¿Sería posible rescatar las tartanas en un itinerario que permita una visión sosegada de Vegueta y Triana? La propuesta no la lanzó ayer ningún político sino el catedrático de Lengua Castellana y Literatura de Secundaria y colaborador habitual de este periódico, José Luján Henríquez, durante el pregón de las fiestas del barrio de Triana, que se celebró anoche en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias (Cicca) y al que asistieron numerosos vecinos. El profesor, de la mano de sus vecinos, recorrió el barrio y aseguró que la calle mayor es "patrimonio isleño".

El pregonero, de "reciente asiento vecinal en Triana", indicó nada más subirse al estrado que los barrios "son el espejo donde nos miramos día a día" y que, en el caso concreto del de Triana, un "ente vivo con el que constantemente dialogamos" porque en su cuadrícula se cruzan pasado y presente.

Para demostrarlo, el pregonero recurrió a su labor docente y puso como ejemplo los rótulos que aún se conservan sobre la fachada del edificio en el que se amplía la Biblioteca Insular: La Florida-Bodegas Valdepeñas, Depósito de la Fábrica Romeo y Julieta de La Habana, Salón Novedad.

El cronista oficial de Artenara confesó que para "echar a volar el pregón" había tirado mano de los recuerdos que tienen algunos vecinos porque la ciudad habla siempre "desde la experiencia colectiva de sus habitantes".

José Rexachs del Rosario, propietario de la librería del mismo apellido, le contó que su abuelo paterno, oriundo de Barcelona, "se asentó en 1900 y estableció una fábrica de sellos de caucho en la calle clavel. Mi padre, compró la librería en 1954 y fue quien impulsó el gremio de libreros y artes gráficas".

La octogenaria Adelina Muñoz, otro de los vecinos que le confiaron sus recuerdos y que trabajó en la academia de corte y confección Corte Sistema Amador, rememoró sus "paseos de la cafetería Triana hasta la calle Torres" mientras confiesa que "Triana es todo. Encuentro todo a mi alrededor, desde la farmacia hasta la iglesia".

Con ellos, y con algunos otros vecinos, alabó el trabajo de los comerciantes. Al promotor de la Óptica Cerpa, a la joyería del alemán don Óscar o a la dulcería de Los Parrilla, que aún sigue abierta tras más de un siglo, y de algunos otros comerciantes que consolidaron a Triana como la "vía comercial de primer orden de la ciudad" y como "malecón isleño" donde los canarios que pasean se convierten en "espejo de otros isleños".

Luján no se olvidó tampoco de los nombres ilustres que han pasado o viven entre sus calles como el cronista Néstor Álamo, cuya tienda y taller de antigüedades estaba situada en la calle Peregrina; el investigador José Miguel Alzola; el escultor del Tritón, Manolo González; o el pintor José Arencibia Gil, que realizó los murales de la iglesia parroquial de San Francisco.

El pregonero indicó que hay que "echar la mirada atrás" no con nostalgia sino para aprender de ella y "reflexionar de donde venimos, cómo es el presente y para poder atisbar hacia donde vamos".

Durante el acto, presentado por el cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet, se hizo también un reconocimiento a la labor del periodista Antonio Cruz Domínguez.

El presidente de la comisión de fiestas, Juan José Perdomo, agradeció horas antes la colaboración que habían prestado algunos vecinos y amigos personales para elaborar una programación con un presupuesto a cero. "Si no se hace a través de los favores personales, no saldrían", indicó mientras animaba a los vecinos que colaborasen en estas fechas con los necesitados del barrio con alimentos.