Tendrá su medalla y vaya si la tendrá. Pero no porque lo diga ella, sino porque Jerónimo Saavedra se pone como se pone y punto. Resulta que Pepa Luzardo se va a convertir en la primera ex alcaldesa -todos los ex alcaldes de la democracia lo tienen ya- en recibir el más alto galardón honorífico de Las Palmas de Gran Canaria a pesar de que no hayan pasado tres años desde que dejó la corporación, requisito incluido en el Reglamento de Honores y Distinciones que rige estos premios. La cosa fue que nadie se dio cuenta de ese pequeño detalle cuando los concejales votaron en sesión secreta qué personas e instituciones merecían ser distinguidos este año. "Esto de la medalla no es cosa mía, y hasta me sorprendió que me tocara tan pronto", contaba Luzardo ayer tarde aún superada por los acontecimientos. "Pero el viernes, cuando ya estaba todo decidido, la secretaria general me advirtió de que no me correspondía por lo de los tres años".

Para aclarar las cosas, nada mejor que el alcalde, directamente. "Me fui a él y le pregunté qué pasaba, y me dijo: 'Trae para acá que tu expediente lo hago yo". Y así fue. Luzardo llevó su currículo a la Alcaldía, donde se elaboró el documento que recopila sus méritos para ostentar la Medalla de Oro.

Mientras, la Secretaría General daba por buena la decisión del alcalde. "Al fin y al cabo, Pepa Luzardo ni siquiera será concejala el 23 de junio, cuando se entreguen las distinciones", observa Sebastián Franquis, portavoz del grupo socialista y del gobierno local, a quien se atribuye la autoría intelectual de la famosa medalla. Pero él niega la mayor. "No, simplemente le corresponde como ex alcaldesa que es", observó con modestia. Y Luzardo tendrá su detallazo.