Sin dinero, sin hogar y sin esperanzas. Los tripulantes del Iballa G, atracado en el dique Reina Sofía del puerto de La Luz, esperan casi sin fuerzas a que el próximo lunes salga a subasta con un precio de salida de dos millones de euros. Aún así, los marineros no cesan en su empeño de luchar por lo que es suyo: un sueldo que no se les paga desde mediados de 2009. Temen que la consignataria que se quede con el barco desconozca la situación de la tripulación y no se quiera hacer cargo del dinero que se les debe.

El Iballa G, que pertenecía al armador José Antonio Gámez Sanfiel, se dedicaba al transporte de petróleo. El 24 de agosto de 2009 la consignataria se declaró en quiebra tras haber contraído una inmensa deuda con Cepsa y con sus tripulantes, a los que les debe dinero desde principios del mismo año en que quebró. Desde entonces, los marineros viven de la caridad de la ONG Stella Maris, que les proporciona alimento, agua e intenta que no les falte de nada. Fue la misma organización la que comunicó a los siete tripulantes que aún quedan en el barco que éste se subastaba el lunes 18 a las 10.30 horas de la mañana con un precio de salida de dos millones de euros.

Violación de derechos

El marinero Pedro Agustín Leyva Guerra, natural de Cuba, explicaba ayer que no hace mucho decidieron enviar a la organización internacional que vela por la seguridad de los marineros (ITF) dos faxes comentando la situación por la que están pasando. Desde la organización les contestaron que actualmente se están violando sus derechos y que traten de conseguir todo por lo que pelean. Pero aún así no consiguen nada. Desesperados, luchan por no quedar en el recuerdo y poder acceder a lo que es suyo: un dinero con el que volver a casa y empezar de nuevo su vida, ahora rota por la sinrazón.

Issa Sidifall, de Mauritania, no cobra desde abril de 2009, y por ese entonces ya no llegaba a percibir ni la mitad del sueldo. "Éramos 20 tripulantes, aquí quedamos siete que no tenemos cómo volver a casa. Lo que quiero es ver a mi familia, a la que no veo desde hace ya dos años", lamentaba. Cómo él están Mor Thiam, de Senegal, y Juan Ismael Reyes Velázquez, cubano. Todos coinciden en que uno de los principales problemas es que el Iballa G es ahora una chatarra y no van a conseguir lo que piden, "se terminará vendiendo por tres duros", añade Juan Ismael. Pero hay que añadir que la tripulación está convencida de que están falsificando los papeles que demuestran que no han cobrado, porque la compañía Albatros hizo un pago al armador de 180.000 euros. Están seguros de que si el que quisiera comprar el barco se enterase, ya no lo querría porque es mucho dinero el que les deben.

Además, hay algo que también les atormenta, y es que creen que finalmente sea el mismo armador, a través de un representante, el que se haga con el buque de bandera panameña en la subasta, y no consigan nada.