Leticia, Estefanía, Raquel, Alma, Isis y Raquel, jóvenes quinceañeras del IES La Minilla, saltaron raudas desde la arena a la avenida en cuanto vieron brillar la purpurina a la altura del hotel Reina Isabel. "¡Nos dieron un montón!" señalaba una de ellas enseñando las manos llenas.

La iniciativa les pareció estupenda a los jóvenes, que pasaban el domingo en la playa con unas estudiantes de intercambio alemanas, porque afirmaban que los preservativos son muy "caros". Ninguna se atrevía a decir si los usa habitualmente aunque aseguraban que son los chicos quienes siempre los llevan en las carteras. A pesar de ello, se iban contentísimas. "Para cuando toque", decían al unísono.

El reparto de preservativos causó gran expectación a los viandantes. Personas de todas las edades y de todas las nacionalidades se acercaban a los drags que con una cesta navideña en la cintura cargaban con los condones. El empresario José Toledo, dueño de Jomatog y precursor de la iniciativa, es la segunda vez que reparte condones gratuitamente por la ciudad aunque no había sido en un lugar tan emblemático y turístico como la playa de Las Canteras.

Día oficial

Su idea es que el día 16 de marzo sea instituido como Día Internacional del Preservativo y para buscar apoyo cuenta con una plataforma www.condonparatodos.com. "La campaña la comenzamos el pasado miércoles en algunos locales de la capital como el barrio Lugo y la zona del Puerto y esta noche iremos a repartirlos al centro Yumbo de playa del Inglés", comentó.

En relación a si la crisis está beneficiando o no a la venta de artículos eróticos. Toledo explicó que Internet había hecho "mucho daño" aunque explicó que tras la Ley Sinde la gente "debe de tener miedo a descargarse películas" porque había vuelto a alquilarlas.

Sixto González, de mediana edad, no le puso peros a que la iniciativa fuera hecha por una empresa privada tras coger unos cuantos condones, y menos que se hiciera en Las Canteras. "Da igual quién los reparta, lo importante es que la educación sexual debe empezar con naturalidad tanto en que se repartan preservativos como en el hecho de que sean drags quienes lo hagan", dijo.

Todo el que cogía uno entre sus manos, giraba la cabeza con una sonrisa. "Trae, trae, es que soy tonta; voy aprovechar", decía una treintañera mientras otros, educadamente, preguntaban. "Perdone, ¿puedo coger uno?". Nadie que quiso se quedó sin preservativo ya que los drags repartieron incluso entre los numerosos comensales que esperaban plato en las terrazas abarrotadas de la avenida. Todas salvo dos mujeres de 80 años, que cuando supieron lo que eran, una de ellas se lo devolvió a la periodista diciendo. "Tome, tome, que nosotras ya no tenemos edad. Pensábamos que era un caramelo".