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El Puerto reduce el número de buques abandonados de 40 a seis desde el 2013

El 'Al Yakada' irá al desguace en septiembre tras seis años ocupando línea de atraque en La Luz - Ibarra asegura que "es imposible" que se dé un caso como el de Beirut

El buque Marin, abandonado en el Puerto de La Luz desde la primavera de 2017. JOSÉ CARLOS GUERRA

Seis barcos permanecen abandonados en los muelles y pantalanes de La Luz en estos momentos. La Autoridad Portuaria de Las Palmas es la administración encargada de la gestión de estos buques dejados a su suerte por los armadores debido a múltiples circunstancias, aunque su presidente, Luis Ibarra, aclara que la situación de estas embarcaciones no es comparable con la del buque MV Rhosus, cuya carga de nitrato de amonio guardada en un almacén portuario causó la semana pasada una devastadora explosión en Beirut tras años de abandono en el recinto de la capital libanesa.

"Los barcos están vacíos, no hay ninguno que tenga carga", subraya Ibarra, que insiste en los protocolos de análisis y vigilancia de las mercancías a bordo de los buques que llegan en estado precario al Puerto de La Luz. "Lo primero que se analiza es la situación del barco en sí mismo y la carga, si hay algún tipo de material peligroso, y si hace falta Capitanía Marítima realiza una inspección", detalla.

Ibarra considera que la situación del Líbano "es imposible que se dé en un puerto europeo" y cita el ejemplo del buque Marin, que llegó al Puerto de La Luz a finales de la primavera de 2017 en un estado precario. Sus tripulantes llevaban meses sin cobrar sus salarios y la nave se encontraba prácticamente sin combustible o víveres cuando lanzó una llamada de socorro que fue atendida por Salvamento Marítimo. En sus bodegas transportaba 350 toneladas de cáscara de arroz, un producto habitual en labores ganaderas que dos meses después de su llegada a la Isla ya comenzaba a fermentarse en el interior de sus bodegas, según pudo constatar el coordinador regional de Sanidad Animal durante una inspección.

La Autoridad Portuaria inició entonces una licitación para encontrar una empresa que no solo se encargara de vaciar la carga del buque y depositarla en el Puerto, como ocurrió en Beirut, sino también de destruirla en los depósitos de un gestor autorizado o en naves de separación de residuos. La operación era considerada delicada, debido a la inestabilidad que podía generarse en el barco durante la descarga y a la obligación de depositar la mercancía en un camión para su posterior traslado al lugar de destrucción sin que llegara a tocar el suelo. Fueron necesarios tres procedimientos para dar con una compañía que se hiciera cargo de los trabajos, que finalmente tuvieron lugar en octubre del año pasado con una cuchara automática acoplada a una grúa en la terminal de Gesport.

El Marin es el único buque abandonado que contaba con mercancía en su interior. En el resto de casos, las bodegas de estas naves permanecen vacías, aunque eso no supone que dejen de ser un problema potencial en el Puerto. Además de ocupar espacio en los muelles de un puerto que suele tener un alto nivel de ocupación, en caso de zozobra pueden acabar vertiendo otros residuos al agua o a otros peligros, como incendios en su interior.

Eso fue lo que ocurrió en 2014 con el Petenero, un pesquero abandonado en La Luz desde 14 años antes que ardió en el Reina Sofía y que tuvo que ser hundido en aguas exteriores ante la imposibilidad de controlar las llamas, o con el Al Yakada, que ese mismo año sufrió un incendio en sus instalaciones mientras permanecía atracado en el Muelle Pesquero. El buque, en el que llegaron a buscar cobijo personas sin hogar, fue embargado en mayo de 2016 y cuatro años después continúa aún en el Puerto.

Sus días, en cualquier caso, están contados. La Autoridad Portuaria, que en los últimos años ha logrado agilizar los trámites burocráticos ante las autoridades judiciales para resolver los abandonos de buques en sus muelles, logró enajenarlo este año tras varias subastas infructuosas. El último informe pericial, fechado en febrero, señalaba que ya no puede ser ni siquiera definido como buque, puesto que no ya no dispone de condiciones para la navegabilidad y su flotabilidad está limitada "a aguas interiores y abrigadas". En unas semanas emprenderá su último viaje desde su ubicación actual hasta la planta que Logiscrap tiene en el muelle Reina Sofía, donde será desguazado.

Entre los buques abandonados que más tiempo llevan en La Luz se encuentra el Blue Bird, que cuando arribó a Puerto ni siquiera se llamaba así, sino Cool Aster. Llegó en 2013 y durante años se convirtió casi en un elemento más del muelle Sanapú, donde estaba atracado, hasta que fue movido al pantalán de Cory, donde permanece desde entonces. La administración de los Puertos de Las Palmas ha intentado deshacerse de él en sucesivas subastas, pero aún no lo ha logrado por la falta de pujas en algunas de las convocatorias e incluso por denuncias -y condenas por estafa- entre algunos de los compradores en otras.

El último en incorporarse a la lista de barcos embargados, en mayo de 2019, fue el Azure Coast, un buque de carga frigorífica paletizada que se encontraba en bastante buen estado cuando fue inspeccionado por los peritos en octubre de 2019 para realizar su valoración. Los dos barcos abandonados restantes no fueron embargados, sino retenidos, ya que se trata de dos remolcadores capturados en alta mar cuando transportaban droga de Sudamérica a Europa: el Titan Tercero y el Breath, ambos apresados en el año 2018.

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