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Los grancanarios salvan al surf

Las escuelas que imparten el deporte acuático se mantiene a flote gracias a los clientes locales que se han volcado a las olas durante las vacaciones

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Actividades deportivas en la zona de La Cicer

La Cícer se ha caracterizado por tener una playa ideal para practicar deportes acuáticos como el surf y el paddle, sin embargo, algunas de las escuelas que ofrecen cursos para aprender a dominar las olas se han mantenido a lo largo de los años gracias al turismo, que ha mermado producto de la pandemia. Ahora, con la llegada del verano y las cambiantes medidas sanitarias muchos grancanarios han decidido apostar a su tierra y conectar con la naturaleza, lo que ha supuesto un punto a favor de esta actividad ya que, además, se practica al aire libre.

El presidente de la Asociación de Escuelas de Surfing de Gran Canaria (Aesgc) y dueño de Oceanside, Sergio Álvarez, ha contado a este periódico que desde se les permitió retomar las actividades en mayo, tras 48 días de confinamiento decretado por el estado de alarma como medida para combatir al covid-19, los asociados se encontraban con inquietud al no saber como iba a desarrollarse el negocio sin sus clientes principales que eran los turistas.

"En un principio, cuando ya pudimos abrir varias de las escuelas, debido a que estamos dados de alta como empresa de turismo activo, comenzamos con grupos reducidos, sentía incertidumbre respecto a la evolución de la demanda y de cómo debíamos trabajar", apunta. "Con el desconfinamiento pudimos incrementar los grupos y abrir la mayoría de las escuelas, además de ofrecer casi todas las actividades grupales con un máximo de 20 personas y de comenzar a planificar el programa de verano", reseña el presidente de la organización.

El dueño de Oceanside también relata que la mayoría de las escuelas de la asociación que preside ha tenido un verano muy positivo dado a la aceptación de la actividad, la "gran demanda" que ha existido estos meses por parte de clientes locales que buscaban practicar este deporte y que se han animado tras el desconfinamiento, a esto se le suman los campamentos vacacionales para menores que también han tenido buena receptividad.

"Casi todas las escuelas han estado llenas, asumimos que se debe a que es porque la gente está de vacaciones y porque buscan realizar actividades que conlleven mantenerse en contacto con la naturaleza", explica Álvarez, a la vez que recalca que el surf tiene un punto a su favor en medio de las medidas sanitarias y es que el surfista no necesita estar en contacto con otras personas. "La práctica y el aprendizaje, desde el inicio hasta el perfeccionamiento, siempre es individual".

Sin embargo, la inquietud ha vuelto a tocar las puertas de estos negocios tras acercarse el fin de las vacaciones de verano. "Por ahora sigue habiendo una importante demanda y esperamos que siga así en septiembre, ya empieza la incertidumbre tras la vuelta el cole por lo que tememos que la demanda baje", cuenta.

El presidente de la asociación insiste en que algunas escuelas "suelen tener clientes extranjeros y si el flujo de estos es pequeño llegarían los problemas porque no dará el trabajo suficiente para mantener a todo el personal que acarrean las escuelas, por lo que esperamos que todo vuelva a la normalidad lo más pronto posible", sentencia con preocupación.

En este sentido, el copropietario de la escuela de bodyboard, surf y stand up paddle Brisa School, Oswaldo Brito, ha contado que su negocio está dirigido a clientes locales y extranjeros, especialmente alemanes y nórdicos, por lo que con la campaña de verano ha logrado mantenerse tras regresar de la cuarentena. "En principio el Ayuntamiento nos paró las actividades desde el viernes 13 de marzo, un día antes de que declarara el Estado de Alarma, no pudimos dar clases durante la cuarentena y a partir del 15 de mayo fue cuando empezamos a abrir porque nosotros pertenecemos a las actividades de turismo activo y entonces pudimos iniciar con un grupo reducido", afirma.

Brito señala que desde que abrieron sus puertas nuevamente se han ceñido a los protocolos de sanidad que buscan frenar el coronavirus. "Estamos trabajando poco a poco con canarios ya que por suerte casi todos nuestros clientes eran locales pero sí hemos notado desde un principio la bajada del turismo ya no sólo internacional, sino nacional puesto que en verano era cuando normalmente se acercaban a las Islas y en estos meses prácticamente no han venido", lamenta el copropietario de Brisa School a la vez que cuenta que parte de sus alumnos provenían del programa Erasmus los cuales este año no han arribado a la Isla por la pandemia.

"Hemos adoptado medidas extremas, control absoluto de los grupos, de las entradas, las salidas y en general, estamos más estresados de lo normal ya que nosotros trabajamos en verano con bastantes niños y pienso que, a partir de ahora, las cosas no serán iguales", enfatiza.

Brito también solicita que se tenga "bastante conciencia y sobretodo consideración hacia los grupos que trabajamos con niños ya que esto no se va a poder llevar de la misma manera que con adultos y se va a tener que ayudar más que sancionar" ya que a su juicio en estos momentos "se va más con la idea de sancionar, más que de ayudar. Primero hay que informar, volver a hacerlo, recordarlo y al final ya castigar. Eso estamos echando en falta", apunta.

El copropietario de Brisa School también narra que están trabajando con niños y niñas que van desde los cinco años, en grupos de un monitor por cada seis alumnos todos los días de la semana y que se han visto en la necesidad de reducir el personal como consecuencia de la pandemia.

A su vez, insiste en que cada turista que llegue a la Isla, lo haga con su respectiva prueba de PCR de detección del coronavirus. "Tenemos que darles seguridad a los que vengan y para eso ellos también deben enseñarnos el test y pasar por los controles necesarios", finaliza.

Por su parte, el propietario de Mojosurf, Eduardo Acosta, manifiesta que ha bajado la facturación respecto a los clientes que provienen del turismo. "Septiembre es una incertidumbre completa y no hay turismo que compense ese descenso", dice con preocupación. "Nosotros en particular nos dedicamos al turismo nacional en un 70% y el 30% restante suelen ser alemanes, ingleses e italianos, pero a día de hoy, la reservas de septiembre están caídas por completo", sostiene.

Pese a esto, también han sumado cosas positivas y es que el instructor de surf de dicha escuela Giordano López comenta que, aunque el miedo existe por parte del negocio como de los surfistas, estos últimos han tenido una buena receptividad con la vuelta a la práctica de este deporte. "Nos hemos quedado sorprendidos porque ahora solo podemos trabajar con clientes locales y han tenido una aceptación muy buena. El primer mes, tras la cuarentena, tuvimos mucho trabajo. Sin embargo se nos dificulta prestar algunos servicios como la ducha y baños a nuestros clientes", relata. "Pensábamos que el verano sería aún más difícil", expresa López.

"Creo que algunas personas al estar confinadas se han logrado percatar del recurso tan bonito que tenemos aquí -señala a la playa de La Cícer- y que no le sacaban partido porque en verano solemos trabajar más con extranjeros y niños pequeños y en estos meses nos hemos encontrado un segmento con el que no contábamos, que es la población canaria", concluye el instructor.

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