No era la Gala Drag Queen pero el parque de Santa Catalina volvió a ponerse en pie anoche para bailar y vibrar al ritmo de la música más marchosa. La III Gala de la Integración congregó ayer en el Parque a cerca de 700 discapacitados físicos, sensoriales y mentales de toda la Isla en su particular fiesta de Carnaval, aquella en la que ellos se convierten en protagonistas por unas horas.

Disfrazados la mayoría con motivos alegóricos al lema del Carnaval 2011, Mar y Culturas, los 700 usuarios de una quincena de centros ocupaciones y de asociaciones de atención al discapacitado de Gran Canaria desfilaron por el escenario que sólo una semana antes pisaban reinas y drag queens. Ellos fueron los reyes ayer, vestidos de marineros, piratas, tritones, Neptuno, estrellas de mar o pingüinos. También hubo quien se salió de la rutina y apostó por ir de payaso, faraón, romano o ficha de dominó.

La Gala de la Integración estuvo dirigida por los periodistas Kiko Barroso -que repetía tras la Gala Drag- y Carolina Pérez, quienes dieron paso a los concursantes que aspiraban a hacerse con los primeros premios en el certamen de mejor disfraz individual, por parejas y grupos.

"Yo ya gané en Gáldar, si ganamos aquí levantamos los puños", contaba Suso Acosta, usuario del Centro Ocupacional de Teror. Junto a Alexis Rivero representaron un número cómico musical con el que competían por ser la mejor pareja. "También me he disfrazado de pingüino pero me gusta más este, de cajera", explicó Alexis embutido en un uniforme de supermercado amarillo tras representar su número. "A mí me gusta el Carnaval porque me pintan la cara", afirma Suso por su lado.

Finalmente, el jurado decidió nombrar ganadores de las tres categorías a los siguientes concursantes: a la representante del CAMP Obispo Padre Cueto, Gloria Cordero, primer premio de disfraz individual; Agustín Díaz y Rita Rodríguez, representantes del Centro Ocupacional Valleseco, primero por parejas; y por último a los usuarios del Centro Ocupacional de Gáldar, primeros en la categoría de grupos. Sin embargo, los premios fueron lo de menos ya que todos acabaron la fiesta bailando tanto en el escenario como en el patio de butacas.