El guarapero Óscar González prepara este fin de semana cientos de mojitos para que los visitantes de la feria navideña del parque Santa Catalina se vayan a casa con un buen sabor de boca. Con su trapiche para moler la caña de azúcar, este artesano del guarapo reivindica el oficio artesanal y la importancia de los pequeños y medianos agricultores de las islas, de quienes adquiere los miles de kilos de caña con que elabora su tradicional elixir.

Entre los más de 80 puestos artesanos que salpican de lonas blancas la explanada del parque puede encontrarse todo tipo de productos con los que sorprender a familiares y amigos esta Navidad. Desde preciosas figuras de lava volcánica hechas con picón isleño por las cuidadosas manos de Paco Cabrera Martínez, hasta perfumes realizados con fórmulas propias por Jesús Herrera, el último de seis generaciones de perfumistas.

La seguridad ha sido ‘chapó’, como dicen por aquí. Todos tenemos gel a la vista y nadie entra al recinto sin mascarilla”, comenta la cubana Mercedes Martínez, quien se presenta como La dama de los puros en su canal de Youtube. Desde su tienda ubicada en Schamann la tabaquera prepara habanos hechos a mano con hoja natural 100% que además personaliza tanto en su sabor como en su etiquetado. Todo bajo la marca que creó con su marido, DobleM.

Con el lema ‘Queremos volver a verte’, la Concejalía de Desarrollo Local, Turismo y Empleo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en colaboración con la Asociación de Empresarios Santa Catalina, organiza este evento que pretende reavivar la actividad económica en unas fechas de vital importancia para el productor local, y más con la que está cayendo en estos tiempos.

Algunos de los molinos de Veintinuevelunares Jose Carlos Guerra

Medidas de seguridad

Antes del entrar a la zona vallada donde se encuentran los stands, los asistentes deben pasar por una especie de máquina del tiempo que tiene una cámara interior para medir la temperatura, una alfombra desinfectante y una luz infrarroja que detecta si hay restos de virus en la ropa. Ahí es nada.

Una vez dentro, el aparato parlanchín se pronuncia y dice si se puede o no pasar en función del resultado, que se obtiene en cuestión de segundos. “Además, detecta si llevan bien puesta la mascarilla y de no ser así, te dice que no puedes pasar”, explica Angélica Rodríguez, gerente de la Asociación de Empresarios Santa Catalina, que toma el nombre y número de teléfono de una persona de cada grupo para controlar así posibles brotes y facilitar la posterior tarea de los rastreadores. 

Dos controles de acceso ubicados a la entrada y a la salida vigilan el aforo, que no debe superar las 150 personas, y en ellos dos empleados uniformados dispensan gel hidroalcohólico a discreción. 

“La seguridad está muy bien, pero se nota que la gente viene algo miedosa”, comenta Alicia, encargada del puesto que comparten Calmas y Kuroba Boho Chic, ubicada en la calle General Vives, 56. Para ella la feria ha ido mejor de lo esperado, “ha habido mucha gente todo el tiempo”.

Lo mismo opina Miguelina Rodríguez, dueña de la firma Chacho Chacha, una propuesta autóctona con diferentes líneas de ropa. Una de sus señas de identidad son las prendas realizadas con la técnica tradicional del calado canario. “Tenemos que apostar por lo nuestro y luchar por el norte”, asegura la galdense. 

El stand de Kuroba Boho Chic y Calmas Jose Carlos Guerra

No siempre llueve a gusto de todos y al artesano del picón Paco Cabrera Martínez le han faltado esos turistas que más aprecian sus detalladas figuritas realizadas con lava volcánica. “Este producto no lo suele comprar el canario, que está acostumbrado y no lo aprecia como hacen los de fuera”, explica. En la mesa de su stand desfilan erizos, delfines, casitas o budas de picón tallados a mano con mucho mimo. “También tengo un par de productos de unos compañeros de Mogán, tenemos que ayudarnos”. Y es que la pandemia ha golpeado muy duramente a los autónomos y aún más a los artesanos. “¿Has visto alguna vez a un artesano rico?”, bromea el moganero.

Entre ambas situaciones se encuentra Yahvé Godoy Santana, quien regenta un puesto de ropa customizada, marionetas hechas a mano y objetos de madera tallada con pirograbadora, como bastones, palos de caminar, cajas, cajones y cajitas de diferente tamaño y condición. “Se vende poquito, se acerca mucha gente a hacer preguntas pero se nota que faltan los extranjeros”, comenta.

El perfumista terorense Jesús Herrera, propietario de la Casa del Perfume Canario, no dejó de recibir visitantes, atraídos por los efluvios que desprenden sus olorosos perfumes. Además de llevar el arte de la formulación de estas fragancias en el ADN, pues es ya la sexta generación de esta perfumada dinastía, ha estudiado en Francia de la mano de otros profesionales. “Realmente no hay una carrera reglada, es una mezcla de botánica y química”, explica. Todas sus fórmulas son originales, tanto transmitidas a lo largo y ancho de su cadena genealógica como elaboradas por él y sus cinco empleados en el que es el único museo perfumería de Canarias y el segundo de España. “Los realizamos con aceites esenciales de origen natural y si no lo hay, lo reproducimos sintéticamente en nuestra sala de formulación”, especifica.

Tras muchos de los puntos de venta se encuentran en realidad la unión de varios productores agrupados para apoyarse y amortizar la inversión. Muchos de ellos viven de feria en feria, y sobrevivo porque me toca, desde que el dichoso virus arrancara de las calles esta forma artesanal de venta y curioseo al aire libre.

Es el caso de Noelia Rodríguez y su compañero Pepe, que tras ser compañeros de trabajo en una cadena de supermercados se aliaron para sacarle provecho a su verdadera pasión. Ella es de Las Palmas de Gran Canaria y confecciona mascarillas, botas, adornos navideños personalizados y otros accesorios. Él es teldense y hace reproducciones a escala en miniatura de balcones tradicionales canarios, aviones, molinos e incluso réplicas de la Iglesia de Teror y de la de Vegueta.

Hasta el próximo 24 de diciembre permanecerá abierto al público desde las 10.00 a las 21.00 horas de forma ininterrumpida. Salvo el día de Nochebuena, que cierra a las 16.00 horas para tener tiempo de prepararle la merienda para los renos de Papá Noel.

Feria de artesanos en el parque Santa Catalina Jose Carlos Guerra