Evitar los ahogamientos. Esto es lo que impulsa al promotor de la plataforma Canarias 1.500 kilómetros de Costa Sebastián Quintana a difundir mensajes de prevención, especialmente en colegios e institutos. Ayer fue el turno de dos cursos del Instituto de Educación Secundaria (IES) La Isleta donde unos 40 menores de 1º y 2º se concienciaron sobre la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo, según la Organización Mundial de La Salud (OMS).
¿Quién se ha bañado en la playa cuando hay bandera roja?, pregunta el periodista experto en prevención de ahogamientos a los menores de las dos aulas. Al menos nueve de 19 adolescentes admiten bañarse en el mar pese a esta restricción, un factor que “es muy común”, explica Quintana, a la vez que sentencia que la bandera roja en las playas es como un semáforo en rojo en las calles y como tal deben respetarse. También les cuestiona sobre si ellos se meterían al mar para salvar a un familiar, nuevamente la mayoría de los menores responde de manera afirmativa. Y es que según Quintana este instinto, aunque “peligroso”, es también muy frecuente. “No se puede intentar salvar a alguien que se está ahogando sin tener los recursos necesarios”, sostiene. “Hay que llamar al 1-1-2 y coger algún objeto flotante como una garrafa vacía cerrada con el tapón” para que la persona sumergida tenga un soporte o salvavidas mientras llega el rescate.
Los menores también pudieron presenciar casos reales en los que niños y adultos sufrieron ahogamientos y, tras observar las escenas, muchos de ellos comentaron a Quintana que un rasgo repetitivo en estas situaciones es la falta de supervisión de los padres. “Un hijo es una responsabilidad y no puedes llevarle a la playa o a la piscina sin vigilarle y percatarte de que está bien”, señala Ana. Durante estas charlas que se han extendido por el Archipiélago, el periodista y experto en ahogamientos ha podido percatarse de que son los más pequeños los que tienen mayor conciencia e interés en educarse para informar a sus familiares y evitar pasar por estas situaciones de peligro que muchos desconocían.
En este sentido Ana de 12 años, que cursa 1º de la ESO, ha expresado su agradecimiento a la plataforma por explicarles los riesgos que corren al entrar a una playa con bandera roja, con las corrientes de retorno, el uso inadecuado de “juguetes flotantes” como son los manguitos y flotadores, así como la advertencia de lo que puede suceder si una persona sin la información adecuada entra al mar a intentar salvar a un ahogado.
Elena de 12 años, que ha aprendido a hacer reanimación cardiopulmonar, señala que esta charla ha sido muy importante ya que ha entendido lo que puede suceder si no sigue las recomendaciones. Mientras que para su compañero Souilem ha sido “entretenida porque es un tema que se debe hablar en todos los cursos”.
Por su parte, para los alumnos de 2º también ha sido enriquecedor ya “que esto nos ha pasado y no nos damos cuenta que podemos morir”, explica Miguel de 12 años. Por su parte, Alejandro de 13 años añade que no tenía conocimiento de que había que llamar al 1-1-2 ante estas situaciones por lo que considera que ha sido importante recibir esta charla. Para Álvaro ha sido interesante conocer que cada 20 segundos muere una persona ahogada en el mundo, una opinión que comparte Ayatima que desconocía la mayoría de los riesgos y medidas para hacer frente a una situación de este tipo.
La profesora de educación física de estos menores, Guacimara Ferreiro, comenta que ha sido una información fructífera y ha logrado la atención e interés de los niños. Hay que dar este tipo de charlas en todos los institutos
Quintana desgrana que la primera causa de muerte en Canarias es el ahogamiento por sumersión. En 2020 han perdido la vida 40 personas en las costas, 12 han quedado en estado crítico, más de 45 graves, unos 60 heridos moderados y más de 200 han sido rescatados. Además, hace énfasis en que los menores deben utilizar chalecos salvavidas o churros cuando están en el mar o en la piscina -siempre bajo la supervisión de un adulto- y, recomienda que en el caso de ser atrapada por una corriente de retorno, la persona conserve la calma y pida auxilio con las manos.
