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Los Tarahales también existe

Los vecinos denuncian el abandono de un barrio sin aceras, donde hay que esquivar los coches

Un hombre circula por una acera invadida por las malas hierbas. Andrés Cruz

El barrio de Los Tarahales, que se extiende desde la rotonda de La Ballena hasta el colegio Arenas, a caballo entre dos distritos de la capital grancanaria, el de Ciudad Alta y Centro. La falta de aceras a ambos lados de la carretera de Los Tarahales, una de las vías principales, obliga a sus vecinos -y a los que acuden desde otras zonas a los comercios y talleres- a caminar por la calzada, pues el automóvil se ha hecho fuerte en la zona e invade también los arcenes formados por tramos de tierra, tramos de cemento y plagados de baches y desniveles. Las personas mayores y la chiquillería que van al colegio o a comprar al supermercado se ven obligados a hacer una especie de gincana, singularmente arriesgada para los más viejos, cuando van o vuelven de sus casas.

El tránsito se vuelve bastante peligroso cuando la salida a la calzada coincide con el paso de un loco al volante. La falta de aceras y el pésimo estado del asfaltado de muchas calles, repletas de baches tan numerosos como parches se han ido poniendo a lo largo de los años, son los principales problemas que sufre la zona, aunque no los únicos.

Y es que el barrio ha padecido un abandono histórico por parte de todos los gobiernos municipales que han pasado por el Ayuntamiento, aseguran los vecinos, que se consideran ciudadanos de segunda y se preguntan: "¿es que acaso no pagamos impuestos, como los residentes de Guanarteme, de Ciudad Jardín o Siete Palmas?". Los gobiernos locales se van sucediendo y las aceras nunca llegan y eso que los vecinos han presentado, hartos de tanto abandono, varios proyectos a los presupuestos participativos. Es el caso de Ramón Hernández Rodríguez, un vecino del lugar, que considera que el principal problema del barrio es la inexistencia de aceras en la carretera de Los Tarahales y la carretera general del Norte.

"Es un proyecto histórico que está en Urbanismo desde hace muchos años pero nadie termina de licitarlo", explica. "He presentado diferentes propuestas a los presupuestos participativos que se han incluido en ese proyecto de Urbanismo, según nos aseguró el concejal Javier Doreste, pero no ha salido todavía a concurso ni tiene visos de que vaya a hacerlo. Estamos esperando por la resolución de las propuestas aceptadas a ver si entran al margen de Urbanismo. Porque si Urbanismo no lo saca, hay que buscar otra alternativa", señala. Añade que la concejala de Vías y Obras Inmaculada Medina aseguró que se habían "medido las aceras y se había enviado el expediente a Urbanismo". Medina informó también en su día que el proyecto está redactado.

Ramón Hernández destaca que, además de las aceras que siguen pendientes por la "desidia política de todos los que han gobernado en el Ayuntamiento, nuestra principal demanda histórica es el asfaltado de los márgenes de la carretera de Los Tarahales y la carretera del Norte".

Sí quiere hacer constar que en la pasada legislatura se asfaltó el margen de la carretera del Norte, en la zona de Ciudad Alta tras la visita que hicieron al barrio el entonces concejal del distrito de Ciudad Alta, Mario Regidor y el vicepresidente del Cabildo Ángel Pérez. "En 80 años no se había intervenido en esta carretera", denuncia Hernández Rodríguez, que no obstante aclara que aún quedan por asfaltar varios márgenes más.

Precisamente, la falta de pavimento provoca que cada vez que llueve, las tierras y piedras de los márgenes de la carretera invadan las calles del barrio, la mayoría de las cuales necesitan un asfaltado en condiciones y bajar el nivel de la calzada, que ya ha alcanzado la altura de las aceras y con la lluvia, el agua se mete en las viviendas. Los vecinos tienen que soportar además que los vehículos que acuden a los comercios de la zona les invadan las aceras y aparquen en doble fila.

Inaccesible

En el proyecto que lleva dos años presentado Hernández a los presupuestos participativos, advierte de la necesidad de las aceras en la recta de Los Tarahales, por la seguridad de los viandantes, que "se ven obligados a adentrarse en la carretera porque la proliferación de vehículos impide el paso a los peatones" por el arcén. Se trata de una obra de interés general, resalta, "porque es zona de tránsito obligatorio para los estudiantes de los colegios Los Tarahales y Atlántica y el IES Los Tarahales 6".

