El confinamiento hizo aumentar notablemente la utilización de los dispositivos digitales, hasta sobrepasar las nueve horas y cuarto de uso diario, según el informe El bienestar personal y el uso de la tecnología en confinamiento, publicado por el Observatorio Social de ”la Caixa”. El estudio ha sido realizado por Javier García-Manglano, Charo Sádaba, Cecilia Serrano y Claudia López, del grupo de investigación Jóvenes en Transición, del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.

El 19 % de los encuestados para el informe afirman que su tiempo frente a las pantallas aumentó mucho, y el 52 % declara que bastante. Tan solo el 3 % dice no estar usando la tecnología más que antes de la crisis sanitaria. De media, los encuestados han dedicado más de nueve horas diarias a dispositivos digitales, la mayor parte de ellas (5 horas y 22 minutos) empleadas en trabajo o estudios. El uso de esos dispositivos para la comunicación con amigos y familiares fue cercano a las cinco horas.

La investigación explica cómo la tecnología ha sido de gran ayuda para la población. Sin embargo, la cantidad de tiempo destinado al uso de pantallas es relevante para el bienestar personal: una utilización excesiva de la tecnología se asocia a menor bienestar. Los resultados muestran que quienes dedican más de dos horas diarias al uso de la tecnología para redes sociales, entretenimiento o comunicación presentan un bienestar alto con menor frecuencia que quienes logran hacer un uso moderado de esos dispositivos (dos horas o menos al día).

Como constata el estudio, la tecnología para organizarse el trabajo puede incrementar el bienestar (+1 %). Sin embargo, se advierte que las mayores caídas de bienestar se producen entre quienes recurren a las pantallas para evadirse de sus problemas (–20 %), entretenerse o relajarse (–17 %); fisgar en la vida de los demás (–13 %) o informarse sobre el coronavirus (–12 %).

“Ciertos usos de la tecnología como el cotilleo o la búsqueda de información sobre la pandemia aparecen asociados con un menor bienestar. Sin embargo, sería precipitado concluir que esas actividades son la causa del malestar. Podría ser al revés: que la gente con más problemas sean los que más recurren a la tecnología como escapatoria… para olvidarse por un momento de lo que les hace sufrir. Con nuestro estudio podemos ver relaciones, pero no distinguir causas y efectos”, asegura Javier García-Manglano, investigador principal de Jóvenes en Transición del ICS.

Asimismo, el estudio ha hallado evidencia de que el ejercicio físico y el tiempo de ocio dedicado a aficiones sin pantallas (cocinar, leer, pintar o tocar un instrumento, entre otros) se asocian a niveles más altos de bienestar personal y psicológico.

Del mismo modo, en un contexto de distanciamiento social, el estudio ha observado que las relaciones personales con amigos o familiares se muestran especialmente valiosas para evitar el malestar y promover altos niveles de bienestar.