- ¿Qué balance hace de estos primeros meses de vigencia de la Ley de Puertos?

- La ley ha supuesto un revulsivo, ya que obliga a los puertos a salir del edificio, a viajar, a contratar y a gestionar servicios. Y los resultados son importantes. Llevamos 14 meses subiendo los tráficos. El año pasado ya creció el 7,7% en mercancías y el 17% en pasajeros. Y este año los datos son espectaculares, diría yo. En segundo lugar, la Ley ha permitido la privatización de las empresas estibadoras. Y los dos puertos canarios se han convertido en sociedades privadas. Por tanto, está funcionando. Eso permite al trabajador tener la garantía del empleo y mayor capacitación, y al empresario más transparencia y ajustar los resultados. El tercer pilar es la sostenibilidad: el Puerto tiene que ser la empresa más limpia de la ciudad. Y lo vamos a conseguir con la guía de indicadores medioambientales.

- Los empresarios se quejan de que su presencia es escasa en el consejo de la Autoridad Portuaria frente a la representación política. ¿Qué opina?

- Con la ley bajamos el número de consejeros. Pero los porcentajes son los mismos. El puerto responde frente al ciudadano, por tanto tiene que estar el ayuntamiento; por el entorno deben estar el Cabildo y Gobierno y los empresarios y sindicatos. Y la Administración central, porque hay competencias estatales, como Capitanía Marítima. Nos viene bien a todos un poco de austeridad.

- ¿La subida de 14 meses es una consecuencia también de la reactivación internacional?

- El comercio internacional ha aumentado, pero también está polarizado por áreas. No todas crecen, pero nosotros sí. Eso va a tener una repercusión inmediata en la economía española, porque del 85% de las importaciones y el 65% de las exportaciones se realizan por mar. Si movemos mucha mercancía es que las empresas que están cerca de los puertos la reclaman.

- El puerto de La Luz quiere potenciar la relación puerto-ciudad. ¿Es ese el objetivo?

- Cuando crece el puerto ahoga a la ciudad, y estamos echando a los puertos fuera de la ciudad, porque el ciudadano quiere absorber ese espacio. ¿Es fácil hacer la integración puerto-ciudad? No. Son complejas, porque hay que hacer una reconversión portuaria, y porque la ciudad quiere pasear y se encuentra a una empresa. Al igual que no podemos pasar por un edificio en construcción, aquí movemos mercancía. Hay ciudades que lo han hecho bien, y otras están haciendo frentes marítimos portuarios de común acuerdo con ayuntamientos y las autonomías. Por ahí debemos ir nosotros. Permitiríamos la desafección de las zonas portuarias, siempre y cuando la Autoridad Portuaria llegue a acuerdos para hacer un frente para los ciudadanos. Porque el ciudadano es el que manda, no la mercancía. Vivimos para disfrutar, no vivimos para sufrir.

- ¿Cómo se ve el desarrollo de La Luz desde Madrid?

- Las Palmas, afortunadamente, tiene un magnífico presidente. El Puerto es un hub [centro de cargas] internacional de primer calibre. Ha conseguido nuevos nichos de mercado, no sólo fidelizando los anteriores, como las plataformas petrolíferas, el búnkering, la sede de Naciones Unidas... Y los resultados están ahí: aumento progresivo de la mercancía.

- ¿Eso puede ser un ejemplo para otros puertos?

- No son experiencias extrapolables. Aquí cada uno, si conoce bien este negocio, sabe buscar nuevos mercados. Y el presidente de Las Palmas los ha buscado. Está cada día moviéndose. Lo digo porque mi puesto es como un confesionario, donde 28 presidentes llaman, y yo tengo el secreto de confesión. Hablo regularmente con él, y sé lo que está haciendo. Y el puerto de Tenerife crece muy bien en cruceros.

- ¿Los cruceros dan una nueva imagen a los puertos?

- La gente que entra por mar representa el 15% de todo el turismo español, que es mucho. Este año vamos alcanzar ocho millones de cruceristas. Es el doble de hace cuatro años. Hemos acertado en el diagnóstico que hicimos hace dos años. Vimos que el crucerista ya no es americano sino europeo; y que no iba a estar 21 días, sino seis. Que no era de alto poder adquisitivo, sino medio. Por eso acondicionamos los puertos y hemos hecho publicidad en ferias como Miami. Este año será muy bueno, porque hemos captado cruceros que iban a Egipto y Túnez. Y hemos creado nuevas vías en la fachada Atlántica, sobre todo en Canarias con los puertos de Azores y Madeira, con un mercado muy fijo.

- Pero ha servido para que la población se acerque más al Puerto...

- Sí. la población cree que los cruceros son un gran negocio para el puerto pero, en realidad, es un gran negocio para la ciudad. Le da una imagen de marca y de referencia. Somos el primer país de cruceristas de Europa, no de cruceros. Y eso lo hemos hecho en poco tiempo. Si damos la calidad, los resultados seguirán siendo buenos.