El incremento de casos con coronavirus de las últimas semanas en las principales ciudades canarias, como es Las Palmas de Gran Canaria, requiere severidad. Esa actitud es la que ha mostrado durante este último fin de semana de agosto la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria y sus diferentes unidades especiales de vigilancia al recorrer las principales playas y calles capitalinas.

Los agentes ya no pasan ni una y las excusas o despistes no libran a nadie de la multa correspondiente en el caso de incumplir con las medidas sanitarias establecidas para frenar los contagios con coronavirus, así como las últimas restricciones del Gobierno de Canarias que desde este sábado se aplican en el Archipiélago.

Tampoco vale llevar mal puesta la mascarilla -por debajo de la nariz, en la barbilla- o no llevarla, el fumar en los espacios públicos o no guardar la distancia de seguridad con otros comensales en una terraza. En todos estos casos, la advertencia sustituye a la sanción. En solo una hora, una pareja de agentes multó este sábado en Las Canteras a un turista por fumar en la playa, a unas señoras por hablar sin mascarilla al pie del agua y a una pareja por salir de la playa al paseo sin el tapabocas. Al mismo tiempo que advirtió a otros y resolvió dudas entre los ciudadanos sobre cuándo se debe llevar la mascarilla puesta en la arena. Su sola presencia, con cuadernillo y bolígrafo en mano, dejó a muchos bañistas atónitos, pero con el mensaje claro: esto va en serio. La pandemia y las sanciones.

Hasta un docena de sanciones se llegaron a tramitar en media jornada de trabajo a turistas despistados, personas que fumaban en la vía pública y otros bañistas que decían no entender bien las normas. La multa a todos ellos se la impondrá el Gobierno de Canarias en función del expediente de los agentes. Del tipo de infracción, de si son reincidentes y de si ha habido o no desacato a la autoridad -artículo 57 de la ley de Sanidad Pública. Las sanciones mínimas pueden llegar a 3.000 euros.

Estos policías formaban parte de las nueve parejas de la policía local con ayuda de otras tres de los G.O.I.A que recorrían este fin de semana el pulmón azul de la capital en busca de infractores de la ley General de Salud Pública, de 2011, dada la situación de pandemia en la que nos encontramos. El objetivo estaba muy claro: Ser contundente con los infractores para que la gente no caiga en la desidia.

Junto a ellos, la policía de incógnito, un recurso adicional que refuerza el dispositivo especial de seguridad puesto en marcha por el Gobierno municipal desde que finalizó el confinamiento para controlar el cumplimiento de las restricciones establecidas, con especial hincapié en zonas de gran afluencia y playas.

Este nuevo recurso está centrado en recorrer, además de las playas y calles que registran un mayor tránsito y parques, las zonas comerciales y establecimientos de hostelería con el objetivo de velar por la salud pública.

La unidad de paisano también ha aplicado la sanción en lugar del aviso, ya que desde el pasado martes ha tramitado 55 actas por varias infracciones a establecimientos comerciales y hosteleros en distintas zonas del municipio, ha procedido al cierre de un local y ha impuesto 122 multas a ciudadanos por no hacer un uso correcto de la mascarilla.

Y para cerrar el círculo de vigilancia, las unidades de tráfico, que observan a los conductores que viajan acompañados sin llevar la mascarillas. A estos también se les requiere demostrar que forman parte del mismo vínculo familiar.