En esta noche, perfecta para disfrutar de familia y amigos, la ciudad aprovecha para pedir deseos y quemar los malos recuerdos, y lo hacen sobre todo los barrios altos, allá donde las llamas pueden verse desde todos lados. En pequeños grupos se reunieron vecinos y ciudadanos de todas partes de la Isla, incluso de fuera, para poder ver desde una zona privilegiada como Las Coloradas los fuegos de la noche de San Juan.

La hoguera de la familia Sánchez ya prende con rabia mientras ellos aprovechan para tirar al fuego todos los enseres de los que ya se quieren desprender. "Hemos preparado una gran hoguera con todas las cosas que hemos encontrado en casa y que ya no queremos. Hace años que hacemos esto y venimos al mismo lugar" explica Remi Sánchez. Han estado semanas buscando y recopilando todo lo que no necesitaban, o de lo que ya se querían olvidar, y ahora disfrutan del calor que desprende la fogata. Mónica, su hermana, especifica que su intención es "echar todos los males para fuera". Pósters, revistas, muebles, todo vale en San Juan.

A dos pasos de los Sánchez otra hoguera quema de una manera muy singular. Pertenece a un grupo de amigos que parece más una gran familia y todos aprovechan el rato: comen, ríen y esperan el espectáculo de los fuegos artificiales. Entre ellos, tres mejicanas asentadas en la Isla y un madrileño, casi canario, que disfruta la hoguera por primera vez. Queman lo malo para dejar que entre lo bueno, y entre sus deseos, como no podía ser menos, salud, amor y algo de dinero para esta mala racha. "Nos encanta reunirnos aquí porque los fuegos se ven genial" comenta Paola Castro, una de las mejicanas. Y ahora se preparan para ver de cerca los otros fuegos. Son casi las once.