La accesibilidad universal, advierte, es una necesidad real para toda la población y especialmente para aquellas personas que tienen movilidad reducida por ser mayores o sufrir algún tipo de discapacidad. Aunque la práctica totalidad del municipio está diseñado para los coches, en Los Tarahales la ocupación por los vehículos es exagerada, obstaculizando calles, arcenes y aceras, sin control alguno.

Otros vecinos, que prefieren no identificarse, se quejan de que varias empresas de la zona "meten por la noche los coches en las naves y por la mañana los aparcan todos en el arcén. El vecino no tiene sitio ni para pasar ni para aparcar. Están ahí durante todo el día. LLamamos a la policía y no hacen caso. Si multaran a todos los que infringen las normas, con lo que recaudaran podrían pagar las aceras".

En la recta de Los Tarahales, indican, hay más de 20 empresas entre talleres y comercios. "Si pusieran aceras, regularan las zonas de aparcamientos y la embellecieran, seguro que se reactivaba todo esto desde el punto de vista comercial, pero somos como el barrio pobre de la zona. Esto es como tierra de nadie".

La falta de aceras y de un asfalto en condiciones no es el único problema que sufren los residentes de este barrio, que se quejan también de un alumbrado deficiente y de las peligrosas y empinadas escaleras que comunican las distintas alturas de la zona, desgastadas y llenas también de socavones, especialmente la que comunica la calle Batalla de Teruel con la carretera general del Norte.

Coches abandonados

También demandan el paso de las guaguas amarillas y el vallado de un terreno privado que está situado entre la antigua fábrica de Emicela y el colegio Arenas. "Es peligroso porque está en desnivel y la gente tira escombros. Han tirado hasta coches. Si en otras zonas como Guanarteme, el Ayuntamiento obliga a vallar por seguridad y estética los solares privados, no sé porque aquí no".

El abandono de los coches en las calles es otro problema que trae de cabeza a los vecinos. En la calle Batalla de Teruel, por ejemplo, hay un vehículo aparcado desde hace más de un año, con la pegatina de la ITV vencida. Los residentes han avisado a la Policía Local, pero el coche sigue allí.

También echan en falta una mayor atención a los tarahales que dan nombre a la carretera que, "seguro que no los han talado porque están protegidos. Deberían cuidarlos más". En un barrio donde lo verde brilla por su ausencia, las malas hierbas crecen que da gusto por las aceras y alcanzan una altura considerable, otra muestra más, señalan los residentes, del abandono que vive este barrio en el que durante los últimos años se han afincado familias jóvenes porque las casas son menos caras que en otras partes del municipio. "Los chiquillos no tienen un parque donde ir. Sólo hay uno delante del colegio y gracias a Ramón Hernández se ha mejorado con bancos, pero no hay zonas verdes. Es un despropósito todo".

Los residentes también temen la llegada de las lluvias, porque cada vez que caen cuatro gotas se inunda la carretera de Los Tarahales, porque las rejillas para recoger el agua están cegadas con cemento y tierra. Otras calles del barrio deben redimensionar la capacidad de sus redes pluviales porque también sufren inundaciones.

Rampa automática

Ramón Hernández, que ha presentado más de una veintena de propuestas a los presupuestos participativos -además de las aceras y el asfaltado que ve prioritarios- ha planteado también la creación de una rampa automática, para evitar las escaleras del pasaje García Díaz. La rampa permitiría que "toda la parte alta del barrio pudiera acceder a los diferentes servicios públicos de la zona, como centro de salud, paradas de guaguas y taxis, farmacia, carnicería, negocios de restauración y un sinfín de empresas de la zona", sin olvidar los centros educativos. También ha planteado la peatonalización de un tramo de la calle Tagoror, para facilitar el tránsito de las personas, porque las aceras son muy estrechas y apenas alcanzan los 50 centímetros de ancho. "Yo me siento ciudadano de segunda", se lamenta otro vecino. "Estoy harto de tener que ir sorteando coches para que no me pillen y rogandor para que no pase una guagua cada vez que quiero ir desde mi casa al parque Juan Pablo II".

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