "El Señor me espera ahora allí", concluyó.
