Hace más de 30 años que por la calle Tecén no pasa la procesión de la Virgen del Carmen. Las costumbres se fueron perdieron al ritmo que el barrio se despedía de los vecinos que solían organizarlas. El abuelo de Andrés Sánchez era uno de esos hombres con poder de convocatoria que conseguía movilizar a toda su calle -Tecén- y organizar las mejores alfombras y decoración para su Virgen.

Este año su nieto, acompañado por Ángeles Pérez, decidieron ponerse de acuerdo y convocar a toda su calle para reavivar la tradición y volver a disfrutar de las fiestas de la Virgen del Carmen como se merece. Juntos, y siempre con la ayuda de todos los vecinos, compraron todo lo necesario para decorar la vía con banderas, alfombras de serrín y sal y voladores. La noche del viernes ya estaba todo preparado para ver pasar el trono de su patrona. Además de con la Virgen, los vecinos tuvieron un bonito detalle con una de sus vecinas, Carmen, enferma desde hace unos años, a la que dedicaron la primera alfombra y más llamativa en colores azul pastel con la imagen de la Virgen y el nombre de las dos, Carmen.

Puntual como de costumbre, a las 5.00 horas la imagen de la Virgen salió de la parroquia a hombros de los costaleros. Detrás, 40 músicos de la banda La Pequeña Estefanía, que llevaban tres meses ensayando para este día, ponían la melodía a una mañana más que emotiva. La devoción de los miles de fieles que se agolpaban en las calles de La Isleta se podía palpar. Según Protección Civil, se llegaron a congregar alrededor de 10.000 personas. Al paso del trono, que iba pisando las intactas alfombras confeccionadas con sal pintada, todos querían tocar su manto y gritarle "guapa".

Fervor

En la esquina de la calle Faicanes con Benecharo, un cristiano hizo sonar el Ave María mientras los costaleros bailaban a su Virgen, aplaudida con fervor. Ana María García esperaba cerca de esa esquina y le decía a sus acompañantes: "Mira, está bailando". Ana María es vecina de la Isleta de toda la vida, y no se perdería por nada un momento como este. Como ella, todo el vecindario seguía a la Virgen, y una vez la habían visto, atajaban camino por otras calles para poder verla llegar a un nuevo tramo. "Es un espectáculo realmente emotivo", exclamaba un vecino.

En la azotea de Margarita Machín esperan un año más a que la Virgen recorra la calle. Se había hecho de día, y entre banderas y aplausos, la marea de gente hacía entender que ya estaba cerca. Yaiza Rodríguez estaba en la misma azotea, es de La Palma y era la primera vez que disfrutaba de la procesión. "La verdad que es impresionante, porque ya se ha perdido mucho la tradición, y aquí lo viven como antes", decía.

Todos admiraban el manto, bordado en nácar y oro, y los candelabros bañados en plata de los que colgaban unos pequeños cascabeles, que estrenaba la Virgen, y coincidían al asentir en lo hermosa que se veía bañada por esa cantidad de flores que le rodeaban. La patrona de los isleteros recorrió gran cantidad de calles a paso lento, para dar tiempo a todos los devotos a rezarla.

Los voladores fueron una constante calle tras calle. Una de las novedades estaba precisamente en Tecén, donde los vecinos habían inflado decenas de globos blancos y marrones que hicieron volar al paso del trono. Después de casi siete horas de procesión, la Virgen del Carmen volvió a su parroquia, en la calle Benartemi, donde los fieles la acompañaron en misa.