El acusado de haber estrangulado un indigente discapacitado y quemado su cuerpo en un kiosko abandonado de Playa del Ingles, en Gran Canaria, el 11 de enero de 2019, ha negado este lunes los hechos que se le imputan ante un Jurado de la Audiencia de Las Palmas.

"No he matado a nadie", ha declarado Ali G.G., de 44 años, en la primera sesión del juicio que se sigue contra él y contra su pareja sentimental, Roberta S., quienes se enfrentan, en el caso de él a una pena de 18 años de prisión por un delito de asesinato; y en el de ella, pese a estar acusada de encubrimiento, a ninguna pena, por concurrir la excusa absolutoria por su relación con el acusado.

El procesado, para quien su abogado solicita la absolución, ha explicado al tribunal que nunca estuvo en los kioscos donde vivía y fue hallado muerto el indigente, al que conocía porque asegura que le había apuñalado meses antes de que ocurrieran los hechos en un bar y porque solía pasarse el día en las proximidades del centro comercial donde él trabajaba como vendedor de excursiones a turistas.

"Me están acusando de algo que no he hecho", ha afirmado Ali G.G., cuyo abogado, Javier de la Llave, ha presentado una nueva prueba pericial con la que alega que para estrangular y matar a una persona se precisan entre 4 y 5 minutos.

El letrado ha indicado que, según la Fiscalía, tuvo que estrangular a la víctima en menos de 40 segundos por las imágenes grabadas del procesado por una cámara que había en las proximidades del lugar del crimen y que constituyen su "prueba estrella".

De la Llave ha concluido que el escrito de acusación "es un mero relato ficticio" y que por mucho que se repitan los hechos que expone el fiscal no se "convierten en reales".

Para ir a trabajar, el acusado tiene que pasar por el parque Europeo, donde estaba la cámara que lo grabó, pero eso no quiere decir que entrara en el kiosco donde hallaron el cuerpo del indigente, que tampoco tenía ADN del acusado en las uñas que se analizaron, ha recalcado el letrado.

Además, ha indicado que en la primera autopsia que se hizo de Stefan Pruteanu se situó la hora de su muerte entre las 12.30 y las 17.00 horas, por lo que se ha preguntado cómo el fiscal refiere que ocurrió a las 09.00 horas, cuando hay amigos y conocidos de la víctima afirman que lo vieron vivo por la mañana, a mediodía y por la tarde.

"Nos quieren hacer creer que todo el círculo de Stefan está equivocado y por una cámara con unos ángulos muertos tremendos, pretenden hacernos ver que el acusado es un asesino", ha subrayado el abogado, quien ha hecho hincapié en que su representado no fue la única persona que pasó por ese parque ese día y que se le ha cogido "como cabeza de turco" porque había tenido problemas con él.

Según la Llave, su defendido tuvo "la mala fortuna" de pasar por ese lugar dos veces, una por la mañana para ir a trabajar y otra por la tarde para dar un paseo con su mujer", quien también ha declarado en esta primera sesión del juicio pero solo ha respondido a las preguntas de su letrado, quien ha solicitado su absolución.

El abogado de la acusada ha insistido al Jurado en la tesis de su colega y ha apuntado que esa tarde entraron unos sospechosos en el kiosco y estuvieron cuatro o cinco minutos dentro, pero no se les investigó.

El fiscal, sin embargo, considera que existen pruebas suficientes para demostrar que los dos acusados cometieron unos hechos "execrables" y que ambos elaboraron un plan para acabar con la vida de Stefan Pruteanu porque este había tenido un problema con Ali G.G., al que ha descrito como "un homicida en potencia y un peligro para la sociedad".

En el kiosco donde murió el indigente "solo entró ese día" la persona que se encuentra "en el banquillo", ha afirmado el fiscal, quien ha sostenido que existen una concatenación de indicios que apuntan "sin duda" al acusado como autor de los hechos.

Unos hechos que sostiene que ocurrieron sobre las 09.00 horas del 11 de enero de 2019, cuando el acusado se presentó en los kiosco abandonados del parque Europeo, donde solía pernoctar el indigente, y le estranguló sin posibilidad de defensa alguna, ya que se encontraba acostado y desprovisto de sus piernas ortopédicas.

Según el fiscal, horas después, por la tarde, el acusado acompañado por su pareja, Roberta S., regresó al lugar de los hechos y con la finalidad de borrar las huellas de su crimen-, roció su cuerpo con alcohol y le prendió fuego, mientras ella vigilaba por si alguien aparecía.

El juicio continuará este martes con la declaración de los testigos.