El próximo sábado 30 de julio se cumplen cinco años desde que Sara Morales desapareciera cuando salía de su casa en dirección al centro comercial La Ballena. Allí le esperaba un amigo para ir al cine, pero nunca llegó a encontrarse con él.

Qué pasó en esos metros de distancia que separan la casa de Sara Morales de Escaleritas con el centro comercial es todavía una incógnita. Eran las 16.15 horas del domingo 30 de julio de 2006 cuando Sara Morales, con 14 años de edad, se fue de su casa "con lo puesto" para ver a su amigo, como recuerda su abuela, Fefa Castellano.

Sara salió "con sólo 50 céntimos en el bolsillo" por si tenía que llamar a su madre para que fuera a recogerla y, como era habitual en ella, llevaba la llave de su casa colgando en el cuello. Cuando la menor no regresó a la hora convenida, su familia empezó a preocuparse. Las primeras horas, que dicen los especialistas son las decisivas en este tipo de casos, fueron un martirio para sus padres.

Como es habitual en las desapariciones de adolescentes, la noticia no se anunció a los medios de comunicación sino 72 horas después. Era ya el 2 de agosto y los padres mantenían, como lo siguen haciendo hoy en día, que Sara no se había marchado por su propio pie.

La noticia de la desaparición caló rápidamente en la población de la capital e incluso se hizo patente en otros municipios e islas. El apoyo popular alcanzó una fuerza inusitada con concentraciones y pegadas de carteles en todos los rincones.

La conmoción fue aumentando con el paso de los días, pero nadie parecía saber nada de esta pequeña de mirada dulce que aparecía en los carteles con gafas y el pelo moreno sobre los hombros. Desde entonces el cuerpo de Sara ha sido buscado por tierra, mar e incluso bajo las aguas de un pozo en Jinámar.

Poco después de la desaparición de Sara Morales, sucedió lo mismo con un menor en el sur de Gran Canaria. Yeremi Vargas fue visto por última vez el 10 de marzo de 2007 cuando tenía siete años y jugaba cerca de su casa. Desde el primer momento se rastrearon las inmediaciones de su vivienda pero hasta el día de hoy tampoco se sabe nada de él. Las familias de ambos niños se unieron para que la sociedad y la policía no cesaran en su búsqueda. Pese al paso del tiempo, todavía tienen la esperanza de que ambos vuelvan algún día a casa.