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Sanidad | Consecuencias de una presunta mala praxis

Cuando el ciego es quien te debe ver

Agueda Armas ha perdido la visión por un ojo y solicita desde 2014 al SCS el informe que debió elaborar el oftalmólogo que no le diagnosticó un glaucoma

Cuando el ciego es quien te debe ver

Una acumulación de desafortunadas decisiones sanitarias han minado la salud, física y mental, de la vecina del barrio de Alcaravaneras Águeda Armas Medina que desde 2014 sólo se ha topado con problemas y, según sus palabras, "maltrato" por parte de profesionales del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín de la capital grancanaria. Armas Medina, que ha perdido casi por completo la visión de su ojo izquierdo, achaca su estado de salud, entre otras cosas, "a la nefasta atención" que desde el primer momento recibió por profesionales de dicho complejo sanitario.

"En ocasiones no sé si alguien en todos estos años se ha parado a escucharme mientras me han tenido de un lado a otro", lamenta entre lágrimas antes de denunciar que este asunto ha provocado incluso que se le niegue la totalidad de una prestación económica por incapacidad, ya que no aparece el primer informe donde quien debía hacer de médico informaba que Agueda no tenía ningún problema de visión, un diagnóstico que el tiempo demostró equivocado y que supone el epicentro de esta dramática situación.

La pesadilla de esta ciudadana de 66 años se inició el 24 de noviembre de 2014. "Comencé a tener una punzada enorme en el ojo izquierdo y ante el miedo de que pudiera tratarse de un ictus o una subida de tensión acudí a mi médico de cabecera del centro de salud de Alcaravaneras", el doctor Antonio Pereda, quien la derivó "inmediatamente" a Urgencias del Hospital Doctor Negrín.

En el hospital ya, de entrada, le dicen que en ese momento no se la puede atender y la citan para las nueve de la mañana del día siguiente. "Cuando llego me informan que la consulta es por la tarde", recuerda antes de relatar lo que ella considera el origen de todo lo que se fue precipitando posteriormente.

"Me encuentro con el doctor oftalmólogo William Fernández quien, sin tan siquiera mirarme, me dice que no le ve la urgencia a mi caso. Ni una gota me puso y menos medirme la presión ocular", rememora Águeda Armas, pese a que ella, como se recoge en la decena de quejas y reclamaciones interpuestas al Servicio Canario de Salud, informa de antecedentes familiares en patologías relacionadas con la vista. "Mi padre y mi hermana han sufrido glaucomas pero de nada sirvió que se lo dijera".

La vecina del barrio de Alcaravaneras le insiste en su miedo a esta serie de afecciones oculares que dañan el nervio óptico, cuya salud es vital para tener una buena vista. "Este daño a menudo se produce por una presión en el ojo más alta de lo normal pero a mí me dijo que la tensión ocular era la misma que la del cuerpo", asegura aún hoy perpleja ante esas palabras.

Esa tarde de noviembre, la paciente Águeda Armas Medina abandona el Hospital Doctor Negrín "sin diagnóstico, sin tratamiento y sin informe médico; como no me había hecho nada, no redactó informe ninguno", señala como otro elemento que demuestra, según ella, la mala praxis del profesional. Lamentablemente la denunciante, que ha cotizado como autónoma, continuó perdiendo visión por su ojo izquierdo y en el año 2017, utilizando un dinero propio, acude a una clínica privada donde la doctora Reñones le confirma que sí sufre un glaucoma y que era algo genético.

Con estos antecedentes, Armas Medina vuelve a solicitar cita con un oftalmólogo en el Centro de Salud de Alcaravaneras "y me mandan de nuevo con el doctor William Fernández", un trámite que se niega a proseguir "porque su manera de actuar es la que me ha llevado a esta situación".

Ya "aburrida, mareada y con la moral por los suelos" la obligan a presentar una reclamación en Atención al Paciente en el Doctor Negrín que tarda en dirimirse mientras esta vecina de la capital grancanaria sigue perdiendo cada vez más visión.

Es entonces cuando a Armas Medina le llega el segundo inconveniente derivado de esta serie de, para ella, negligencias. "Para solicitar una pensión de invalidez a cuenta de mi ceguera me solicitan el primer informe que realizó en el Negrín el médico que me atendió", cuenta, "para constatar que efectivamente este asunto parte de un error del facultativo y poder recibir así la máxima cuantía" de la pensión a la que tiene derecho. "Pero era imposible que apareciese porque aquel médico no lo elaboró", se queja oculta tras sus gafas de sol, bañada en lágrimas y rodeada de un centenar de folios entre denuncias, quejas, informes?

Masi, que es como llaman coloquialmente a esta mujer sus conocidos, insiste en que el origen de todo lo que le ha sucedido está "en aquella consulta y la atención tan desastrosa que me dieron". Ella dice en sus quejas que los responsables de esta situación son el propio médico, el Jefe del Servicio de Oftalmología del Negrín y la Jefa de Atención al Paciente "porque los dos últimos pudieron darle solución a mi caso y sin embargo se dedicaron a negarme la mayor hasta que ha prescrito mi denuncia y no solucionan mi problema", se queja la denunciante.

Águeda reconoce que, en estos años de sufrimiento "y de humillación", adjetivo con el cual define cómo la han hecho sentir "esas personas deshumanizadas que nos atienden en muchos hospitales y centros de salud", también se ha encontrado "con grandes profesionales a quienes les debo mucho". Nombra a los doctores Miguel Silgueiro -que es quien la operó de cataratas- y, el doctor Bentura, que la tiene bajo tratamiento para detener el deterioro de su ojo derecho, el único que le queda con cierta visión. "En eso he sido ahora afortunada pero Bentura sabe que no lo he pasado bien", confiesa Armas.

Con el consuelo de que denunciar en los medios de comunicación su caso pueda ayudar a que "se solucione o se depuren responsabilidades", Agueda Armas Medina no descarta acudir a los tribunales porque esto ya no se trata, como ella dice, de un problema de visión. "A mí lo que me han quitado es la dignidad y eso tendrán ellos que explicar cómo la recupero", concluye agarrada con fuerza a su bastón, una herramienta imprescindible ahora en su vida ya que la falta de visión le ha provocado varias caídas: debido a sus consecuencias le van a colocar una prótesis de rodilla el próximo mes.

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