Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Malta desvela cuál es el perfil tipo del usuario de la Sítycleta: mujer de entre 25 y 54 años, residente en Las Palmas de Gran Canaria, con estudios mínimos de bachillerato, trabajadora a tiempo completo y con un sueldo que llega a unos 2.500 euros brutos al mes.

Este informe, realizado por la investigadora del Instituto de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Malta, Suzzane Maas, evalúa el alcance social y espacial del uso compartido de la bicicleta en un territorio insular del sur de Europa, y ha tomado como referencia el caso de Las Palmas de Gran Canaria como ejemplo de ciudad costera, con el fin de comprender la dimensión demográfica y socioeconómica de quienes utilizan la bicicleta compartida y entender cuáles son los motivos que influyen en la elección de la bici como medio de transporte habitual.

Así, tras analizar las estadísticas de la Sítycleta sobre los movimientos en origen y en destino, se concluye que la existencia de una adecuada infraestructura para la bici, donde se cuenta la red de carriles bici y las estaciones de la propia Sítycleta, ayuda al ciudadano a decantarse por su uso. A esto se le suma la proximidad de dichas estaciones a las paradas de guaguas o la ubicación cercana de comercios, cafeterías y servicios lo cual influye positivamente en la elección de este recurso.

A pesar de ello, la investigación señala que actualmente predomina un sistema de transporte basado en el vehículo particular y propone la promoción de políticas de movilidad sostenible e inclusiva.

Gracias a la encuesta realizada a 500 usuarios de la Sítycleta, se revela más información como puede ser la importancia de la edad y cómo influye en la elección del sistema de bici compartida. Los más jóvenes se muestran más reacios a poseer y conducir un coche, por lo que utilizan en su lugar el transporte público o la bicicleta para sus desplazamientos cortos urbanos. Pero a medida que aumenta la edad, se percibe mayor interés por disponer de vehículo propio y utilizarlo de manera habitual.

Otro dato interesante es que ahorrar dinero y contribuir a una movilidad más sostenible son factores que influyen en la elección de la Sítycleta. A esto se une la satisfacción con el funcionamiento y el diseño del sistema, la disponibilidad y la comodidad del recurso, además del alto nivel de servicio y mantenimiento de las unidades. Aunque, por contra, la frecuencia de uso se ve limitada por la distancia entre la residencia habitual y la estación de la Sítycleta, junto a la necesidad de utilizar el vehículo privado para las tareas cotidianas.

Volviendo al perfil del usuario, las mujeres prefieren moverse por el carril bici porque se sienten más seguras que si lo hacen por la carretera, un matiz que las diferencia de los hombres quienes son menos reacios al riesgo en general, y por lo tanto, no perciben la red de carril bici como indispensable para su seguridad. También hay diferencias entre ambos sexos respecto a la duración de los trayectos. Si bien las mujeres tienen una media de entre 20 y 30 minutos en cada desplazamiento, los hombres lo realizan entre 10 y 20 minutos.

Finalmente la investigación recomienda el fomento de la intermodalidad como opción de mejora, con una mayor integración entre los servicios públicos de transporte como la Sítycleta y Guaguas Municipales, así como incentivar su uso entre los más jóvenes con descuentos para estudiantes o abonos, e incluso precios especiales para los turistas.