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De la primera alameda de la ciudad al ‘Roque Nublo’ de la plaza de la Feria

El patio del Cabildo acoge la presentación del libro ‘Jardines de Canarias’, coordinado por la arquitecta y paisajista Flora Pescador

Presentación del libro ‘Jardines de Canarias-Provincia de Las Palmas’, ayer en el patio del Cabildo de Gran Canaria.

Los jardines son, en palabras de la arquitecta Flora Pescador, “pura representación”, lugares que no necesitan ser “reflejo de una expresión utilitaria”, y a la vez “pura relación” entre la cultura y la naturaleza en las ciudades. En estas islas envueltas desde la Antigüedad en el relato del paraíso se convierten, además, en paisajes sublimes que a través de la combinación de agua y vegetación evocan los símbolos de la vida e invitan a la contemplación, pero faltaba una obra bibliográfica de referencia que los pusiera en valor. El libro Jardines de Canarias-Provincia de Las Palmas, presentado ayer en Las Palmas de Gran Canaria, viene a llenar ese vacío a través de un extenso trabajo que alterna el análisis arquitectónico, urbanístico e histórico con soberbias fotografías y un cuidado compendio de documentos y planos históricos.

“Los jardines, los parques y las plazas comparten con las ciudades su acto fundacional, colaboran con su presencia a construir de forma solidaria y entrelazada la historia de las ciudades”, explicaba ayer Pescador, directora y autora principal del libro publicado por la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel y el Cabildo de Gran Canaria. Sus casi 350 páginas son un recorrido contemplativo por estos espacios gracias a las imágenes de Ángel Luis Aldai, pero se convierten también en un viaje en el tiempo al pasado, a la conformación de la trama urbana o a los orígenes del turismo de masas, para reencontrar a quienes visualizaron los espacios verdes de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, como Nicolás María Rubió Tudurí, los hermanos Martín-Fernández de la Torre, Eric Sventenius, Carlos Suárez Cárdenes o César Manrique.

Jardines de Canarias recorre 14 espacios de las tres islas, la mayor parte de ellos en Gran Canaria. Pescador destacó durante la presentación la historia del parque San Telmo, “la primera alameda vieja de la ciudad”. Aquí había en el siglo XVIII una playa, la de San Sebastián, bautizada igual que la ermita que, además de la de San Telmo, se sevantaba en el lugar. Su derribo a finales del siglo XVIII dio lugar a un paseo arbolado que bebía de las fuentes de la Ilustración que llegaban de Europa y que saltaban de una ciudad española a otra con el Salón del Prado de Madrid como referente. Aquel punto hasta entonces casi marginal estaría pronto en el centro de la ciudad que comenzaba a extenderse hacia el norte y que acababa de construir un muelle justo a su lado.

Con el paso de las décadas este espacio acabó acogiendo varios quioscos, elementos que la también vicepresidenta de la Academia definió ayer como “unas de las expresiones más bellas de la arquitectura de paisaje” diseñados, en el caso de San Telmo, por Rafael Masanet y Eduardo Laforet. Pescador se mostró apesadumbrada con la situación actual del parque: “No se está valorando el papel que tiene este espacio como gran salón de entrada a la ciudad”, lamentó en referencia al corredor que se crea entre la Estación de Guaguas y la calle Triana a través de esta zona verde. Entre sus críticas, la conversión de la parte central para mascotas y la desaparición de varios elementos tras la construcción del aparcamiento subterráneo en la zona más cercana a la cercana calle Pilarillo Seco.

El libro dedica otro capítulo a la plaza de la Feria -“Plaza del Ingeniero León y Castillo”, apostillaba Pescador durante el acto de presentación- y a su configuración con el paso de las décadas, también como espacio ubicado en un extremo de la ciudad que acabó conformando un nuevo eje “de la misma importancia que los históricos” a partir de los primeros proyectos urbanos de Miguel Martín-Fernández de la Torre. La distribución actual de la plaza de la Feria data de finales de la década de 1960, cuando el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria encargó al escultor Pablo Serrano una obra conmemorativa del quincuagésimo aniversario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós en colaboración con el paisajista uruguayo Leandro Da Silva.

“Si desciudamos los jardines nos atacamos a nosotros mismos”, avisa Pescador

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Su cooperación dio como fruto “uno de los espacios más interesantes de espacio libre de Las Palmas de Gran Canaria”, en palabras de Pescador, en el que monumento y paisaje se funden para dar lugar a un elemento singular. “Escapa de la geometría del eje transversal de la ciudad”, escribe en el capítulo que le dedica en el libro y que incluye bocetos de la obra de Serrano y la planta y varias secciones del proyecto para la plaza. Lo hace, agrega, “como una isla en medio de la isla o como una propia isla dedicada a Galdós que adquiere en el monumento una simbología central, casi como un pequeño Roque Nublo”.

En las páginas de libro también se hace una visita a dos lugares exuberantes de Arucas asociados a las familias patricias del norte grancanario. Por una parte, el jardín de las Hespérides de la marquesa de Arucas, “un oasis histórico en medio de un mar de plataneras”, como lo describía ayer Pescador. Por otra, los jardines de Gourié, ahora parque municipal, que de acuerdo con la paisajista conjugaban tres mundos: el del agua, el de la ciudad y el de la agricultura. Pescador dedica asimismo un capítulo al recoleto Huerto de las flores de Agaete, “un recoleto jardín cargado de historia y cultura”.

El libro combina el análisis paisajístico con grandes fotos y documentos históricos

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A la presentación de ayer acudieron algunos de los coautores del libro y también Pepe Dámaso, que colabora con un poema dedicado a César Manrique -“Era un jardín en sí mismo./ Nacía de su cuerpo,/ toda la vida vegetal y necesaria”- en el capítulo sobre el autor lanzaroteño. Además de la coordinadora de la obra, tomaron la palabra la presidenta de la Real Academia Canaria de Bellas Artes, Rosario Álvarez, que hizo hincapié en la sabiduría de Pescador -“En todas partes quien su presencia y asesoramiento”-, y el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que valoró el libro como “una obra de referencia para la investigación” e hizo una defensa del derecho al paisaje. Pescador, que agradeció uno a uno el trabajo de todos los coautores de Jardines de Canarias-Provincia de Las Palmas, concluyó la presentación lamentando “la desidia” en el cuidado y valoración de estos paisaje y se despidió con una advertencia: “Cuando descuidamos los jardines y no los valoramos, no solo estamos atacando valres culturales y naturales: nos estamos atacando a nosotros mismos y estamos evidenciando nuestra posición de indiferencia frente a una naturaleza cada vez más degradada y hostil”.

LUGARES QUE NO EXISTEN

En su recorrido por algunos de los jardines más destacados de la provincia, la obra coordinada por Pescador también recupera para el lector del siglo XXI espacios que desaparecieron con el paso del tiempo, que no llegaron a ser terminados o que directamente nunca pasaron de los planos a la ejecución. Ejemplo de ello son los primeros jardines de Santa Catalina -actual parque Doramas- diseñados de acuerdo al estilo inglés, la cárcel proyectada en la actual plaza de la Feria por Juan León y Castillo que respondía al diseño panóptico concebido por Jeremy Bentham o el quiosco de la música que debía haber servico como remate para la reforma llevada a cabo en San Telmo a mediado de los 80 del pasado siglo. | J. C. G.

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