La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La recuperación de las baterías de San Juan comienza con la retirada de basura

Una empresa subcontratada por Urbanismo recoge en dos semanas del conjunto histórico militar 19.000 kilos entre escombros, colchones y chasis de motos

La recuperación de las baterías de San Juan comienza con la retirada de basura

Colchones, botellas, revistas, mobiliario, escombros y todo tipo de desperdicios. La empresa Gestión Integral Rodríguez, subcontratada por el Ayuntamiento capitalino y bajo la supervisión de un arqueólogo, está llevando a cabo unas intensas labores de limpieza en el complejo defensivo de las baterías de San Juan y Mesas de San Juan. En sus primeras dos semanas, del 26 de octubre al 6 de noviembre, han retirado 19.000 kilos de desperdicios, cantidad que, según destacan, supera todas las expectativas. Tras sufrir cuatro décadas de abandono, estos trabajos son el primer paso de cara a la futura recuperación y rehabilitación de un espacio histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) hace dos años por el Gobierno de Canarias.

Este conjunto histórico está formado por una fortificación cuyas obras comenzaron en 1898 -las cuales se alargaron siete años- para defender la ciudad ante un posible ataque norteamericano en el contexto de la Guerra de Cuba; en la misma loma se encuentran una serie de búnkeres construidos en la II Guerra Mundial ante una hipotética invasión por parte de los británicos en caso de que España entrara en la contienda de la mano de la Alemania nazi. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria adquirió estos edificios en los años 80 al Ministerio de Defensa. Desde entonces han permanecido abandonados y esta ha sido la primera vez que el Consistorio lleva a cabo unas tareas intensivas de limpieza antes de comenzar con la futura restauración del enclave de la mano de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.

La recuperación de las baterías de San Juan comienza con la retirada de basura

Lo cierto es que los vecinos del risco de San Juan, además de diferentes colectivos, llevaban años denunciando el estado de abandono de este espacio. Tanto Camilo Martín Rodríguez, arquitecto al frente de la empresa subcontratada, como Artemi Alejandro Medina, arqueólogo experto en Patrimonio Militar, han comprobado in situ durante estos días de trabajo el volumen de desperdicios que han cubierto este pedazo de historia de la capital grancanaria. Pues a los efectos del paso del tiempo y a los fenómenos meteorológicos habría que añadirle una serie de acciones indebidas: vertedero improvisado, botellones, carreras de moto trail o batallas de airsoft -un juego militar en el que se disparan bolas de aire comprimido-.

“Cada una de las estancias servían a modo de pequeños apartamentos improvisados”, señala el arqueólogo durante una visita guiada para LA PROVINCIA / DLP. Realmente, Alejandro se refiere a las habitaciones que a comienzos del siglo XX sirvieron para guardar las municiones y ensambles de las piezas de artillería pesada con las que contaba la batería de San Juan. Estas, tras el abandono de las instalaciones, pasaron a estar okupadas, de tal manera que en su interior encontraron somieres y muebles de todo tipo.

Otras instalaciones del conjunto histórico estaban dispuestas a modo de “chill out”, explica Alejandro, con sofás, mesas bajas y hasta decoraban las paredes con murales. Al mismo tiempo, en otros espacios descubrieron baños improvisados o puntos más apartados donde lo que proliferaban eran los preservativos y los restos de asaderos y fiestas de fin de semana. “Mismamente, el pasado lunes -2 de noviembre- cuando llegamos había unas diez botellas de la noche de Halloween”, señala Martín por su parte.

Los dos técnicos se encargan de supervisar con minuciosidad los trabajos de la cuadrilla de operarios de limpieza. Entre sus labores, separan de manera selectiva plásticos y envases, metales, cristales y materia orgánica. Por el momento, han retirado ya 940 sacos, con un peso aproximado de 20 a 25 kilogramos cada uno, de muebles, electrodomésticos, chasis de motos, tierra y vegetación -en total, unas 19 toneladas-. Además, han recogido 23 metros cúbicos de latas y botellas.

La recuperación de las baterías de San Juan comienza con la retirada de basura

“Hemos retirado todo aquello que fuera material combustible”, señala Martín. De hecho, varias de las estancias presentan paredes y techos claramente ahumados por los asaderos y pequeños incendios acaecidos en los últimos años. Además, han cortado la vegetación -aulagas y tuneras- cuyas raíces pudieran poner en peligro la estructura del edificio. “Algunas estaban agrietando ya el hormigón”, señala Alejandro. De hecho, a pesar de que la mayor parte de la infraestructura está hecha de cantería, lajas y mampostería, este material más moderno y avanzado para la época recubre la superficie sobre la que se asentaban los cuatro cañones de artillería.

Gracias a estas labores han logrado hacer pequeños descubrimientos. Bajo una serie de tuneras, tierra y cientos de desperdicios humanos había una estructura defensiva oculta durante décadas. “Estos muros estaban reflejados en los planos originales, pero pensábamos que nunca los llegaron a construir porque desconocíamos su existencia real”, señala el arqueólogo. Aunque a decir verdad, parte de esta edificación ha sucumbido a los efectos de las escorrentías de la ladera que mira hacia la Vega de San José.

