La organización humanitaria Stella Maris anunció ayer la presentación, mañana lunes, de una querella criminal contra los propietarios del buque Iballa G, que lleva amarrado desde hace dos años en el dique Reina Sofía, por el abandono de sus armadores a la tripulación. Siete marineros viven en el barco desde entonces gracias a la caridad de la ONG.

Los miembros de Stella Maris se reunieron con los marineros abandonados del Iballa G, barco que fue subastado sin éxito el pasado lunes, ya que la puja quedó desierta. Una representación de la ONG y los servicios jurídicos de Auscan examinaron la situación de estos tripulantes abandonados con el objeto de organizar el apoyo humanitario para su subsistencia.

En ese encuentro se dio cuenta a los tripulantes sobre la decisión de las dos organizaciones no gubernamentales de presentar la querella en el juzgado de lo Penal de Las Palmas de Gran Canaria que esté de guardia. La acusación que se formularía sería "por abandono y tráfico ilegal de personas y de los responsables de las empresas que han sido cómplices" de la situación, indica Stella Maris.

El buque, que se dedicaba al transporte de petróleo, fue abandonado el 24 de agosto de 2009 en el Reina Sofía. El armador, José Antonio Gómez Sanfiel, tomó esa decisión después de que la consignataria entrara en quiebra debido a una deuda considerable con la compañía Cepsa. Inicialmente fueron 20 los marineros que se quedaron en tierra, pero se fueron marchando por sus propios medios a medida que los iban consiguiendo.

Ahora son siete: Issa Sidifall, de Mauritania; Mor Thiam, de Senegal; y Juan Ismael Reyes Velázquez, cubano, entre otros. Los tres explicaron hace unos días, cuando supieron de la subasta del buque, que el mayor problema del Iballa G es que se ha convertido en un 'barco chatarra', lo que invalida sus posibilidades de reflote. Además de su situación de abandono, la tripulación teme falsificaciones de la documentación del navío referente a su situación, ocultando que no han cobrado. La querella se convierte en la última vía de los marineros para salir de su drama.