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CRISIS DEL CORONAVIRUS

El virus acota el aforo en los barcos escuela

El club Calipso reduce el número de alumnos en el ‘Abracadabra’ para prevenir contagios durante la navegación

El virus acota el aforo en los barcos escuela

El coronavirus no impide a los amantes del mar disfrutar de un día de vela. Un grupo del Club de Vela Calipso Atlántico atracaba al mediodía de ayer en el muelle deportivo tras una salida instructiva por la bahía capitalina a bordo del Abracadabra, un barco que participó hace unos años en la Copa del Rey y que hoy sirve de buque escuela en Canarias para esta entidad. La mascarilla formaba parte de la indumentaria de los aprendices porque en la mar también se respetan las medidas sanitaria impuestas para frenar los contagios de coronavirus.

“Ahora solo salimos nueve para respetar el cupo máximo de diez personas establecido por reunión”, comentaba David Pérez, patrón del barco e instructor del grupo. “Antes en una salida podíamos ir hasta 14 pero ahora debemos ser prudentes y hemos fijado el limite en 9, no queremos ni llegar a 10”, añadía este aficionado a la navegación, arquitecto de profesión.

El Club ofrece clases teóricas y prácticas para fomentar la vela de crucero por un módico precio mensual a los aficionados que quieran aprender a navegar. No hace falta tener un barco para ello ya que los sábados y los domingos los socios del club salen a navegar por la bahía en el velero Abracadabra, de 54 pies; lo que permite guardar las distancias en alta mar. El barco es una buena escuela de aprendizaje ya que en los años 80 y 90 logró alzarse con algunas regatas mundiales de la mano del patrón inglés Paul Cayard.

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Club de vela Calipso Atlántico

Ayer fue jornada de práctica para Diego, Santiago, Guillermo, Octavio, Bernardo, Víctor, Manolo y Ricardo, un grupo de mediana edad en donde había funcionarios, arquitectos y enfermeros, entre otras profesiones; algunos de ellos incluso con el título ya de patrón de barco en el bolsillo.

En cuanto al inconveniente de navegar con la mascarilla puesta ninguno se quejaba dada la situación sanitaria. “Un poco incómodo a la hora de escupir y comerte una ambrosía”, respondía uno con guasa.

El grupo había partido del muelle deportivo a las nueve de la mañana y a la una de la tarde ya estaba de vuelta en las instalaciones. “Todos vamos rotando de puesto dentro del barco por lo que aprendes de todo en cada travesía”, indicaba el benjamín del grupo, Víctor, sobre lo intensas que son las salidas al mar.

Tras atracar el barco, el grupo se colaba en uno de los locales del muelle deportivo para tomar una cerveza antes de ir a almorzar a casa. Es lo que tiene la camaradería de los marineros que también llega a tierra firme.

A pocos metros del pantalán, Elena Domínguez y María Rodríguez disfrutaban con sus respectivos perros de la tranquilidad que les ofrecía la dársena de embarcaciones menores. “Solemos venir a desayunar los domingos con los perros y con los niños”, comentaba Elena, quien añadía que en tiempos de coronavirus el muelle deportivo ofrece un espacio estupendo al aire libre para pasear o tomarse algo sin las aglomeraciones de otros puntos de la ciudad como las playas en fin de semana. “Te sientes más libre porque podemos estar con los perros; también más tranquila porque no hay gente”, puntualizaba.

Elena, que desgranaba unas pipas, vive cerca del muelle deportivo pero su amiga María había venido desde Telde a pasar la mañana con su hijo, que se entretenía en dar de comer a los peces. “En unos minutos te pones aquí”, indicó María. Ambas echaban de menos que no hubiera una mayor oferta gastronómica dentro de la marina deportiva. “Le falta una heladería”, destacaba Elena.

El sosiego y la calma reinaba en el muelle deportivo a las dos de la tarde, transitado por algunos paseantes en familia que disfrutaban de los barcos atracados en los pantalanes. Entre ellos algunos de los 125 veleros y catamaranes que participarán en la regata internacional ARC 2020, organizada por World Cruising Club.

Entre los barcos que ya han llegado a la Marina Las Palmas figuran el Blown Away y el Maxiam, ambos con bandera de Reino Unido, y el Go East y el Montana, con enseña de Alemania. También se encuentran en Gran Canaria el Rossio (Portugal), el Suffisant (Suiza) y el Tarka (Holanda). Todos ellos competirán en la prueba, que arrancará el 22 de noviembre con destino a Santa Lucía.

El coronavirus no ha frenado de momento el desarrollo de la prueba, que se hará con todas las medidas sanitarias pertinentes, incluidas pruebas PCR a los participantes, que tendrán que estar unos días en cuarentena -siete- con el grupo de navegación antes de emprender rumbo al Caribe. Lo mismo les ocurrirá a las tripulaciones al llegar a Santa Lucía, que en el caso de que lo hagan antes de 14 días deberán esperar en la bahía antes de poner pie en tierra.

En lo único que ha influido el virus es en el número de participantes, que ha disminuido respecto a otros años. En esta 36 edición solo saldrán 125 barcos, incluidos los que harán la regata vía Cabo Verde, que comenzará el 8 de noviembre.

El muelle deportivo también acoge ya dos veleros en esta categoría, conocida como ARC+: el Bohemen (Noruega) y el Tohuwabohu (Alemania). Solo uno de ellos ondeaba la bandera de la prueba deportiva.

La tranquilidad que se vivía en el muelle deportivo se extendía también a los establecimientos de restauración, que apenas tenían comensales pese a que ya era la hora del almuerzo.

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