Lo cierto es que los técnicos han podido comprobar en estas tareas de limpieza que no solo los efectos climáticos han deteriorado el conjunto histórico -el cual cuenta con muros que han colapsado-. A las paredes repletas de grafitis o ahumadas por hogueras habría que añadirle las consecuencias perniciosas de las carreras de moto trail u otros vehículos. El paso indiscriminado de estos aparatos durante varias décadas habría dañado el empedrado de entrada al fuerte o provocado pequeñas mordidas en las escaleras de acceso a los distintos niveles de la fortificación.

El arqueólogo define este conjunto como baterías “baratas”, por el coste económico que supuso construirlas hace ya más de un siglo dada la calidad de los materiales y el aprovechamiento de los lomos que coronan los riscos de San Juan y San José -de ahí las vistas privilegiadas sobre la bahía de la capital-. “Se quedaron muy pronto obsoletas, en la I Guerra Mundial nace la aviación, por lo que los cañones de este fuerte ya no eran defendibles”, explica Alejandro. De ahí que en 1941, ante la posible invasión militar por parte de Gran Bretaña -conocida como Operación Pilgrim-, se construyera una serie de búnkeres conocidos como Mesas de San Juan a escasos metros del edificio de los tiempos de la Guerra de Cuba.

La cuadrilla de limpieza contratada por la concejalía de Urbanismo también se está empleando a fondo en estas estructuras. En total, el conjunto de la II Guerra Mundial, el cual ya era capaz de sortear un hipotético ataque aéreo, está formado por tres fosas o plataformas de artillería, dos búnkeres de mando u observación y varios depósitos de munición, distribución que facilitaba la defensa del lugar ante posibles ofensivas en avión, señala el experto.

La recuperación de las baterías de San Juan comienza con la retirada de basura

“Es verdad que en la batería de San Juan se habían hecho pequeñas limpiezas, muy superficiales, pero en esta parte de los años 40 nunca se había actuado de esta manera”, explica el arqueólogo. La operación está siendo “complicada”, detalla, dada la escasez de ventilación y lo angosto de estas fortificaciones. Aún así allí, en plena sala de observación de los oficiales se encontraron colchones y otros enseres. Además de ingentes cantidades de tierra y restos de revistas, indican los técnicos.

“La tierra estaba tan compactada que no nos quedaba claro dónde estaba el suelo”, apunta Alejandro. Al final retiraron en algunos puntos hasta 20 centímetros de profundidad de restos hasta salir a la luz el cemento original, especialmente donde estaba situado uno de los telémetros, un dispositivo capaz de medir distancias de forma remota traído desde la Alemania nazi. Pero lo cierto es que la limpieza en ambas fortificaciones todavía no ha terminado.

“Lo que ocurre es que es un lugar cambiante, por el tiempo y la propia gente”, señala Alejandro. “Cada día intentamos hacer una batida general, porque siempre aparecen nuevos desperdicios”, añade Medina, arquitecto supervisor de la empresa con un máster en Rehabilitación del Patrimonio. Es más, hay zonas de la centenaria batería donde no van a terminar de retirar las colas de gato y la tierra acumuladas. “Tal y como está hecho el edificio es el lugar donde las escorrentías acumulan todo el material”, apunta el arqueólogo, por lo que este rincón tendrá que esperar al siguiente paso.

La idea de Urbanismo y de los técnicos, tras esta limpieza, será realizar un levantamiento cartográfico de todo el BIC de las baterías de San Juan. Este estudio de la superficie, las edificaciones y del terreno -mediante el vuelo de un dron o la utilización de un láser escáner 3D- permitirá “conseguir todos los detalles necesarios para afinar las medidas a tomar después”, señala el arqueólogo. A partir de ahí habría que definir las intervenciones a realizar de cara a la restauración del lugar.

Los vecinos han sido los primeros en interesarse en el proyecto. Es más, los técnicos han tenido que hacer de labor pedagógica para evitar más destrozos y perjuicios antes de culminar esta actuación de limpieza la próxima semana. Todo con tal de preservar tras décadas de abandono un patrimonio militar primordial para entender el papel histórico que ha tenido Las Palmas de Gran Canaria en el último siglo y medio.

Proyecto de red de miradores


La idea de la concejalía de Urbanismo de la capital grancanaria es incluir el BIC de las baterías de San Juan y Mesa de San Juan dentro de la red de miradores de la ciudad dada las vistas panorámicas de la bahía que se obtienen desde esta loma sobre el Cono Sur y Vegueta. Una red que ya se ha potenciado con el mirador de Altavista y con la construcción -ahora paralizada hasta llegar a un acuerdo con el Ministerio de Defensa- del de la Punta de Diamante sobre el Risco de San Nicolás. A falta de definir el uso definitivo de este conjunto militar tras el estudio cartográfico que realizarán los arqueólogos tras la limpieza del entorno, el área que dirige Javier Doreste lleva ya meses de conversaciones con la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, dirigida por María Antonia Perera, para determinar de manera conjunta los pasos a seguir y de cara a solicitar financiación al Estado, explica el edil. En última instancia, la idea del Ayuntamiento será crear un gran espacio libre de uso y disfrute de los vecinos de la ciudad y sus visitantes, demanda del propio barrio de San Juan desde hace años. Por el momento no hay plazos ni fechas para las futuras intervenciones y las labores de limpieza culminarán la tercera semana de noviembre. | A. V.

Compartir el artículo

stats