Ayer, nos ha dejado para siempre el ingeniero naval Don Joaquín Belón Bello, toda una institución en el puerto de La Luz por sus conocimientos, experiencia profesional, padre de familia numerosa y hombre de profundas raíces cristianas. Hablar de este grancanario significa una parte de la historia del mundo marítimo de la Isla y de forma principal del Comisariado Marítimo Español al que sirvió desde su juventud con plena dedicación con sus acertados peritajes, sobre los barcos que llegaban a nuestra bahía con numerosas averías en espera de los correspondientes informes para emitir los certificados. Se entregó en cuerpo y alma a su profesión con una seriedad de la cual hacía gala como principal divisa con un perfecto conocimiento de lo que representa para esta Isla un puerto de la categoría de Las Palmas, siendo elogiado y respetado por sus compañeros de las sociedades clasificadoras por sus amplios y detallados informes que eran toda una garantía de eficacia y responsabilidad.

Este cronista gozó de una amplia amistad con el ingeniero que se nos ha ido poco a poco, con esa sonrisa socarrona que le caracterizaba, hijo de otro gran profesor como fue Don Joaquín Belón cuyo nombre figura en el nomenclator de esta ciudad como hijo preclaro. Han sido muchos encuentros a lo largo de su vida profesional, muchas conversaciones y tertulias sobre el mundo marítimo que dominaba ampliamente sin dejarse sobornar. Hombre serio por encima de todo, creando una familia cristiana digna de admirar al formar matrimonio con la licenciada en matemáticas Pimpina González, ambos recogiendo desde muy jóvenes las enseñanzas de San Josemaría Escribá, siendo unos fieles servidores de la obra del Opus Dei.

Se nos ha ido para siempre este amigo que en tantas ocasiones nos amenizaba los encuentros mensuales, un firme defensor del puerto de La Luz que ya alejado del mismo nos preguntaba con frecuencia ¿como sigue el puerto?, como intuyendo su trayectoria con aquella mirada clavada en el fondeo de los barcos ante la Avenida Marítima, como si estuviera a bordo recorriendo sus cubiertas y sala de máquinas como otra inspección más de su dilatada vida.

El puerto de La Luz ha perdido en los últimos tiempos hombres importantes que le han servido con la mayor lealtad siendo uno de ellos Joaquín Belón Bello, todo un prototipo de caballero católico y padre ejemplar que ha sabido crear una amplia familia y dejar una estela de profesionalidad que le ha distinguido a lo largo de su vida.

Se nos marcha a la Casa del Padre donde esperamos a encontrarnos en un día no tan lejano para darle un abrazo. Desde aquí nuestro sentido pésame a su fiel esposa Pimpina y a sus diez hijos (cuatro mujeres y seis varones) en esta hora de la despedida. Un abrazo para todos.

Juan Francisco Fonte Ojeda, periodista y cronista oficial del puerto de La Luz