Imponente, el nuevo buque oceánico de la Guardia Civil ya reposa en aguas grancanarias después de pasar cuatro meses de intensas pruebas por el Mediterráneo. Lo han bautizado como Río Segura y se une al buque Río Tajo, que ya da servicio a las Islas, y que pertenece al grupo Oceanográfico con base en el Puerto de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria. De este gran patrullero de 73 metros de eslora destacan sus 62 días de autonomía de navegación y que es capaz de atender bajo techo a 80 náufragos, cuenta con helicóptero, hospital y calabozo.

Diseñado específicamente por y para la Guardia Civil, sus principales cometidos son la prevención y averiguación de delitos, la seguridad ciudadana, el control de la inmigración irregular, la persecución de fraude y contrabando, y además, el control pesquero y la protección del medio ambiente. Sus compañeros, Río Tajo y el Río Miño -este último pone rumbo a Cádiz para dar cabida al nuevo-, surcaban las aguas canarias desde hacía ya 4 años. Eran dos grandes pesqueros adaptados a sus necesidades. En cambio, el Río Segura ha sido diseñado y creado en los astilleros asturianos y ha costado 16 millones de euros.

La presentación del patrullero, ayer, la presidió la delegada del Gobierno, Dominica Fernández, y el general Jefe de zona de la Guardia Civil en Canarias, Miguel Martínez, quien destacó que el buque se ha creado "para luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal, además defender las aguas del Archipiélago". El Río Segura mañana marcará sus coordenadas en dirección a África, donde realizará su primera tarea.