La estampa de Las Palmas de Gran Canaria cambió ayer en poco más de diez minutos, el tiempo que duró el operativo de poner en pie al Tritón, el dios marino ideado por el escultor Manolo González, que desde ayer guía a los conductores que vienen del Sur hacia la ciudad desde la playa de La Laja y que será dará hoy por inaugurada.

La escultura de bronce, de 6.000 kilogramos, se elevó como una pluma pasadas las dos menos cuarto de la tarde con una grúa guiada desde tierra por Moisés Quintana como si fuera teledirigido.

El conductor de la empresa Arutransa, con experiencia en la colocación de esculturas de grandes dimensiones en rotondas, comentaba minutos antes que había que "tomárselo con calma y sin prisas". Y así fue. Tritón se elevó lentamente desde el suelo, giró sobre sí mismo y se acopló a la base insertada en la tierra con delicadeza y silenciosamente. Y todo ello mientras el técnico se echaba un cigarrillo.

No hubo aplausos aunque sí sonaron un par de bocinas de camiones que pasaban por la carretera en el momento justo en que Tritón era izado hacia el cielo. Ni el propio escultor fue testigo del levantamiento de su obra de arte ya que se había marchado a por unas tuercas. "Estaba en buenas manos", dijo nada más volver.

El operativo Tritón, que se había iniciado con la salida del sol, a punto estuvo de irse al traste a media tarde por la rotura del sistema eléctrico que mueve la grúa. Tras varias horas sin poder solucionar el problema técnico hubo que traer un nuevo equipo lo que obligo a los soldadores a trabajar de noche, auxiliados con grandes focos, para poner la cola al Tritón.

El dios marino había llegado el jueves a su emplazamiento definitivo desde La Cazuela, donde había sido fundido. Ese mismo día se le dieron algunos retoques a la espera de que ayer se le colocará el brazo derecho con el que señala en dirección a Las Palmas de Gran Canaria, una parte del cabello y la cola.

Tres soldadores de la empresa Funcho Esculturas se encargaron de ensamblar las piezas mientras varios operarios adecentaban los alrededores con unas plantas y colocaban la valle metálica de seguridad sobre el mirador. El escultor de la obra explicó que el dios marino va encajado a una base de hormigón como si se tratara de una farola ya que está hueco por dentro. "En realidad el Tritón es como un trípode. Tiene tres puntos de apoyo: los pies y la cola", comentaba el artista, que es responsable de algunas otras esculturas de gran tamaño que embellecen la ciudad como la escultura de la rotonda de La Ballena en dirección a La Paterna. "Esa pieza es más arriesgada que el Tritón porque tan sólo tiene un punto de apoyo". La pieza, que emerge de un pequeño lago artificial, cuenta además con una larga cola que ondea como una ola; y que conecta con las rocas del precipicio como si emergiera del mar. Fue el último elemento en colocarse en el nuevo coloso de La Laja.