"Agresividad, hiperactividad, déficit de atención, dificultad para expresarse, ansiedad, depresión, falta de concentración, son algunas de la secuelas que dejan en los niños las situaciones de maltrato. Los síntomas que presentan son los mismos que sus madres. Problemas de conducta, emocionales, cognitivos y físicos. En ocasiones, utilizan mecanismos adaptativos a ese estrés que sufren. Niegan la violencia, toman partido por uno de los progenitores o son incapaces de empatizar con las víctimas y el dolor".