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Las pilastras de la plaza de Santa Ana se sustituyen tras nueve meses rotas

Un camión que desmontaba el escenario del pregón del Carnaval las rompió en un incidente | La obra la realiza una empresa artesanal

Arreglo de las pilastras de la Plaza de Santa Ana

Arreglo de las pilastras de la Plaza de Santa Ana Juan Castro

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Arreglo de las pilastras de la Plaza de Santa Ana Lourdes S. Villacastín

Las pilastras de la plaza de Santa Ana, que fueron demolidas por un camión por accidente el pasado Carnaval, se restituyen por fin. La cantera Mecohersan, una empresa familiar de labradores, es la encargada de realizar la obra.

El incidente tuvo lugar cuando se desmontaba el escenario del pregón de Érase una vez. El camión que se encargaba de recoger el material perdió el anclaje y se movió unos 300 metros, con tan mala suerte que dio sobre el muro que está frente al Obispado, rompiendo la cantería.

La concejalía de Servicios Públicos indicó entonces que la empresa que había ocasionado los daños se responsabilizaba de la obra, que ha tardado nueve meses en llevarse a cabo.

La cantera Mecohersan ha colocado una de las piezas, aunque faltan dos más. El labrador Edmundo Santana explica que la reparación se ha realizado con bloques de piedra maciza de Arucas, siguiendo los pasos tradicionales de cincelar luego las flores y demás elementos ornamentales.

El artesano, perteneciente a una familia de labradores de La Goleta de varias generaciones, señala que no se pudieron restaurar las pilastras existentes por lo que se hizo necesario hacer unas nuevas. “Al principio se notará el color pero con el paso del tiempo, el sol y la lluvia, no habrá diferencia”, cuenta respecto a si habrá impacto visual en relación al resto del conjunto arquitectónico.

Se da la circunstancia que Mundín, como es conocido en el sector, trabajó con su padre en la rehabilitación de la Catedral de Santa Ana desde 1978 hasta el 2000. Él se encargó de los adornos del cimborrio, mientras que su padre llevó a cabo la restauración del prebisterio, entre otros elementos del templo.

El artesano indicó que solo se han sustituido los elementos rotos y que no se le ha solicitado una revisión del conjunto. La obra se encargó hace unos tres meses. El primer paso fue medir la pilastra y calcar las flores y todos los elementos ornamentales para, después, cortar el bloque de piedra a medida. Posteriormente, se colocó la plantilla del dibujo sobre la pieza y se comenzó a cincelar. Cuando están terminadas se encajan con argamasa en su sitio.

El artesano apunta que se utilizan las nuevas tecnologías para la extracción y el cortado de la piedra pero que la terminación de la pilastra es puramente artesanal. Mundín Santana, que ha realizado restauraciones tanto en edificios religiosos como civiles, no teme a la crítica posterior. “Esto lo vivo y lo llevo en la sangre. Mi abuelo y mi padre nos enseñaron a hacer las cosas bien, a mano. Entonces ni teníamos ni un taladro”.La plaza de Santa Ana, construida a principios del siglo XVI, es Bien de Interés Cultural. El conjunto fue un ejemplo para las plazas de América tras la Conquista. RodrigoRodríguez y José Pulido, labrantes de la cantera Mercohersan colocan las piezas. |

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